‘Quiero estar soltera pero contigo’, versión postmoderna de ‘Cásate y sé sumisa’

Abrazo.

La carta en sí es, como apuntaba alguna compañera, una versión edulcorada y una apología encubierta de la sumisión femenina. Vamos, el Cásate y sé sumisa en versión hipster

‘Quiero estar soltera pero contigo’, versión postmoderna de ‘Cásate y sé sumisa’

En un mundo donde importa más el aparentar que el ser, en una sociedad donde la información transita con increíble fugacidad e inmediatez, no es extraño encontrarse con fenómenos de los denominados “virales”, que expanden por las redes noticias, “memes” y un sinfín de textos bajo la forma de un nuevo género epistolar que se conoce como “cartas abiertas”, como tampoco lo es, que la forma termine por imponerse al contenido. Esto es exactamente lo que, a mi parecer y al de otros y otras, ha sucedido con la carta publicada en pasado verano en The Huffington Post , “Quiero estar soltera, pero contigo” (texto íntegro traducido), que se convirtió en un fenómeno viral en las últimas semanas.

El pasado 1 de octubre, me hice eco en mis redes sociales y en mi blog de la misma, haciendo una lectura crítica porque, bajo la aparente “inocencia” de dicha carta, desde mi punto de vista se esconde algo muy truculento y, en absoluto, baladí.

¡Con qué facilidad "nos la meten doblada" y qué rápido entramos al trapo!

La carta en sí es, como apuntaba alguna compañera, una versión edulcorada y una apología encubierta de la sumisión femenina. Vamos, el Cásate y sé sumisa en versión hipster.

Lo que ocurre es que en esta modalidad textual cuela mejor, ya que apela directamente a nuestro cerebro emocional y elude, así, cualquier tipo de reactancia psicológica. Reactancia que, en cambio, sí provoca el mencionado manual de sumisión del que ya escribí para Mundiario en su momento.

Ahí, muchos y muchas nos llevamos inmediatamente las manos a la cabeza ante tamaño título, que nos levantaba ampollas, pero éste no engañaba - era lo que decía ser: Cásate y sé sumisa- y su autora se enfrentó a un aluvión de críticas, que capeó alegando que se trataba de una obra escrita en clave de humor. Sea como fuere, y como decía antes, las apariencias del título no llevaban a engaño, como sí sucede en la carta de la canadiense Isabelle Tessier.

Dicha autora escribe una carta a un potencial amor futuro y describe el tipo de relación que le gustaría tener con este hombre, y lo hace expresando deseos bajo la forma “quiero” una serie de cosas, dejando patente la asimetría en la relación, ya que en casi todo momento se anteponen las necesidades de él a las de ella misma. La reciprocidad brilla por su ausencia.

Los clichés de sumisión femenina se expresan de forma en que parecen hasta divertidos y se elude cualquier atisbo de vínculo profundo de “persona  a persona” en pos de una relación que se desarrolla en un mundo ingenuamente feliz, naif, de salidas nocturnas (fundamentalmente de él), resacas alcohólicas (de él, también), viajes improvisados pasaporte en mano, castillos en el aire y planes que nunca llegarán a realizarse, una casa que nunca se compartirá, comunicación amorosa a base de nuevas tecnologías y un largo etc.

He aquí otro aspecto encubierto en la carta: una subyacente ética (y estética) neoliberal, que nos presenta como super deseables las relaciones entre singles que siguen siendo individualistas y consumidores de ocio a tutiplén.

Posteriormente, en esta línea realizaba Noel Ceballos su acertada lectura de esta carta en la revista GQ, quien interpretaba el título como un eslogan publicitario en sí mismo: [Quiero estar soltera pero contigo] … “puede que contenga por sí mismo la clave de la viralidad del post. Es un eslogan. Lo acabaremos viendo en camisetas”. Además de que su contenido lograba perpetuar arquetipos que ya creíamos superados.

También, días más tarde, en weloversize hacían una crítica descarnada e irónica reescribiendo también el contenido de dicha carta que, en todo momento, adolece de reciprocidad. Se echan de menos alusiones a los conflictos, a las penurias de la vida diaria, a la admiración y al enriquecimiento mutuo. Una relación postmoderna de consumo y sin mucha profundidad, que mantenga bien delimitado el individualismo, con una dosis de compromiso justita, manteniendo el rol de sumisión femenina y presentando los tópicos de género bien envueltos en papel celofán para que resulten, no sólo digeribles, sino bien atractivos.

No deja de ser una falacia. Prefiero el ser que el aparentar, por ello, para mí refleja prácticamente lo mismo que el libro de Constanza Miriano y bien podría titularse de manera análoga al manual “Estáte soltera y sé sumisa”. Pero claro, ¿quién iba a compartirlo?

Así mucho mejor: soltera pero con él, aparentarás ser más libre, sin serlo (lamentablemente). @mundiario

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