La formación del profesorado escolar es clave en el debate educativo actual

Manuel Menor, durante su intervención. / Mundiario
Manuel Menor, durante su intervención. / Mundiario

La presentación del libro La formación del profesorado escolar: peones o profesionales (1970-2015) reflejó que conocer la historia  de la formación del profesorado fortalece la demanda de un sistema educativo más justo, especialmente en este inquietante presente.

La formación del profesorado escolar es clave en el debate educativo actual

Juan José Reina López, inspector de Educación

Este miércoles fue la puesta de largo del libro de Manuel Menor Currás y Julio Rogero Anaya acerca de cómo había sido la formación del profesorado escolar en nuestro país, que explica cómo es actualmente este elemento central de la calidad educativa. Bajo los auspicios de la Sección  de Ciencias de la Educación del Ateneo de  Madrid, en colaboración con la Federación de MRPs de Madrid y el Colectivo Infancia, La formación del profesorado escolar: peones o profesionales (1970-2015), (Madrid, Editorial Arco-La Muralla, 2016), fue presentado en una emblemática sala del Ateneo de Madrid, repleta de  público. Uno de los autores, Manuel Menor, es colaborador de MUNDIARIO.

De camino hacia la calle del Prado 21, pude ver en diversos paneles la coincidencia con un “trascendental” acontecimiento deportivo y gente presurosa para verlo, pero no vi  luminoso alguno que anunciara este evento educativo. También aquí hubo dos tiempos, uno de presentación propiamente tal y otro de coloquio. Los jugadores principales, en este lance, fueron los asistentes que llenaron la sala, un público muy atento y con ganas de preguntar y participar, en que predominaban profesionales  docentes de todos los niveles del sistema educativo, periodistas, sindicalistas, representantes de las asociaciones de padres y madres, representantes políticos y de movimientos sociales, todos  vinculados a la Educación. En la otra banda de la sala, se situó el equipo de presentadores y los coautores del libro, Julio y Manuel, Manuel  y Julio, un dúo profesional unido y vinculado por su preocupación por la Educación. Bien conocidos por una trayectoria de trabajo, estudio y divulgación por que la profesión docente merezca la confianza de la sociedad. Si sus reflexiones acerca de la actividad educadora les había llevado tempranamente a comprometerse con su propia formación profesional en diversos colectivos, ahora prosiguen con acciones como la de este libro, tratando de que su investigación o sus análisis alcancen a otros interesados en la mejora de las políticas educativas de nuestro país.

Este ensayo titulado La formación del profesorado escolar: peones o profesionales (1970-2015) expresa bien lo que les une, que educar es mucho más que un trabajo o un oficio. Lo ven, ante todo, como una acción social en que participan, de una u otra forma, otros muchos agentes, sin los cuales la labor de profesores y maestros  se puede quedar en el vacío. Lo que en este libro les preocupa más es que el profesorado escolar, al ritmo que van algunas tendencias imperantes, deje de ser un referente con autonomía profesional reconocida por la sociedad, para convertirse en personal de baja cualificación y peor valoración.

La presentación de La formación del profesorado escolar

Mª Antonia Casanova, inspectora de educación y directora de la colección “Aula Abierta” editora del libro La formación del profesorado escolar: peones o profesionales (1970-2015), dio la bienvenida a este ensayo historiográfico, augurándole buena acogida entre los interesados por la historia educativa, empezando por los estudiantes de las Facultades de Educación. Hizo hincapié en una de las conclusiones relevantes del libro: un asunto de tanta importancia para la educación española como la formación del profesorado no puede seguir dependiendo de la buena voluntad o –como se solía decir antaño- de “la vocación”. Necesita una construcción sólida y mucho más cuidada por parte de los responsables políticos del sistema educativo.

Por decisión de los organizadores, correspondió al catedrático de Filosofía José Domínguez, un primer acercamiento global a los contenidos del libro La formación del profesorado escolar: peones o profesionales (1970-2015). Encandiló a los presentes con “su lectura-interpretación” que vertebró el excelente  y riguroso trabajo de los autores  en lo que él denominó las ideologías (una única España, la primacía del poder espiritual de la fe católica, el absolutismo de la autoridad impuesta, la educación economicista y el mantenimiento de la red dual de centros educativos). Con ese fondo se habría construido todo el corpus legislativo que se analiza en el libro, desde mucho antes de 1970 hasta la propia LOMCE (2013).

