El Ficcionario prueba una infusión que ayuda a ver la vida de color de rosa

Buganbilias, de Rosa M. Castaño.
Buganbilias, de Rosa M. Castaño.

La buganvilla no sólo tiene la capacidad de colorearnos la realidad de forma amable: calma al instante la tos, limpia nuestros pulmones de añadidos tóxicos, combate la fiebre de manera natural y actúa asimismo como un purgante.

El Ficcionario prueba una infusión que ayuda a ver la vida de color de rosa

El Ficcionario aprovecha la ocasión para comentar algunos detalles relativos a los trágicos atentados de Barcelona cometidos por una célula terrorista alimentada por el fundamentalismo islámico. E, ingenuo de sí, en medio de la desesperación que causa la barbarie, cree haber encontrado una forma natural de trucar la mirada.

incruztar. Introducir en una cruz la masa de otra cosa -por ejemplo, de una reliquia- de modo que quede ajustada y sujeta en ella.

infezión. Enfermedad producida por la presencia de ciertos gérmenes en Fez (Marruecos). La policía investiga su vinculación con la aparición, atraídos por un imán, de un grupo yihadista originario de dicha ciudad implicado en la comisión de atentados terroristas en algunas capitales europeas.

infhernillo. Aparato eléctrico que aplicado sobre la superficie de la zona afectada por una hernia sirve, al proporcionar calor, para paliar los dolores.

infhundir. Despertar en alguien el sentimiento de abatimiento o derrota. Lo contrario de infundir optimismo, algo que, cuando las hay, puede hacerse argumentando buenas razones o, si las buenas razones no existen, derramando mentiras piadosas. También, sin necesidad de recurrir al alcohol, se puede levantar el ánimo mediante la ingesta de un bebedizo.

infucsión. Bebida resultante de hervir en agua hojas de buganvilla de color fucsia. El producto ha alcanzado gran difucsión entre los seguidores de la medicina natural debido fundamentalmente a sus propiedades optimizantes de la capacidad visual: según se anuncia, "ayuda a ver la vida de color de rosa". De un rosa, además, bien fuerte. Pero la buganvilla no sólo tiene la capacidad de colorearnos de forma amable la realidad: es, además (y yo sin saberlo), antitusígena, calma la tos al instante; también es un expectorante muy potente, limpia nuestros pulmones de añadidos tóxicos; un efectivo antipirético que combate la fiebre de manera natural y un eficaz purgante que ayuda a limpiar nuestros órganos por dentro para que, libre de toxicidades, nuestro organismo funcione mejor. ¿Qué más se puede pedir?

infrankeable. Se dice de Frank, cuando imposibilita o dificulta el paso. Jugando de portero, no cabe mayor elogio.

ingenhuidad. Condición del que se plantea la huida de un lugar, por ejemplo, de una cárcel, de manera ingenua, sin contar con que lo van a descubrir y apresar de inmediato.

ingerencia. Entrometimiento en la administración de un negocio.

ingertar. Colocar en una cuenta de ING el dinero procedente de otro banco, con el propósito de que crezca con nueva savia, incrementando su rentabilidad. Así se anuncia la cuenta naranja, no va a ser todo de color de rosa.

ingherir. Hacerse una herida en la boca al comer o beber. Las espinas del pescado pueden clavarse en la garganta. Beber, voluntaria o accidentalmente, un producto cáustico puede quemar el esófago. Tragar con los números rojos de la cuenta naranja puede estropear la digestión.

inglesia. Templo cristiano donde se ofician misas en inglés, lo que sucede -por su numerosa colonia británica- en algunos municipios costeros del Mediterráneo.

ingrhediente. Componente putrefacto de un guiso, a causa de lo cual despide mal olor y tiene peor sabor.

inhepta. Dícese de la persona que ha sido declarada no apta en siete ocasiones.

inhivición. Acción por la que alguien se desentiende de participar en actividades viciosas. Es, ateniéndonos a la letra, conducta propia del novicio.

inhercia. Situación física caracterizada por la ausencia de propagación de ondas electromagnéticas.

inhospito. Modo desagradable de recibir a la gente: con una sonora pitada. Les sucedió a Rajoy y al rey de España cuando acudieron el pasado 26 de agosto a la manifestación convocada en Barcelona contra los recientes atentados terroristas de Cambrils y las Ramblas. "Las afrentas de algunos no las hemos escuchado", declaró al día siguiente el presidente del Gobierno. No hay duda, Rajoy se había tomado una infucsión. Lo que demuestra que lo que respecto de la alteración de la percepción hemos dicho de la buganvilla a propósito de la vista también vale para el oído.

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