Mirando hacia él o desde él, el Pico Sacro resulta un capricho para la vista

Amanece en el Pico Sacro. / Rafael Santos
Amanece en el Pico Sacro. / Rafael Santos

Al verlo de lejos, solo piensas en querer subir a él y, una vez coronado después de una empinada caminata, lo que desde arriba se divisa invita a no querer bajar.

Mirando hacia él o desde él, el Pico Sacro resulta un capricho para la vista

De todos los montes de Galicia que en mi época de colegial se memorizaban como Faro, Farelo, Pico Sacro y Bocelo, el Pico Sacro resulta ser el menos alto pero el más conocido y mítico por la cantidad de historias y leyendas que lo rodean. Se sitúa cerca de Santiago de Compostela, en el ayuntamiento de Boqueixón. Es un monte que se eleva cerca de 600 metros sobre el nivel del mar y su silueta es un punto de referencia en la zona a la que apuntan habitualmente los objetivos de las cámaras de los fotógrafos amantes de los paisajes.

Su nombre está ligado a las leyendas relacionadas con el traslado del cuerpo del apóstol Santiago de Palestina a Galicia y a muy diversos relatos y narraciones populares. Por sus inmediaciones pasa uno de los Caminos hacia Santiago, el Camino procedente del Sudeste y de la Vía de la Plata, y viene siendo el equivalente al Monte do Gozo del Camino Francés, desde donde se perfilan por primera vez las torres de la Catedral.

Al margen de mitos y leyendas, resulta ser un emplazamiento geográfico con una privilegiada visión panorámica, un lugar habitado desde la prehistoria según lo atestiguan petroglifos, grabados rupestres y mamoas hallados en su falda. En el siglo X se construyó en su cima el monasterio de San Sebastián, del que sobrevive la capilla. Posteriormente, en el siglo XV, se levantó la fortaleza de Montesagro, de la que se conservan unos mínimos restos y un gran aljibe excavado en la roca. Todo lo demás, que no está escrito pero no por ello es menos interesante y enigmático, forma parte del encanto de la magia, la mitología y la leyenda que, desde tiempos remotos hasta el día de hoy, perviven en el imaginario de la tradición popular.

Comentarios