En España aún queda mucha basura que limpiar para ser un Estado de Bienestar

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Huelga de basura en Madrid

Cuando la gestión política, económica y social de un país como España es una bazofia, ocurre lo que ocurre: que tarde o temprano atufa y su aplastante olor lo cubre todo.

En España aún queda mucha basura que limpiar para ser un Estado de Bienestar

En realidad, la mugre que durante estos días lamió las calles de la capital no es más que una metáfora de la cutre realidad en la que vivimos. De hecho, no se trata tan solo de una huelga que estaba afectando a un único colectivo, sino que es la punta del iceberg de un problema mucho más profundo y grave que apesta más allá de nuestras fronteras. Usted ponga un montón de estiércol en la otra punta de la casa y verá como en poco tiempo el repelente aroma llega a su pituitaria. De la misma manera, en la Unión Europea, debemos heder a distancia y, a poco que nos despistamos, ya están catalogando de basura actuaciones como la del ministro Wert. En fin, somos los vecinos guarros del segundo izquierda que pegan chicles en el ascensor, se mean en las escaleras y pringan el portal.

Y es que, cuando la gestión política, económica y social de un país como España es una bazofia, ocurre lo que ocurre: que tarde o temprano atufa y su aplastante olor lo cubre todo. Mientras unos pocos se enriquecen a costa de muchos y convierten las cuentas de ahorro de los ciudadanos en verdaderos estercoleros, mientras el sistema judicial evacue ciertas sentencias discriminatorias como excrementos, poniendo de manifiesto que no todos somos iguales ante  la ley, o mientras las actuaciones sociales en Educación y Sanidad sigan dejando un rastro de cochambre que huele a leguas, de nada valdrá la sonrisa triunfal de la alcaldesa de Madrid. Más que nada porque, debajo de la alfombra, todavía queda mucha podredumbre que limpiar para conseguir un decente Estado de Bienestar.

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