¿Puede un sistema excesivamente garantista crear inseguridad ciudadana?

Una imagen ilustrativa de la violencia de género. / RR SS
Imagen de la violencia de género.

Un sistema jurídico excesivamente garantista lleva a una justicia muy lenta y a que delincuentes probados puedan estar libres dejando a la ciudadanía indefensa frente a ellos.

¿Puede un sistema excesivamente garantista crear inseguridad ciudadana?

Este es un tema muy delicado si admitimos que es más injusto que un solo inocente esté encarcelado a que varios delincuentes estén libres por falta de puebas. En España no solemos condenar por la palabra de unos frente a la de otros, exigimos puebas concluyentes que puedan evitar el error. Aquí no sería admisible que ocurriesen casos como el de Estados Unidos donde muchos inocentes, demasiados, han visitado el corredor de la muerte. Nosotros tenemos recursos y  más recursos que pueden durar muchos años hasta estar seguros de la condena, y aunque desde que hay puebas de ADN, los errores han disminuido considerablemente, sigue habiendo de vez en cuando algún inocente encarcelado por pruebas que parecían concluyentes, especialmente cuando hablamos de testimonios y reconocimientos, o cuando no hay recursos para apelar a otro Tribunal.

Hasta aquí el sistema garantista que tenemos implantado parece justo excepto por la lentitud de la justicia que hace que estemos esperando sentencias muchos meses después del veredicto, o recursos durante muchos años. Lo que alarma a la sociedad es que un delincuente demostrado esté en libertad siendo incluso peligroso, especialmente si admitimos que la justicia no busca venganza sino proteger a ciudadanos indefensos. Esto ocurre cuando hay pruebas claras y concluyentes de que se ha cometido un delito y se detiene al delincuente, pero estas pruebas han sido obtenidas de una forma que se considera ilegal. De esto sabe el juez Garzón que padece las consecuencias de la obtención de pruebas por vías que se consideraron ilegales. El problema es que a los ciudadanos, especialmente si no son afectados directos y el castigo no es su motivación, lo que les interesa es que las calles sean seguras, que puedan entrar tranquilos en el portal de su casa, que no violen a sus hijos, o que no sufran maltrato otras personas, por citar solo algunos ejemplos.

Un caso claro de esto lo tenemos en la paliza que Narkis le propina a su pareja Estzer en medio de las súplicas de esta. Los hechos ocurrieron en el portal de su casa y las crueles imágenes están grabadas nítidamente aunque el video puede ser desestimado como prueba porque el circuito de seguridad atenta contra la intimidad y no todos los vecinos lo querían. Los ciudadanos no entramos a discutir si las pruebas son legales o no, ni siquiera si los que las obtuvieron merecen o no una sanción porque no es ahora mismo una prioridad, lo que si queremos casi todos es que un delincuente peligroso, un maltratador, no esté libre representando una amenaza para todos y muy especialmente para Estzer que ni siquiera se atreve a denunciar viendo las malas consecuencias que han tenido otros suaves castigos u ordenes se alejamiento.

La preocupación no es el debate sobre la legalidad de la forma en que se obtuvieron las pruebas, ni siquiera sobre las consecuencias en forma de sanciones o castigos, la preocupación es que un delincuente peligroso esté libre y en disposición de volver a delinquir cuando hay pruebas más que suficientes para que estuviese encarcelado. Sobran tecnicismos. Cualquier persona peligrosa para la sociedad que haya cometido un delito del que hay pruebas de su culpabilidad debería estar aislado en la cárcel o en el psiquiátrico.

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