Jorge, de Ilegales: ‘Abatidos, pero erguidos con dos cojones’, exitazo del Tour 2016

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Gira 2016 de Ilegales.

Según María Fidalgo Casares, experta en la movida,  el concierto de Sevilla de la Gira 2016 de Los Ilegales demostró que el tiempo ha hecho justicia con la mejor banda de rock de los 80.

Jorge, de Ilegales: ‘Abatidos, pero erguidos con dos cojones’, exitazo del Tour 2016

Ilegales, el rock and roll, un ejercicio de merecida arrogancia. Medio millar de personas se congregaron en la Sala Custom de Sevilla para asistir al concierto de la Gira “La Vida es Fuego 2016” de Los Ilegales. Demostraron que el tiempo ha puesto las cosas en su sitio y ha hecho justicia con la mejor banda de rock de los 80.

Injusticia histórica con Ilegales

Considerado uno de los grupos emblemáticos de la movida, en su momento no se les valoró en su justa medida y por ello ahora no suelen formar parte de las listas mediáticas de los mitos de los 80 encabezados por Radio Futura, Nacha Pop, Golpes Bajos o Alaska y los Pegamoides.

Siendo indefectiblemente una de las bandas con más talento de la historia de la música española, muy reconocidos en países como Perú. Ecuador o México  ¿Qué razones explican este ostracismo? Un cúmulo de factores, como el hecho de nacer ajenos a los dos epicentros de la movida, Madrid- Vigo, huir de la comercialidad, rozar siempre lo políticamente incorrecto, tener un líder incómodo y con aura de antisocial y algo tan superficial como un físico poco convencional para el público femenino.

La injusticia histórica es flagrante porque Los Ilegales en los 80 exhibían una confluencia de valores, que si analizados individualmente en una banda serían muy loables, al confluir todos ellos en el mismo grupo, nos acercan de forma aplastante al concepto de genialidad. Unas letras extremadamente cuidadas, profundas y originales, con un inteligente y ácido sentido del humor, un líder tremendamente carismático, una gran versatilidad en las diversas facciones del pop-rock: punk-ska-rock-hardrock-blues, sonidos soul funk, e incluso psicodelia, gran dominio escénico, virtuosismo técnico e instrumental, algo poco habitual en los 80 como directos imbatibles e impecables, e incluso una leyenda para su banda…

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Gira “La vida es fuego”
Con casi cuatro décadas de carrera a sus espaldas, idas y venidas, grupos paralelos - Jorge Ilegal y los Magníficos-, cambios de discográfica y miembros, el grupo afronta “La Vida es Fuego Tour 2016”, que ha iniciado con un enorme éxito. La confluencia de valores de la que hablábamos, no sólo se ha mantenido, sino que se ha multiplicado  de forma exponencial.
Colgado un “No hay billetes” semanas antes de las galas inaugurales de Madrid y Barcelona -algo casi heróico en tiempos de crisis-, la crítica y el público han sido unánime al considerar espectacular el nuevo tour de Ilegales que les ha llevado a Castellón y Sevilla y próximamente a  Bilbao, Vitoria y Zaragoza. Después, las comparecencias en festivales veraniegos  como el Cultura Quente de Caldas do Reis en Pontevedra, ( con El Drogas, Enemigos, Marky Ramone, Sinuestro Total, o Supersuckers)  y Derrame Rock  ( con Los Suaves, Miguel Costas y La Destilería).  Tras la gira saldrá la película “Mi vida entre las hormigas” un proyecto crowfunding que verá la luz a fines de año.

 

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El concierto de Sevilla

Para Sevilla, eligieron la Sala Custom,  antigua Sala Q. En la actualidad la más grande de Sevilla, decoración minimalista y suburbana, barras bien atendidas y acústica mejorada. La Sala de Conciertos lleva tiempo apostando valientemente por bandas de calidad y para muestra este espléndido botón

El ya sexagenario Jorge Ilegal, el gamberro del rock de los 80 parecería que hubiera hecho un pacto con el diablo. Delgado y atlético, compareció ataviado con unos vaqueros que le sentaban como un guante, camisa vaquera y corbatilla rocker. Seguro que pesándole a muchos por la leyenda que ha soportado, ha envejecido de forma envidiable, tan bien, que parece el hijo de los guaperas de entonces. “La culpa es de la muerte que no hace bien su trabajo” , ha confesado con el sarcasmo que le caracteriza.

Estas dos últimas galas, el grupo las ha afrontado bajo el shock de la demoledora pérdida de su bajista Alejandro Blanco,  -sustituído por el ilegal Willy Vijande- al que tuvieron presente todo el concierto.

Confesando su pena, sobrio y parco en palabras, Jorge Ilegal expresó que estaban “abatidos pero erguidos con dos cojones”, lo que desató la euforia de su público al reconocer e identificarse, aunque fuera en ese efímero instante espacio-tiempo, tanto con la emoción como con ese espíritu gamberro- transgresor que compartieron con el artista en los 80. Ese desafío chulesco y  masculino ante la adversidad que explicaba que el público de Sevilla fuera aplastantemente masculino y que fueran uno de los grupos fetiche de los legionarios.  Brindando  “Por el presente antes que se derrumbe”,  ofreció un concierto en que todos los epítetos serían insuficientes para describir lo que significó para los amantes del rock que estuvieron allí.

