El debate como herramienta esencial para el desarrollo de las habilidades transversales

Debate.
Debate.

La capacidad de análisis, el pensamiento crítico y el dominio de las técnicas de argumentación y refutación, son fuentes generadoras de importantes ventajas competitivas.

El debate como herramienta esencial para el desarrollo de las habilidades transversales

Trasímaco, Pericles, Sócrates, Demóstenes, Quintiliano o Cicerón son algunos de los grandes oradores de la historia. Verdaderos maestros en el arte de persuadir con la palabra, conjugaban análisis, reflexión, valores y capacidad argumentativa con la que sustentar el conocimiento, proyectar credibilidad y ganar legitimidad.

Ya en aquellos tiempos la retórica, la oratoria y la dialéctica sustentaban imperios. Paradójicamente, en plena era de la información, existen notables carencias comunicativas, más si cabe en la máxima expresión de la sociedad, la representación política.

Debate político en la antigua Grecia.

Debate en Roma.

En una comunicación basada en la mera repetición de argumentarios creados por gabinetes de comunicación, estrategias de dispersión, argumentos ad hominem, eufemismos, estadísticas ad hoc y el manido “y tú más”, cualquier respuesta que parezca argumentada, reflexiva o sincera, se torna excepcional.

Los torneos de debate como herramienta transformadora

Puede llamar la atención que en el entorno de la formación reglada -destacando los colegios, centros de FP y universidades públicas-, apenas se promuevan las habilidades comunicativas, aspecto en el que los clubes y torneos de debate son  fundamentales. En cierto aspecto es comprensible e inherente a la naturaleza humana y al principio de economía de la energía en la que se fundamenta el cerebro. Lo argumentamos.

Imaginemos un profesor que sigue los mismos apuntes desde hace 10 años. ¿Tendría predisposición a favorecer diatribas con alumnos con inquietudes, pensamiento crítico y conocimiento de las técnicas argumentativas, ansiosos de preparar un caso con los últimos datos de instituciones como el MIT, FMI, Harvard o London School of Economics?

¿No será más cómodo disponer un proyector, hacer alguna pregunta inductiva para simular participación y terminar la clase? Quizás en esa línea se muevan algunas de las causas del hierático, encorsetado y previsible sistema universitario público, sostenido por el erario, y tenuemente maquillado por el plan Bolonia.

Es por ello que una herramienta integradora, multidisciplinar y fundamental para el desarrollo de las habilidades transversales como son los clubes y las competiciones de debate solo están siendo impulsados por escuelas de negocio, algunas universidades privadas y contadas empresas patrocinadoras, sabedoras del alto valor añadido que crea en los futuros profesionales, y por consiguiente, en la sociedad.

Debate entre Mitt Romney y Barack Obama. / TV CNN

Debate entre Mitt Romney y Barack Obama. / TV CNN

No obstante, cabe subrayar que un torneo de debate no es un juego. Ni desde el prisma intelectual, ni desde el psicológico. Hablamos de un potente instrumento educacional en el que hay que superar diversos mecanismos de protección de la autoestima, exponerse al público y estar sujeto a valoraciones de jueces.

A ello debemos sumar el trabajo subyacente. Largos viajes, semanas investigando en diversas temáticas, construcción de estrategias argumentativas, ensayos y decisiones conjuntas. Un encomiable esfuerzo que forma parte del proceso transformador.

¿El resultado? Un sorprendente desarrollo de habilidades transversales, destacando el análisis crítico y el pensamiento lógico, la comunicación no verbal, la fluidez y la capacidad de trabajo en equipo. Un esfuerzo constante por mejorar el propio desempeño que extrapolado al ámbito profesional genera la diferencia entre un buen trabajador y un trabajador excepcional. 

Debate en un aula.

Debate en un aula.

En el debate académico no caben ambigüedades ni la venta de argumentos fútiles o edulcorados bajo píldoras de “ilusión y felicidad”. Suman el análisis, los datos, el razonamiento deductivo, la presentación de evidencias y la capacidad argumentativa, sintética y refutadora. Prima la capacidad resolutiva, envuelta en una justa y necesaria impronta emocional, con la que construir el mensaje persuasivo. Sin ambages.

“Habla claramente; talla cada palabra antes de dejarla caer” Oliver Wendell Holmes.

Desde hace casi una década tengo el inmenso placer de ser juez de debate en diversos torneos organizados por universidades y escuelas de negocio. Puedo asegurar que la evolución de algunos alumnos, en apenas seis meses, es sorprendente.

Torneo de debate celebrado recientemente en La Coruña.

Torneo de debate celebrado en La Coruña.

Reclutadores y cazatalentos, la asignatura pendiente

En países como Inglaterra o EE UU a los torneos de debate asisten decenas de reclutadores. En España es menos común.

La amplia mayoría de los equipos que compiten en los debates nacionales, serían, sin lugar a dudas, equipos de alto rendimiento en cualquier empresa con unos mínimos conocimientos de gestión de competencias y habilidades.

Si como estudiantes o recién titulados muestran estas inquietudes, afán de superación y capacidad resolutiva, imaginemos en una organización con visión estratégica que les proporcione las herramientas adecuadas para desarrollar su potencial. Sinergia en estado puro.

Entrega de premios en un torneo de debate celebrado en La Coruña.

Entrega de premios en un torneo de debate celebrado en La Coruña.

El retorno a la sociedad

En el actual contexto socioeconómico existe una evidente disociación entre política y sociedad. Y dos monólogos no hacen un diálogo. Es por ello que la mejora en las habilidades comunicativas tiene un elevado retorno. Una sociedad formada e informada, con mayor capacidad analítica y conocimiento de las diversas tácticas de manipulación, es menos vulnerable ante análisis sesgados, spin doctors, argumentos inductivos, eufemismos y todo el conjunto de falacias utilizadas en las diferentes estrategias político-económicas. Y como sostenía Demóstenes, estamos dispuestos a creer aquello que anhelamos.

Asimismo, profesionales con este nivel formativo y capacidad comunicativa son esenciales en la construcción de la sólida base competitiva que necesita nuestra economía, la cual debe fundamentarse en dirección estratégica, capacidad, talento y calidad, no en el mero factor precio.

Por todo lo argumentado, el debate emerge como una herramienta esencial para mejorar las habilidades transversales, enriquecernos a nivel intelectual, y, consecuentemente, construir una sociedad más justa, inteligente, reflexiva y meritocrática.

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