‘Qui resistit, vincit’. Quien resiste, gana

Camilo José Cela.
Camilo José Cela.

Para cualquier artista, científico, filósofo... en definitiva, para cualquiera que realice una actividad, resistir es ganar o al menos puede ganar, opina este autor.

‘Qui resistit, vincit’. Quien resiste, gana

Qui resistit, vincit. Parece ser que esta es una máxima latina de Persio, que viene a decir “quien resiste, gana”, parece ser que fue el eslogan máximo de el Premio Nobel español, Camilo José Cela, que está en su escudo, que lo traducía en conferencias y diálogos más o menos así, “en España quien resiste gana o en España quien resiste vence” o “el que resiste gana”.

No voy a ser yo el que vaya en contra de este refrán, máxima, axioma, eslogan, más en tiempos de crisis cuando la única manera de soportar y aguantar los embates de la vida es aceptar de alguna manera un neoestoicismo, es decir, siempre que sea legal y moral y correcta una actividad o un deseo o una pulsión o una idea o un negocio hay que resistir, siempre con los grados de prudencia, racionalidad, sentido común, eficiencia, contratando con lo que nos dicen las ciencias, etc.

Es necesario en tiempos de crisis, y toda vida atraviesa muchos, y toda sociedad y Estado también, no perder el norte, hay que soportar el sufrimiento, la angustia, la pena y no caer en otros defectos, porque a veces, “por no saber salir de un problema o sufrimiento caemos en otro o en otros dos”.

Ya que dicho Premio Nobel español era un escritor, a mi entender, cuando vayan pasando los siglos quedará a la misma altura de Cervantes, Lope, Quevedo, Larra, Galdos, Pío Baroja, etc.Y por cierto, a ver si en España empezamos a distinguir lo que en otros países está claro, una “cosa es la vida de un gran autor o genio o científico”, otra “son sus aportaciones a su especialidad”, y otra tercera “sus opiniones personales sobre uno y mil temas…”. Por tanto hablemos de arte y de artes y de literatura. ¿Alguien sabe cuántos escritores, artistas existen en España…? ¿Sabemos cuántas panaderías, cuántos ceramistas existen, cuántas industrias del mueble, cuántas grandes superficies, cuantos zapateros existen…? ¿Pero alguien saben cuántos poetas existen en este país, cuantos escritores, cuántos artistas plásticos, cuántos diseñadores, cuántos…? ¿Alguien sabe cuántos pensadores de filosofía que hayan publicado algo, aunque sea un artículo, cuántos matemáticos, cuántos físicos teóricos, cuántos biólogos, cuántos en todos los campos de las ciencias hay?

La solución al problema es fácil, crear centros documentales o archivos físicos o virtuales por especialidades. Que yo sepa existe uno o dos de teatro y uno o dos de música en el país. En el cual un autor de teatro o compositor de música, si desea o si quiere puede enviar “una copia de su obra a dicho archivo” y se conserva para el futuro, para el estudio de investigadores, historiadores, especialistas… En este caso, ese autor, y no olvidemos en cada especialidad, hay mil al menos, mil que no triunfan por cada uno de los que triunfa. Al menos en ese caso, si se cumple el refrán de "el que resiste gana o al menos puede ganar”… Porque queda algo para el futuro, algo de la obra de cada autor para generaciones futuras. Y entonces, puede que se revise en el futuro, puede que todo el trabajo realizado no se pierda. ¿Han pensado ustedes cuántos cientos de miles de libros se perderán cada siglo en este país, cuántos millones de obras de arte, ni siquiera queden sus fotografías, cuántos cientos de miles de artículos de ciencia? ¿Cuánta riqueza se perderá, que no sirve para el presente, ni para el futuro?

La gran pregunta, es ¿por qué no se hacen centros documentales de todas las especialidades, archivos físicos o virtuales de todas y cada una de las especialidades? Para que al menos, si un autor, se pasa cincuenta años escribiendo poemas, medio publicando, haciendo autoediciones y nunca es reconocido su trabajo, sea bueno o peor o mediocre, tenga la satisfacción que quizás quede algo para y en el futuro ¿Es tanto pedir, hoy con tantos museos, fundaciones, archivos, bibliotecas que hubiese varias dedicadas, a nivel territorial o autonómico o provincial a archivar curriculum y obras, aunque sea en fotografía en caso de las artes? ¿Es tanto pedir, para que al menos la máxima de Persio sea una verdad posible?

Comentarios