Muere Pertegaz, el escultor de la moda española por excelencia

Manuel Pertegaz
Manuel Pertegaz, de joven.

Compartimos el homenaje de Lxury a un maestro de su generación. A toda una visión de la moda y de la mujer que superan las fronteras que marcan en nuestro tiempo lo atemporal.

Muere Pertegaz, el escultor de la moda española por excelencia

Compartimos el homenaje de Lxury a un maestro de su generación. A toda una visión de la moda y de la mujer que superan las fronteras que marcan en nuestro tiempo lo atemporal.

 

Pertegaz es sinónimo de elegancia, son miles de creaciones exclusivas, sofisticadas y de alta costura las que recorren el camino de toda una vida, la de un diseñador que nació en 1917 y cuyo trabajo atraviesa nuestra historia recorriendo los hilos del tiempo de forma excepcional.

Tuvo que adaptarse a los cambios que se producían en la sociedad, cuando el mundo le abrió paso a la minifalda, o se añadían los pantalones como una prenda imprescindible ya en el armario de cualquier mujer. Mostrando al mundo la posibilidad de ser sofisticado sin caer en la extravagancia, apostó por la delgadez de la mujer sin perder sus formas, según Petegaz la sutileza de un traje hace que pueda pasar de corriente a sublime…

Un trabajo en el que para el diseñador siempre hubo caminos de insatisfacción, las luces y las sombras de un mundo donde pudo contar con ayudas a un trabajo de carácter personal, donde las noches en blanco eran sostenidas por los pilares de la pasión que es donde se sustentan nuestros sueños. Eso es lo que hace que puedas resistir un trabajo muy duro que siempre muestra su cara más amable pero donde la trastienda está plagada de insomnio y esfuerzo. Donde tratas de alcanzar a veces un imposible pero son muchas las que llegas a rozarlo.

Para algunos el diseño de Manuel Pertegaz es música, donde se fusionan todos los caminos, donde él, como un ser perfeccionista al límite de su propia imaginación, esculpió en la mujer a través de distintos materiales y complementos su exquisita forma de expresar la moda, todo un torrente poético ajustado a la métrica más exigente.

Fue un hombre apasionado, de curiosidad infinita, y pese a ser temido en sus hora bajas por no entender la flaqueza ajena, su grado de exigencia se convertía en luz, una luz única en la que poder bailar toda su creación.

Con su ideal de belleza llegó a superar a Balenciaga porque pudo darle vida al concepto de forma arquitectónica, para aportar libertad en las prendas tal y como le exigió cada época en la que le tocó desarrollar su talento, vistiendo incluso a una elite que marcaba una España completamente cerrada.

Le hubiera gustado ser Miguel Angel, y le atribuyeron la creación de un prototipo de mujer, porque no le gustaban las mujeres de carácter prepotente, ni de curvas acentuadas, buscó siempre lo que sentía, la mujer cisne, tal y como él la denominó. Necesitaba maniquíes que fueran suaves, de poco pecho y forma frágil al caminar, en definitiva una mujer tipo junco, que pudiera ser vencida con el aire. Una mujer elegantemente discreta, alguien muy bien vestida pero que no se impusiera, para Pertegaz la elegancia era el único patrón a seguir.

Vistió a Ava Gardner y fue Audrey Hepburn el sueño que como diseñador hubiera cumplido si hubiese podido tenerla entre alfileres y vestirla.

Su fama fue tal que su nombre se barajó para sustituir a Dior, pero no renunció a su propio nombre.

Dijo una vez, “este es un trabajo duro pero fantástico, todo lo que tuve me lo dio la moda, y también todo lo que aprendí acerca de la amistad, la filosofía de la vida, los viajes, mi conocimiento…por lo que merece la pena.”

Tuvo una ambición, ser el mejor y la cumplió. Hoy después de 96 años le decimos adiós a un maestro, un visionario, una de esas personas que ponen por delante su pasión y hacen que sea el motor de vida. Nos deja un inmenso legado, por lo que en realidad no morirá jamás.

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