Karoshi: las 7 muertes que se ha cobrado el exceso de trabajo en Japón

Mujer japonesa. RR SS.
Mujer japonesa. / RR SS.

En el país asiático existe un fenómeno propiciado por las condiciones laborales que aquejan a los trabajadores y que les obliga trabajar de tal forma, que las personas terminan falleciendo o suicidándose.

Karoshi: las 7 muertes que se ha cobrado el exceso de trabajo en Japón

En Asía el crecimiento económico y corporativo se está comiendo a las sociedades. En China se conoce como guolaosi, en Corea del Sur lo llaman gwarosa y en Japón es conocido como karoshi, en esencia todos estos nombres hablan sobre la fatiga o exceso de trabajo que enfrentan las personas y que les termina causando graves problemas cardiovasculares, derrames cerebrales o si la enfermedad no llega, el suicidio termina siendo la opción para estas personas estresadas.

De todas las naciones, es en Japón en donde se están tomando las medidas más inflexibles contra las empresas que obliguen a sus empleados a trabajar bajo condiciones tan estresantes. Es tanta la seriedad del Gobierno nipón, que han lanzado listas de escarnio público de las empresas a las que, tras un fallecimiento en causas extrañas, se empieza a relacionar las condiciones laborales, y han empezado a decretar indemnizaciones forzadas a las familias de las víctimas.

Un estudio demostró que hay alrededor de unas 1.000 y 2.000 muertes por karoshi cada año, una cifra que puede ser mayor. Entre las muertes más sonadas de Japón, nos encontramos con estos siete casos:

1. Joey Tocnang: era un joven filipino que trabajaba como operario especializado en Gifu. Era un becario que cortaba acero y aplicaba productos químicos que trabajaba 16 horas al día. Murió por un fallo cardíaco luego de trabajar unas 122.5 horas extras en el último mes.

2. Kenichi Uchino: este ingeniero estrella de Toyota sufrió una muerte fulminante por isquemia a los 45 años. Según su familia, trabajaba alrededor de 80 horas extras mensuales desde hace años y sacrificó su vida –de forma literal- por el trabajo.

3. Kiyotaka Seriwaza: con apenas 34 años, decidió quitarse la vida. Trabajaba como supervisor de empleados para tres empresas distintas de Tokio y en más de una ocasión intentó renunciar, pero ninguno de sus empleadores lo dejó puesto que llegaba a trabajar unas 90 horas extras al mes y hacía el trabajo de hasta dos personas.

4. Mina Mori: con 26 años y por trabajar 140 horas extras al mes, esta joven decidió quitarse la vida. Era camarera y trabajaba para un pub japonés que pertenecía a la cadena Watami. La familia de la joven se vio involucrada en una gran batalla legal en donde se demostró que por culpa del karoshi, Mori decidió suicidarse y lograron hacerse con unos 152 millones de yenes, un poco más de un millón de euros.

5. Miwa Sado: esta periodista sufrió una insuficiencia cardiaca congestiva por trabajar alrededor de 336 horas en un mes, es decir, llegó a trabajar unas 15 o 13 horas diarias en donde le tocó cubrir eventos como las elecciones al Gobierno de Tokio y las de la Cámara Alta del Parlamento.

6. Matsuri Takahashi: “He perdido todo el sentimiento excepto el deseo de dormir” y “Tal vez la muerte es una opción mucho más feliz” fueron las últimas palabras que esta joven de 24 años escribió en Twitter antes de quitarse la vida por karoshi. Su decisión fue tomada luego de haber trabajado 100 horas extras en un mes. Denstu era la empresa en donde trabajaba y que forma parte de la lista negra del Gobierno, que la acusa de ser abusiva con sus empleados, negándoles fines de semana y festivos por salarios que no valen la pena.

7. Naoya Nishigaki: “No puedo hacer nada. No tengo ganas de hacer nada. Sólo me siento irritado, exhausto y disgustado. Trato de suprimir estos sentimientos con medicamentos, pero siento que el medicamento se ha vuelto cada vez menos efectivo. Estoy tan malhumorado. ¿Qué debería hacer?”, esto fue lo que el ingeniero de sistemas escribió antes de causarse una sobredosis. Luego, se descubrió que dentro de la empresa en donde laborada, más de la mitad de los empleados estaban sujetos a medicamentos y solían dimitir constantemente por la presión.

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