"Si España fuese el Doctor Jekyll, Sálvame sería nuestro Míster Hyde"

Mundiario
José Juan Picos afirma que Sálvame es el reflejo deforme de nuestra sombra colectiva.

José Juan Picos, autor de "Sálvame: la telebasura como autoayuda" y colaborador de MUNDIARIO, afirma que el odio a la telebasura nace de su misma condición de espejo social deformante.

"Si España fuese el Doctor Jekyll, Sálvame sería nuestro Míster Hyde"

José Juan Picos, colaborador de MUNDIARIO, acaba de sacar al mercado editorial un ebook polémico sobre la figura de Jorge Javier Vázquez. El autor afirma que el odio a la telebasura nace de su misma condición de espejo deformante.

- ¿Por qué dice que Sálvame es un espejo?

- Porque a pesar de la excelente autoestima de los críticos de televisión y de muchos conciudadanos, la mayoría no somos muy distintos de la caricatura que nos ofrece Telecinco. Para ello tendríamos que haber desterrado la mezquindad de nuestras vidas y yo creo que todos padecemos a diario sus efectos. Se dice que España es fundamentalmente envidiosa, pero yo creo que ese es el síntoma. La epidemia es de almas mezquinas, achicadas por el miedo, la rutina y la furia. Y los de Sálvame son muy descarados y unos excelentes caricatos de almas. Si España fuese el doctor Jekyll, Jorge Javier Vázquez y los suyos serían Mr. Hyde, nuestra sombra. Eso fastidia y crea despecho.

- ¿Qué lo llevó a unir mitología, telebasura y autoayuda en este nuevo libro?

- Que sabía de qué hablaba, algo que hoy se echa de menos entre tanto profeta. Mientras mis compañeros de colegio empezaban con los primeros cigarrillos, yo, que era un pitagorín, leía enciclopedias. No todo, claro, solo las entradas de mitología, de la que soy un fanático. Con esa infancia, no me quedó más remedio que desparramar de mayor, así que me metí en la tele. Y entre unas cosas y otras, entenderá la falta que me han hecho los libros de autoayuda.

Aparte, buscaba un titular, claro. Con "Sálvame" no he sido, digamos, tan escritor: ofrezco un producto llamativo. Y "la telebasura como autoayuda" me pareció un buen eslógan.

- No acabo de entender la mezcla…

- La mitología lo explica todo: desde la morfina de un enfermo terminal, con la que invocamos a Morfeo, el dios de la adormidera, hasta cualquier fobia, territorio de Fobo, el hijo de Marte que repartía el miedo en las batallas. Por no hablar de que hoy la vida se ha convertido en una Odisea o que la crueldad de los gobiernos da pánico, el miedo que provocaba Pan, el dios silvestre. La mitología sirve para explicar la realidad, que es lo que pretende la autoayuda. Y la mitología y la verdadera ayuda han de ser paradójicas, pues la paradoja sorprende y anima a la mente. Mezclar la basura con el alivio me pareció paradójico y homeopático y, en cierto sentido, espectacular, la principal característica de la televisión.

- Tengo dudas sobre que la telebasura ayude a algo…

- Pues despéjelas. La idea base del libro es el título del primer capítulo: "Huye de las opiniones rutinarias como de las americanas con hombreras". Hay una opinión firme y de buen tono: "La telebasura es infame". Y punto. Yo voy más allá del "punto". Si la enfermedad social es la mezquindad, la periodística es la pandemia de opiniones trilladas. Hay una legión de salvapatrias en la televisión, la radio y la prensa movidos por una consigna común, la misma de políticos, financieros y directores de comunicación: "Somos imprescindibles porque el ciudadano medio es un menor de edad (o directamente idiota)". En mi libro les digo que se vayan a pellizcar mármoles. Los pongo en evidencia y ofrezco opiniones alternativas. Y eso, hoy en día, no es ayuda pequeña.

- Se diría que no tiene muy buena opinión de su profesión…

- De mi profesión tengo la más alta de las opiniones. De la caterva de nuevos ricos de la Transición que hoy la inundan y que deberían tomar ejemplo del rey saliente, tengo la peor. ¿O no le parece insultante la matraca del debate sobre la monarquía? No he visto tanta adulación desde, desde… Vaya, nunca había visto tanta adulación. Muchos de mis colegas parecen tintines en Syldavia: todos a salvar el cetro de Ottokar. El periodismo debería recuperar el lema del Licenciado Vidriera: "No soy bueno para la Corte, pues tengo vergüenza y no sé lisonjear".

Por cierto, ofrezco una idea para Change.org: que incluyan otra casilla en la declaración de la renta, con la de servicios sociales y la Iglesia. El que quiera monarquía, que la pague de sus impuestos. El problema no es tener un rey, el problema es el bolsillo, ¿o se nos está olvidando? Alguien me dirá que el rey sirve a España; más sirve el siete por ciento a los obispos, que te puede colocar a las puertas del Cielo.

Y en cuanto a mi profesión, nunca pensé, por ejemplo, que echaría de menos a José María García. El periodismo deportivo de hoy es algodón de azúcar: teñido de colorines, efímero e insustancial. Lo malo es que toda la profesión se está contagiando de eso mismo a un ritmo de cocainómano.

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