En España ya no se distingue un debate político de uno del corazón

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Plató del programa Millennium.

Hubo épocas donde había disciplina, miedo o sumisión, pero el respeto al que tiene otra opinión nunca existió hasta que llegaron los debates dirigidos por Balbín en la televisión.

En España ya no se distingue un debate político de uno del corazón

Alguno de nosotros, los que ya hemos sobrepasado la mediana edad, nos hemos acordado muchas veces con añoranza de aquel programa de televisión dirigido y presentado por José Luís Balbín y denominado La Clave. En él se establecía un debate sobre un tema concreto que había sido ilustrado con una película, casi siempre excelente, a la que seguía un coloquio donde expertos con capacidad y conocimientos demostrados se alternaban en el uso de la palabra. Era delicioso ver al presentador fumando permanentemente en pipa, y al grupo de 6 personas alternándose en el uso de la palabra siempre con argumentos, razones y conocimiento de lo que se decía, y a los demás escuchando atentamente con respeto y sana admiración. Entonces era un programa de minorías por lo que su horario era nocturno, al menos entonces ya que ahora es frecuente que un programa familiar termine a las dos de la mañana un día de diario.

Entonces el programa no llamaba tanto la atención y aunque todos decían verlo, como también decían haber ido al concierto de Los Beatles o a Los clandestinos de Paco Ibañez, no solía ser cierto. La buena educación, las formas, y el saber comportarse era necesario en aquella sociedad y no estábamos tan hechos a los altercados salvo que fuesen manifestaciones, al menos en 1976 cuando empezó a emitirse aunque en su final, en 1985, ya eran diferentes las cosas. Ahora estamos en una época donde en las tertulias no se fuma, y aunque no sabemos si es por eso o porque los tiempos han cambiado, el ruido que emiten es similar a un patio de colegio, muchos hablando al mismo tiempo, ningún respeto por las opiniones ajenas, poca capacitad de escuchar, no ser experto en nada porque los tertulianos lo saben todo, y la descalificación permanente. Estas formas que impiden distinguir un debate político de uno del corazón, han llegado incluso al Parlamento donde pocos hablan, muchos se ausentan si hay que escuchar, y nadie admite que alguien fuera de su grupo pueda tener razón o hacer algo bien.

Por si alguien echa de menos un poco de paz, una tertulia de alto nivel donde los invitados de comportan exquisitamente, o simplemente quieren conocer qué se siente escuchando a gente docta que no solo habla sino que están muy interesados en oír y saber más, han puesto en antena un programa que no deja de recordar aquel de La Clave. Es en TVE2 a la una de la mañana de los lunes y se llama Millennium. El director y presentador, o mejor diríamos coordinador, es Ramón Colom, un ilustre respetable de otros tiempos pero en activo. De nuevo hay invitados del máximo nivel acorde con el tema a tratar, se visten respetuosamente para el acto, se escuchan, y nos sorprenden con grandes conocimientos de actualidad de los que no teniamos mucha información. Es un programa intelectual relegado a la madrugada, no porque la gente interesada en la cultura se acueste tarde los lunes o no madrugue los martes, simplemente porque está dirigido a una minoría ¿por qué si ya la 2 es minoritaria? Ojalá algún día estos programas sean de gran audiencia, ojalá.

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