Jesús Cárdenas publica su quinto poemario, Sucesión de lunas

Sucesión de lunas, de Jesús Cárdenas.
Sucesión de lunas, de Jesús Cárdenas.

Sucesión de lunas, publicado por Anantes Gestoría Cultural, es el quinto poemario de Jesús Cárdenas. Esta nueva obra viene a confirmar la madurez creativa del escritor sevillano.

Jesús Cárdenas publica su quinto poemario, Sucesión de lunas

Sucesión de lunas, publicado por Anantes Gestoría Cultural, es el quinto poemario de Jesús Cárdenas. Esta nueva obra viene a confirmar la madurez creativa del escritor sevillano.

Desde Algunos arraigos me vienen (2005), Jesús Cárdenas ha ido trazando una trayectoria poética tan interesante como ascendente, que gracias a su tesón y buen hacer le ha permitido afianzarse en la lírica de nuestros días.

El poemario que nos ocupa se abre con un prólogo firmado por el poeta, narrador y crítico Manuel Rico, titulado “La dialéctica del amor bajo la lluvia”, donde da cuenta de la asombrosa capacidad de imaginación de Cárdenas en un libro de materia amorosa que transita sin red por espacios de luz y de sombra, nos ilustra sobre las virtudes de su estructura y hace una descripción sucinta de las dos partes que lo integran.

En efecto, el poemario se divide en dos partes cuyo epígrafe sintetiza la idea que vertebra el contenido de cada una. Así la primera parte, que lleva por título “Un prodigio en la palabra”, trata precisamente del poder de ésta para retener instantes y pensamientos donde la amada es la protagonista de unos versos configurados bajo el cielo oscurecido de la noche, así, luna tras luna, el poeta vierte su voz en cuarenta y tres breves poemas que cosidos página a página en verdad configuran un solo poema de amor que reúne los estadios por los que este necesariamente pasa y cuya huella se ahonda en un discurso metafórico donde se imbrican sentimiento y naturaleza. Las citas de Pizarnik, Cernuda y Valente, nos advierten del tono de unos poemas no exentos de melancolía, pues no hay llanto sin alegría y no hay miedos sin dudas, así Cárdenas va trazando un bello discurso donde el verso y la prosa se conjugan para aliviar su alma, y he aquí uno de los grandes aciertos del poeta pues esa amalgama entre poemas de ritmo imparisílabo, con preferencia por el endecasílabo, y poemas en prosa obran en favor de un lenguaje ecléctico que busca un punto intermedio entre sentimiento e inteligencia, en este sentido, el poeta logra rehuir las trampas del corazón con elegancia merced a la precisión de la palabra cincelada por la experiencia.

El poeta vierte su voz en cuarenta y tres breves poemas que cosidos página a página en verdad configuran un solo poema de amor que reúne los estadios por los que este necesariamente pasa

 

La segunda parte, titulada “Promesas de espejo”, está compuesta por treinta y seis poemas donde la brevedad vuelve a ser la nota dominante de unas composiciones, en prosa la mayoría, donde la lluvia y su simbología se adueñan de buena parte de los versos, si la gota es espejo en miniatura, este se multiplica en solitaria compañía pues siempre la lluvia trae recuerdos de promesas fragmentadas. Tal vez el afán del poeta en esta segunda parte sea ordenar la memoria, torrencial cuando se desata la tormenta. Tan sólo en el silencio de la noche y por la palabra ordenada sabe el poeta que puede calmar el frío de la herida, pues también el agua, con su promesa de transparencia puede aclarar la duda, pues si hay ausencia es porque hubo compañía y a la postre todo es cuestión de tiempo.

En definitiva nos hallamos ante un poemario tan rico en imágenes como intenso en palabras, donde el autor sabe sintetizar con sabiduría la experiencia del amor y su reverso. Celebración y melancolía se reparten unos versos sencillos en apariencia, que dejan entrever un gran trabajo de introspección donde la emoción es contenida por el filo agudo de la palabra exacta,  y cuya lectura, a buen seguro, no dejará indiferente al lector avezado en la materia.

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