La intoxicación política en las redes sociales y su repercusión social

Redes sociales. / RR SS
Redes sociales. / RR SS

Internet, un instrumento útil e imprescindible que ha dado cabida a mentiras, infundios, insultos y descalificaciones, que si son suficientemente crueles e increíbles proporcionarán miles de seguidores en redes sociales.

La intoxicación política en las redes sociales y su repercusión social

Internet proporciona benefícios de los que sería ya imposible prescindir en el mundo actual. También los individuos nos hemos acostumbrado a llevar en el bolsillo o bolso esa especie de gigantesta enciclopedia que nos conecta a un universo de sabiduría, solo es necesario decirle a nuestro smartphone "ok google" y formular una pregunta que será respondida al instante por una voz impersonal además de abrirnos millones de páginas de información  sobre el tema consultado que puede ser el tiempo, un país, espectáculos, arte, localizar un lugar o una persona, y así cualquier duda que podamos tener. El único precio a pagar es estar localizado y recibir publicidad, encuestas o llamadas para vendernos algo, lo que equivale a perder la intimidad, a estar localizado. Desgraciadamente no todo es bueno, internet también abre la puerta a los delincuentes, los hackers que pueden paralizar un país sin mayores problemas para chantajearlo y obtener enormes beneficios, crear monedas virtuales sin respaldo alguno pero que multiplican su valor por cientos de veces en breve tiempo, hacer ganar o perder las elecciones a presidente de un país, subir o bajar la Bolsa con rumores o noticias falasas, e imagino que dentro de poco hasta generar una guerra cuyo anticipo fueron las revueltas de la llamada Primavera Árabe 

Gracias a internet, pero al margen de las aplicaciones que existen para cualquier cosa que se nos pueda ocurrir, están las redes sociales que han ido surgiendo desde que Mark Zukergerg creara Facebook para tener localizados a compañeros y compañeras de la universidad y que ahora es una red con 2.000 millones de seguidores. Detrás vinieron otras muchas de las que destacaría dos. WhatsApp, la más utilizada para el chateo con los amigos y grupos con intereses comunes, y que permite creer que tenemos cientos de amigos con los que no es necesario compartir nada más allá de nuestro tiempo, aunque es la red preferida por pedófilos y delincuentes sexuales, y Twitter, que es la red para dar noticias y opiniones en un máximo de 140 caracteres aunque permite retuitear publicaciones dando lugar a publicaciones tan largas como queramos.

Esta última modalidad, las redes sociales, ha dado pie a que cualquier persona pueda publicar sin control alguno, al menos en el momento de salida aunque puede acabar siendo reportado o bloqueado en función de las quejas. La prensa en papel o digital con un minimo de seriedad filtra sus informaciones para que no sean ofensivas, libelos, o informaciones sin contrastar, pero está apareciendo unas publicaciones que están al servicio de los partidos políticos y su ejército de personal dedicado a la difusión en redes sociales. Mucha de esta gente actúa en grupo pero hay también gran abundancia de personas que se sienten importantes y adotan un roll definido en pro o en contar de algo. Los más agresivos, los que se manifiestan abiertamente contra algo, pueden lograr decenas de miles de seguidores al instante (además de que hay técnicas para conseguir difusión). Gente inocente de buena fe comentan la publicación para rebatirla, o la citan para denigrarla, provocando asi una difusión no deseada entre gente normal y equilibrada. La mayoría de estas publicaciones son para destruir imaginarios enemigos, que son todos los que opinan en contra, o para defender una idea descabellada, que por mucho que lo sea, proporcionará 15.000 seguidores más o menos. 

Esto que parece un juego entre energúmenos que provocan e inocentes que entran al debate como si razonar sirviese en estos casos. Es lo que ha dado lugar a que España este ahora dividida entre nacionales y nacionalistas (no solo catalanes o vascos, sino de cualquier Comunidad, región, província, y hasta ciudades o pueblos), entre derechas e izquierdas, norte y sur, populistas y pragmáticos, y muchos etcéteras que han logrado que las conversaciones entre familias o amigos acaben rompiendo relaciones.No se si esto tiene posibilidad de control, tanto el delito en las redes como publicar noticias falsas y tendenciosas, a ataques injustificados casi siempre con ese estilo que Gabriel Rufián hizo popular, pero lo que si está claro es que la sociedad se está crispando hasta límites intolerables y podría acabar como Francia, con la práctica desaparición de todos los partidos tradicionales.