Habitación 300: El viaje de la sangre y las autopistas por las conjugaciones

Aquellos maravillosos años.
Aquellos maravillosos años.

Como sé que medianamente saben que soy una bastarda bajo su techo, reconocí estar sensible por mi porvenir.

Habitación 300: El viaje de la sangre y las autopistas por las conjugaciones

Hoy, domingo de temporal, mamá preparó cocido e invitó a la hermana mayor a comer, nos sentamos a la mesa a la hora de siempre y… Todo transcurrió como siempre:

Papá le preguntó a la mayor por sus ocupaciones, momento en que ella habla como un loro de lo acontecido y lo no acontecido, cuando comienza a aconsejar a papá y mamá como si los pariera, mientras los platos se van llenando cada vez más y ella se convierte en el provecho de la casa.

Yo antes decía alguna broma o echaba un purrú para llamar la atención, pero desde que sé que no soy la sangre de esa cocina, procuro acogerme a la sociedad, el mundo exterior y a las hamburguesas y aguantar el chaparrón.

Cuando nos visitó la tía, ésta dijo que le parece que no me dejan hablar, ¡ahora sé que es peor que eso! Creo que me utilizan para llenar sus vidas de ilusión, ya que, aunque empecé a llorar, doy alegría a sus vidas, lo sé porque he estado con ellos en otros sitios.

Pero, desgraciadamente, tuvieron esta vez que hablar de una herencia y no de sus antepasados del pueblo, tuve que escapar hasta mi cama, me llamaron desde las escaleras y comí el postre.

Como sé que medianamente saben que soy una bastarda bajo su techo, reconocí estar sensible por mi porvenir, dado que me da la impresión de que “estaré aquí para siempre”, “nunca me iré”, “siempre ha sido así y la única diferencia es que ahora papá y mamá morirán”.

La comida era toda de la huerta, todo lo que pasó hoy es de nuestra huerta y nadie lo entendería…

Han anunciado alerta roja, pero yo no puedo vivir sin mi café a la sobremesa y me llevaron en coche al barrio alto al que subo siempre que escapo. ¡Qué bien me sentó el paseo de vuelta! Suelen decir que soy muy valiente, hoy no hablé con nadie en el bar para seguir pareciendo valiente.

Ahora he vuelto a mi habitación y no he dicho todavía por qué lloré, porque debo salir adelante por encima de estos enredos y sé que siempre he luchado por encima de todo compromiso, nunca he comprometido a nadie. Eso me hace libre de actuar a mi antojo, siempre que me den permiso… @mundiario

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