En las huellas digitales del cerebro los pensamientos escriben al dictado de las acciones

Un deseo: ¡Qué pienses bien! / certo.es

Anotado en el libro mágico: Las huellas digitales de nuestro cerebro son la tinta indeleble con la que nuestros pensamientos escriben al dictado de nuestras acciones pasadas, presentes y futuras.

En las huellas digitales del cerebro los pensamientos escriben al dictado de las acciones

“Mi libro mágico”. Así solía llamar a mí cerebro cuando era niña. Todo lo que yo quería quedaba ahí registrado, todos los cuentos e historias que encontraba fascinantes iban llenando sin cesar los infinitos cajones del escritorio de mi memoria y… ¡claro! También tenía mi propia “caja fuerte mental” en la que atesoraba los mejores secretos (¡los más divertidos para una niña!, no había nada comparable a la emoción que sentías cuando alguna amiga te decía “te voy a contar un secreto…”). Algo intuía por aquel entonces, pero es ahora cuando me doy cuenta del gran acierto de aquella intuición porque nuestro cerebro es, verdaderamente, mágico.

El mejor mago de todos los tiempos, Harry Houdini, solía decir que “mi cerebro es la clave que define mi mente libre”, efectivamente, libre de todo y de todos, con excepción de ti mismo. Tu mente es la eficaz catapulta hacia tus éxitos (éxitos que están por venir pero en tu cabeza ya están sucediendo); en ella puedes construir la mejor versión de ti mismo; puedes visualizarte como gran capitán del océano de posibilidades, mirar tus redes y ver que están repletas de peces, o… ¡puedes caer en tu propia red!

También debió pensar que “el cerebro era la clave” el Dr. Lawrence A. Farwell, licenciado en Medicina por las Universidades de Harvard e Illinois. Seguro que alguna vez, ya sea durante una larga negociación, frente a tus clientes, tu equipo, tu jefe o sencillamente cuando llega tu aniversario de bodas y te sientes dubitativo ante la pregunta “¿qué querrá mi mujer?”, te habría gustado poder leer con exactitud la mente de esa persona para saber, objetivamente, qué es lo que piensa y asegurar tu victoria. El Dr. Farwell ya lo ha hecho posible (al menos, en un campo).

En 1996 el FBI y la CIA prestaron su colaboración para llevar a buen término unas investigaciones que despertaban vivamente su interés y que 4 años más tarde (el invento se patentó en el 2000) se convertirían en el mayor descubrimiento del Dr. Farwell: “Brain Fingerprinting” ¡el buen Doctor había inventado nada menos que “las huellas digitales del cerebro”!

Se trata de un eficaz método científico que permite revelar quién es el culpable de un crimen así cómo determinar quién es inocente, con un total grado de fiabilidad: 100% de acierto –nivel de seguridad comparable al demostrado por las pruebas de ADN-. Las imprescindibles “ayudantes”: las ondas cerebrales y sus alteraciones ante la visualización de determinadas imágenes.

El método es el siguiente: se coloca al sospechoso unos electrodos que realizaran la medición de sus ondas cerebrales a la vez que se le mostrarán en una televisión diversas imágenes, entre las cuales se mezclaran las del crimen en cuestión que se esté intentando resolver. Si el sospechoso verdaderamente hubiese estado en la escena del crimen, comenzarían a registrarse alteraciones en determinadas ondas cerebrales: prueba irrefutable de que los recuerdos quedan registrados en nuestra mente, tal y como lo hacen las huellas digitales en el lugar de un asesinato. Y lo que es más sorprendente: esos recuerdos pueden continuar en tu mente por décadas, de modo que puede descubrirse al culpable de un crimen incluso 20 años después de haberse cometido y haber tenido entre rejas al supuesto culpable. Este fue el caso de Terri Harrington, uno de los mayores éxitos de “Brain Fingerprinting”.

En los 70, Harrington era un famoso jugador de Fútbol Americano en Nebraska (USA), hasta que en 1977 fue detenido acusado de un asesinato en Iowa (USA), lo que le llevaría a pasar 23 años de su vida en prisión… ¡siendo inocente! Gracias a las “huellas digitales del cerebro” el Dr. Farwell consiguió demostrar su inocencia al tiempo que se le permitió realizar la prueba a otro de los sospechosos: el que resultó ser el verdadero culpable (aún 23 años después, las imágenes del crimen continuaban en el cerebro de aquel hombre, lo que se tradujo en la alteración de sus ondas cerebrales al ver las imágenes del crimen).

La realidad resulta ser una avezada atleta que, con la ayuda del Dr. Farwell, ha conseguido superar nuevamente el listón de la ficción, pero ¡esto no es más que el comienzo! ¿Te imaginas ampliar el uso de “Brain fingerprinting” al mundo empresarial? Resultaría muy eficaz saber objetivamente qué directivos tienen realmente interiorizado el sentido del liderazgo y la excelencia, no sólo porque ya lo consiguieron en el pasado sino que al mostrarles imágenes presentes de proyectos en curso de la actual Organización el “Brain fingerprinting” delatase que estamos ante el próximo “culpable” de un futuro éxito –porque, imaginemos, sus ondas cerebrales se alteran ante las imágenes que relaciona con éxito-. Igual de útil sería poder “tangibilizar” la riqueza necesaria que se esconde detrás del óptimo capital humano: sentido del compromiso, iniciativa, creatividad, confianza, honestidad, flexiblidad, compañerismo, respeto, resolución de conflictos… y todo ello ¡con 0 margen de error!, una auténtica maravilla.

Anotado queda en el “libro mágico”, las “huellas digitales de nuestro cerebro” son la tinta indeleble con la que nuestros pensamientos escriben al dictado de nuestras acciones pasadas, presentes y futuras. Un deseo: ¡Qué pienses bien!

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