A continuación, los autores lograron el difícil equilibrio entre el rigor de la investigación que presentaban y el marco conceptual de su análisis, todo jalonado  de la exposición de vivencias prácticas de su labor docente e investigadora. De los diversos aspectos de su intervención destacaré dos fundamentales. El primero -en el que insistieron mucho-, es que, de siempre, la formación del profesorado escolar sólo en muy breves momentos –como el de la IIª República-,  ha suscitado una seria preocupación del Estado. Nada que ver, pues, con el mantra que repiten todas las leyes importantes -según recordaron- y que ya en junio de 1901 el ministro Álvarez de Figueroa, Conde de Romanones, hizo saber, en un Decreto: que serían “infructuosas todas cuantas reformas se intenten en la enseñanza si al mismo tiempo no se efectúa la renovación del personal que ha de realizar la modificación proyectada”. El libro deja así en evidencia que ni las Administraciones implicadas ni la Universidad, responsable en estos 45 años últimos de unas u otras acreditaciones del profesorado escolar, se han implicado en esta tarea crucial para una educación democrática. Pese a los grandes cambios sociales, la “formación pedagógica” que establecía en 1970 el art. 102.2 de la LGE no ha variado. Ni el certificado de “aptitud pedagógica” pasaba de requisito burocrático, ni la obligación de cursar los másteres al hilo de los planes de Bolonia desde 2009 ha generalizado la profesionalidad docente que supuestamente acreditan.

Lo segundo a destacar es que Julio y Manolo pusieron en evidencia que gran parte de lo mejor que tiene actualmente el sistema educativo obedece primordialmente, por tanto, al esfuerzo y compromiso que voluntariamente han desarrollado bastantes profesores individualmente o en colectivos autogestionados, genéricamente conocidos algunos como MRPs. (Movimientos de Renovación Pedagógica), y a la proliferación de proyectos educativos y curriculares espontáneos vertebrados desde la investigación-acción. Lo cual cobra especial significado cuando con la crisis como justificación, se ha producido un desplome generalizado de la imprescindible formación. Este es uno de los capítulos principales de la dejación que  la Administración ha mostrado especialmente en estos años últimos hacia la escuela pública, con recortes indiscriminados, bajada de presupuestos y creciente carga de trabajo sobre  maestros y profesores.

Mesa de la presentación del libro La formación del profesorado escolar: peones o profesionales (1970-2015). / Bernd Kolter

Mesa de la presentación del libro La formación del profesorado escolar: peones o profesionales (1970-2015). / Bernd Kolter

 

¿Se van a modificar los grandes ejes de  la formación del profesorado? 

Como el asunto central de este ensayo titulado La formación del profesorado escolar: peones o profesionales (1970-2015) atañe al corazón de la Educación, de los asistentes salieron muchas otras cuestiones en el coloquio. En general, consideraron riguroso y bien documentado este trabajo. Los que ya lo habían leído destacaron que, al concluir sus 341 páginas, la libertad de mirada con que había sido escrito les había incitado a leer, para aspectos concretos vinculados a una visión más ajustada de su trabajo, la abundante bibliografía utilizada.

Algunas cuestiones que se suscitaron fueron las siguientes:  Perspectivas propiciadas desde grandes lobbies de  la educación, los más clásicos y los del tipo Pearson, que gravitan sobre las propuestas que ya agradaron  a Wert e  interesan a Méndez de Vigo. La  NO viabilidad del “pacto educativo” del que habla el Gobierno de Rajoy.  La ambigua “aconfesionalidad” que marcaron los Acuerdos de 1979 con el Vaticano –para los que no tiene jurisdicción la UE- y que siguen ahí como condicionante del qué y cómo enseñar democrático. Los aspectos diferenciales entre  “peones” o “profesionales” desde la óptica que plantea el ensayo. La formación del profesorado para el ámbito rural. La necesidad de extensión e intercambio de las mejores prácticas escolares entre unos y otros profesionales de la Educación…

En el ambiente del acto flotó la idea de que, tal como está el momento político, no se van a modificar los grandes ejes de  la formación del profesorado escolar e, indirectamente, la del universitario. No parece que estemos en vísperas de un desvelo ajustado a lo que la educación pública requiere en estos tiempos inciertos. Los autores intervinieron en el coloquio y compartieron reflexiones con los asistentes. A su modo de ver –y respaldados por lo que habían expuesto como hábito de las Administraciones educativas-, estamos ante un proceso en marcha muy proclive a desprofesionalizar el trabajo docente. Sólo la toma de conciencia de los interesados podrá lograr que se mitigue o desaparezca la disyuntiva (que el título del libro propone) y se  camine hacia un profesorado bien profesionalizado.

En la atmósfera de este  evento quedó  claro que la dejación no es buena consejera y menos en un momento en que el grito fanático y el autoritarismo petulante  amenazan con dominarlo todo. Por lo que bien podría ser que este ensayo de Manuel y Julio fuera, por tanto, de gran utilidad práctica para muchos debates en curso. Este miércoles 1 de febrero fue un bonito día para la Educación, pese a la competencia del fútbol.

Comentarios