Jorge no se despegó de su guitarra en casi dos horas de concierto. Es un elegantísimo animal escénico, llena el escenario sólo apareciendo.  No necesita nada. Una puesta en escena tan sobria que sólo un carisma como el suyo podría compensar tanta contención. “En cuanto al sonido, cuanto mas puro mejor... fuera condimentos”.

Interpretaron canciones de su nuevo disco. "La vida es fuego", pero también de todas las épocas de Ilegales, con la generosidad del artista que sabe que se debe a su público de siempre, que es el que nunca le dejará en la estacada y el que le lleva acompañando casi cuarenta años. Dos horas con un público entregado que acompañaba todas las canciones, nuevas y viejas, que fueron del pop, al punk y al rock duro.  Las  guitarras eléctricas,  “muy excitantes”  “de las que todos hablan pero pocos han visto” más virtuosas y vehementes que nunca, y tanto o más protagonistas que la propia voz de Jorge –menos nasal  y aminorando la cierta tendencia al grito de antaño- y que no sólo magnificaban todos los temas, sino que se te  pellizcaban  el estómago y se te agarraban al cuello nada más tocar los primeros acordes, preludios mágicos que ponían en situación al disfrute total del tema.

Jorge se reconoce influído por Virgilio, Marcial, Juvenal, el Siglo de Oro español, Shakespeare, Bukowski  y Nietzsche, y ( de ahí la  presencia en la sala de un nutrido grupo de profesores de Filosofía), pero no evitó sus canciones más políticamente incorrectas, porque “La provocación es un estimulante mental que ofrece vitaminas al público, es un bien al que debería tener derecho todo asistente a un concierto”.

El paroxismo lógicamente llegaba cuando abordaba sus temas más conocidos. Temas que revisitados sonaron más potentes y modernos que nunca. Algunos dejaban tan estupefactos al público por su evidente vigencia, que llegaban a mirarse los unos a los otros desconcertados, logrando cierta communio mística entre los asistentes, desconocidos bordeando la cincuentena que acudían a acompañar a sus “colegas” musicales de antaño y se encontraban con toda un experiencia vital- musical de una potencia inusitada “.Yo soy quien espía los juegos de los niños”, 'Europa ha muerto', 'Agotados de esperar el fin',  'Destruye',. Y la indescriptible  'Tiempos nuevos, tiempos salvajes' convertida en un potente himno apocalíptico.

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Eternidad de los temas de Ilegales

Y es que aparte de la potencia de un rock adrenalínico al que no se podría pedir más, los temas de Los Ilegales no se han quedado anclados en el pasado, al revés. Porque sus letras son  experiencias bipolares que  voltean al oyente de la euforia adrenalínica al pensamiento y la reflexión. Frente a la actitud enérgica y chulesca, imbuida de insolencia, provocación, e incorrección política a sus reflexiones incondescendientes y devastadoras sobre la sociedad “ en riesgo de exclusión” , la paz y la guerra, el mal inexorable, el destino del hombre,  el sexo, el sentido romántico de la indefensión del hombre frente a los elementos, la implacabilidad con los débiles y la violencia. Incluso “El teléfono y el mal”,  un canto desgarrado sobre la dependencia de la tecnología con ecos nachapoperos.

Frases lapidarias, la mayoría sin rima, que aunan el surrealismo, conceptismo, existencialismo, la transgresión, el humor negro y la provocación. Canciones  imbricadas en lo sustancial de la naturaleza humana, inmutables y ajena a tiempos y espacios, “La especie avanza tecnológicamente pero su naturaleza es la misma desde hace miles de años”.

El revival ochentero

Los grupos ochenteros están viviendo una época de revival glorioso,  y muy condicionado a la nostalgia de sus fervientes seguidores. Hay bandas y artistas de entonces que siguen tocando, aunque sus canciones hayan soportado con dificultad el paso del tiempo, la fidelidad y lealtad ochentera se lo perdona todo por todo lo que le dieron entonces. Pero de  esto se escapan claramente Ilegales  ( también Loquillo por su clasicismo) , que no sólo no han envejecido mal, es que no han envejecido.  Siguen teniendo espíritu ochentero porque su personalidad ahí se forjó y quedaron sin remisión unidos a la afición de entonces,  pero son rabiosamente intemporales, por lo tanto actuales y con un magnetismo incuestionable, incluso para el público que no había nacido cuando ellos empezaron.

Y es que ¿qué es el rock and roll,  sino un ejercicio de merecida arrogancia?  -se preguntaba retóricamente Jorge Ilegal.  Cierto que lo es, pero sólo -que es el caso-  cuando se va tan sobrado. Porque… ¿ Se puede pedir más en el rock and roll ? No. Lo comprobarán.

Como los buenos vinos, el tiempo los ha mejorado y engrandecido. Ilegales:  el Gran Reserva del 80.  “Por el presente antes que se derrumbe” No se lo pierdan. No se lo perdonarían.

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