Habitación 300: Solo un rayo me enseña el camino en esta ciudad gris

'Isla de las esculturas' de Pontevedra.
Isla de las esculturas de Pontevedra.

Pero, respondan: ¿han ganado lo suficiente? ¿Un hogar? ¿Han luchado lo suficiente? ─ No respondan.

Habitación 300: Solo un rayo me enseña el camino en esta ciudad gris

¿Alguien ha notado algo?─ No pregunten. Están descansando todos los días para siempre, como habiendo cogido frío en el alumbramiento, aturdidos por el paso del tiempo. ¿En verdad alguien?

Las calles vacías son una amenaza oculta: albergan pasado, se van deshaciendo, humillan al aturdido. Pero, respondan: ¿han ganado lo suficiente? ¿Un hogar? ¿Han luchado lo suficiente?─ No respondan.

Desciende algún precio, aumenta la desconfianza─ hablan, eluden comentarios. Envíos, el mercado traspasa fronteras; y vuelos: van, vuelven, siguen. Y la protección corporativa, la comida familiar: abrazos fuertes que chascan los huesos. Confíen en su ambición, confíen y olviden: olviden siempre.

¿Es simple? ¿Es un mero hecho?─ Es el alumbramiento de cuerpo a cuerpo, la simple vida. Siempre les han dado de comer, se alimentó el afecto. Respetan a quien les da de comer.

Dónde surge el conflicto es el misterio a que aferrarse. Sigan, porque todo sigue. Actúen como con éxito en cuanto tengan un sueldo. ¿Es tan mala educación? ¿Otra ley de educación?

Evitemos conflictos siempre y cuando no sean nuestro deber, responder, firmar, estar de acuerdo con alguien. ¿Estamos de acuerdo? De Este a Oeste, ¿estamos todos? Son productos modernos, es como una fácil liberación. Pero los queremos todos y los queremos como Maná, para preparar y portar y para ser diferentes: es lo que podemos hacer.

Hace miles de años que el príncipe murió por su aldea, allí sigue la aldea, y ahora la vaca sirve al reino. Aunque pobres, los plebeyos son de clase; aunque los plebeyos hagan del vino costumbre, Roma los hace grandes.

Luchan, viven, creen en la vida que toca. Basta con ocultar aquella información insólita que nadie entendería y todos conocen.

A veces creemos que nos enamoramos, nos lo creemos, y cometemos el error de violar las normas. ¡Violar las normas! Basta con un encuentro para subsanar las dudas, porque nos perdemos y nos quedamos sin palabras, vergonzosamente sinceros. Odiosamente secretos.

Hemos aceptado este sentimiento. Lo hemos comercializado. ¿Está el amor bajo control?─ Pocos saben, la sociedad necesita su cabaña imaginaria para refugiarse de su aluvión de sentimientos.

¿Y alguien ha visto hoy a la chica? Dicen que no va, dicen de ella… No lo decía, ¿la esperaban?

Aquella que sonreía y pedía, me gustaba despreciarla delante de todos. Algo debe de ser, debió de desaparecer sin dejar rastro.

Que cayó una bomba en su techo, asesinó a alguien en sueños y creía que la Policía le abría la puerta, que un día la vida le pareció mentira. Era como de mentira, pero al menos se iba y la olvidábamos.

Demasiado tonta para la madrugada, dan ganas de llamar a su padre. ¿Es ella? Su padre le rompió la cara, nadie la quería. Nadie se espera estas cosas, y, de repente, chilla y llora perdiendo la razón.

Ahora una familia rota por la drogodependencia de una niña malcriada. Llegó a ser muy maleducada. ¿De qué se ríe?─ No la miren. Ella quería tener un trabajo, ella solía vestir marcas.

Puede que se haya ido, dicen que tenía problemas de esos que dan muerte. Así que nos libramos de preocupaciones, tiene que ser así cuando todo le ha ido así, sentimos haber tardado tanto en entenderlo…: no volverá a pasar… Esta chica se tragó las normas de un suspiro, ¡no le hizo caso a nadie! ¿Que iba realmente sola?─ Mal de la cabeza, se sienten solos, no tienen dios ni reino…

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