Ausencias, los desalientos y desencantos del poeta José García Pérez

Libro Ausencias.
Libro Ausencias.

La riqueza conjunta del poemario se va ensanchando hasta el desbordamiento de las esencias que el poeta extrae de sus interiores y expone frente a sí mismo, polémico creyente que medita con el peso de la madurez que dan los años.

Ausencias, los desalientos y desencantos del poeta José García Pérez

“Reconozco que es muy difícil encontrar un prólogo a una obra poética realizado por el autor de la misma” ,José García Pérez.

Tomo como columna donde apoyarme para desarrollar esta crónica, nada fácil dado su conjunto, las frases con las que el  propio autor José García Pérez abre el camino a su obra Ausencias. Su contenido, prosa y verso, lleno de presencias, majestuoso, ofrece tronco y ramas de poemas. La copa balanceo de desasosiego, que sus hondas raíces existenciales sostiene:

“Yo soy el poeta,

no un hacedor de versos,

sino torcedor de palabras

que creo y destruyo”.

El auto descriptivo  de la personalidad del poeta y hombre es todo un monólogo continuador desde el cual ofrece desafiada desnudez por medio de la palabra  poética. Con ella, desalientos y desencantos sometidos a un denso interrogatorio. La riqueza conjunta del poemario se va ensanchando hasta el desbordamiento de las esencias que el poeta extrae de sus interiores y expone frente a sí mismo, polémico creyente que medita con el peso de la madurez que dan los años.

“El verbo es Dios.

La eternidad, su tiempo.

El cielo y el infierno una risa de su llanto”.

“La palabra es mi aliada.

No la pido, la exijo”.

Y por medio de la sentida y a veces provocadora palabra ante los hechos, muestra su llegada y proceso creativo al espacio de la poesía hasta alcanzar un lugar para la actividad convertida en frondosa tertulia, creando un abanico de espacios poéticos y literarios, sobre los que me permito elegir a modo de muestra  hecha historia palpable ese medio siglo de existencia en dos etapas, papel  y digital, del cuaderno dedicado, abierto a todas las horas, a la poesía, la literatura y la crítica con el nombre sin fronteras desde la luminosa Málaga de Papel Literario. Hoy, posiblemente hoy el medio solitario que flota en el candelero literario.

 “Pero lo anterior se podría decir que fue ayer, por ello deseo remontarme al principio de mi quehacer poético y relación tardía con la poesía escrita”

Luego, muy sucintamente dejemos hablar del universo al propio escritor y poeta. Merecedor de mostrar su tiempo creativo: “En la actualidad llevo escritas cerca de 10.000 columnas de opinión y un puñado de poemas; cantidad de ellos, los clásicos rimados hasta llegar a la sextina, se encuentran recopilados en una antología titulada “Donde el viento silba nácar”, prologada por Morales Lomas, en la que toco, o creo haberlo conseguido, todos los palos y esta que ahora sale a la luz, o la sombra, cualquiera sabe, recoge una extraña mixtura de Ausencias que deseo hacerlas presente”.

El recuerdo del tiempo vivido le palpita en el verso mostrando la nómina del poeta, añoranza y nostalgia, crean ese estado de ansiedad en que la edad conduce al diálogo shakesperiano personal, frente a su Dios que al final de la batalla y herido el combatiente, conversa en  vísperas de los adioses que impasibles y silenciosos esperan.

“Me lo decían desde la lejana tarima

y fueron incrustados en mis blancos corales.

Años de dioses y demonios negros.

Negros los dioses, negros los demonios.

El rojo era perverso,

campanada de escándalo el amor”.

No oculta el protagonista la influencia de Pessoa en su pensamiento y elaboraciones sobre sí mismo y sus circunstancias. Acertado puede ser incluir en esta crónica un desasosiego del  genial portugués: “Considero a la vida como una posada en la que tengo que quedarme hasta que llegue la diligencia del abismo”

Mas dentro de ese desasosiego en el que desespera el  creador de pronósticos, el  amor es una pasión férrea, fuente donde calma la sed, mostrando la vestidura protectora que anima su existencia:

“Has quebrado mi muerte.

Ya vivo siempre vivo.

Eres antorcha donde lento muero

y me consumo y nazco

siempre entre lenguas rojas

que mantienen ardiendo

mi deseo de ti.”

Y las metáforas envueltas en una naturaleza perturbadora, ambiental y de colores hasta alcanzar embrujo de gavillas de versos, escalando altitudes de clásico sabor poético, dulzura y gozo, Pasión por amar y ser amado. Un Dios impreciso que aparece y se oculta, solo aparentemente, pues el todo poderoso tiene  apresado el yo del poeta sin posibilidades de poder zafarse de su poder sobrenatural. De aquí que el cantor busque y encuentre un poco o mucho de calma en la deslumbrante naturaleza viva mediterránea:

“Esta mañana de azul, primavera encendida,

la llama de sus voces mis sentidos aviva.

La flor de la ventana, que atraviesa los vidrios

con su aroma de cantos de perfumados silbos,

por la mesa se instala cual paloma de pétalos

que alaba silenciosa la fuente de estos versos.

La música sagrada que por la estancia vaga

prende aromas solemnes con radiaciones de alba.

El alma está dispuesta para que el ritmo fluya

y silencien mis miedos sus gritos de ultratumba.”

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