Papá, mamá: ¡quiero ser artista!

Justin Bieber el 16 de Junio en las escaleras del teatro Avon, el teatro en el cual empezó a cantar desde muy pequeño.
Justin Bieber el 16 de junio en las escaleras del Avon, el teatro en el cual empezó a cantar desde pequeño.

Algunos estudios han resaltado la importancia de la música como ayuda para el crecimiento intelectual. Es el estímulo humano que más partes del cerebro activa.

Papá, mamá: ¡quiero ser artista!

Últimamente los padres estamos preparados para casi todo lo que se nos avecina en esta sociedad tan diversa y plural, estudiamos, leemos y procuramos estar informados de lo que pasa a nuestro alrededor a diario y casi sin darnos cuenta nuestros hijos nos superan a la “velocidad del sonido” y es entonces, cuando sin ningún rubor lo contamos orgullosos a nuestros familiares y amigos de lo “listos” que salen ahora los niños.

Después procuramos defendernos de las múltiples y variadas peticiones materiales que nos invaden ahogando nuestra débil economía como son: móviles, vestuarios, viajes, compras compulsivas, etc... y cuando ya creemos que “lo peor ya ha pasado”, es entonces cuando llega lo último de lo último, lo que no nos esperábamos para nada y nos dicen ..”papá, mamá ¡quiero ser artista! “ y un escalofrío recorre nuestro cuerpo de arriba a abajo y decimos: ¿qué?, ¿nuestro hijo un artista?, pero ¿cómo se va a ganar la vida?. No, no, tiene que estudiar una carrera, ¿dónde está el manual de padres en apuros para consultar para en estos casos?.

Recurrimos a todos nuestros familiares y amigos, a los abuelos para que les hagan cambiar de idea, a nuestros hermanos que les expliquen que es un mundo ingrato, difícil, que sólo unos pocos llegan, que hay que tener mucho dinero para mantener ese “hobby” como profesión y ganarse la vida con eso, discutimos con nuestra pareja por la tontería del niño o de la niña y cada segundo lo utilizamos para convencer a nuestro hijo de las muchísimas profesiones de prestigio que lo convertirán en un adulto de éxito, pero nada no hay forma...sí, ya es definitivo, tu hijo ha decidido ser artista.

Y es entonces cuando hacemos memoria y recordamos con humildad nuestra historia, la historia artística de nuestro pequeño, de que cuando íbamos al colegio actuaba de maravilla cantando en el Coro de su clase, o bailando en la actuación Fin de Curso y que nuestros amigos nos felicitaban diciendo ..¡tu hijo es un artista! Y que fuimos nosotros los que lo apuntamos a la mejor escuela de Música y Baile de la ciudad y que como locos año tras año estábamos en sus Galas aplaudiéndole, dándole seguridad, ánimo, fuerza, que era el mejor y que le salía fenomenal y que poco a poco dimos un paso más y lo ayudamos a preparar el acceso al Conservatorio para conseguir una titulación porque en el fondo pensábamos y si ¿después de todo esto quiere dedicarse a la música o a la danza ? por lo menos que tenga una acreditación, y todo tu hijo lo compaginó con sus estudios del colegio, sacrificándose muchísimo , incluidos vosotros y un día llegamos a un Concierto en un Auditorio y nos puso “los pelos de punta” y el público aplaudió a raudales y con orgullo pensamos “ese es nuestro hijo, un auténtico artista” .

Nuestro cuerpo entró en calor, nuestras mejillas sonrosadas se dieron cuenta de que ser músico, ser bailarín, no es más difícil que estudiar y memorizar interminables  textos inconexos y muchas veces sin sentido a lo largo de su vida académica y que gracias a la música consiguió mejores resultados en las tan temidas notas y que gracias a su “hobby” todos hemos salido ganando en ilusión, en sueños, en esperanza y que  un mundo nuevo se ha abierto ante nosotros.

La Música ha conseguido forjar una vez más una gran persona, solida, hábil, luchadora incansable, sacrificada, etc...y por encima de todo una persona feliz, no sin dificultades, pero feliz de poder tener la suerte de ser lo que quería ser ¡un artista!

Algunos estudios han resaltado la importancia de la Música como ayuda para el crecimiento intelectual. Es el estímulo humano que más partes del cerebro activa. Aumenta la memoria, la atención y la concentración. Mejora la fluidez de expresión. Facilita la rápida resolución de problemas. Estimula la imaginación y la creatividad. Refuerza y mejora el rendimiento académico.

Ahora le queda hacerse “hueco” en esta profesión al igual que en otras muchas en este mundo tan complejo y no sabemos si será artista de un escenario o un magnífico profesor de una Escuela de Música, quizás en la que estudió de pequeño, o de un Conservatorio Superior, o programador de una Sala de Conciertos, o compositor de bandas sonoras, o profesor de música en la escuela Berklee, o profesor de Baile en su propia Escuela de Danza, o componente de una Compañía de Danza de prestigio, o Director Gerente de su propia Institución Artística, o Catedrático de Musicología en Oviedo, o investigador de técnicas pedagógicas de música en la Universidad de Michigan, o artista de renombre mundial como lo fueron de pequeños en su día Justin Bieber, Madonna, Elvis Presley, Michael Jackson, etc...y todo este abanico de posibilidades y muchas más que me faltarían por enumerar se abren con su sueño, con el sueño de tu hijo en convertirse en artista.

Solo quedará la ardua y dura tarea de hacer entender a las Administraciones y a las personas designadas como asesores y directores en cultura y educación (técnicos, concejales, ministros) que si son ellas las personas encargadas de redactar leyes y apoyar proyectos han de sentirlo realmente de corazón, tener preparación y estudios para convertir los sueños de estos jóvenes en realidad, porque talento y esfuerzo es la combinación perfecta que ellos tienen para hacer de nuestra cultura artística un ejemplo de vida laboral de éxito y prestigio sólo necesitan que se les abran las posibilidades académicas al estudio de la música y la danza desde pequeños en sus colegios y sus entornos mas cercanos. ¿Y que ocurrirá con las personas que dirigen  las Administraciones cuando sus hijos o los hijos de sus hijos les digan que quieren ser artistas ?

Y puede que así llegue un día en el que tu hijo te diga: “Papá, mamá, lo he conseguido, gracias por todo ¡ya soy un artista y tengo trabajo!".

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