Atticus Finch, el héroe discreto y silencioso de la novela Matar a un ruiseñor

Matar a un ruiseñor.
Matar a un ruiseñor.

"Para poder vivir con otras personas tengo que poder vivir conmigo mismo. La única cosa que no se rige por la regla de la mayoría es la conciencia".

Atticus Finch, el héroe discreto y silencioso de la novela Matar a un ruiseñor

"Para poder vivir con otras personas tengo que poder vivir conmigo mismo. La única cosa que no se rige por la regla de la mayoría es la conciencia".

En el último club de lectura que modero yo, leímos el libro Matar a un ruiseñor. Una novela con una galería de personajes impresionantes, en los que la autora Harper Lee nos deleita con una narrativa sencilla y profunda, sin dejar nada en la superficie. Es la única novela de esta autora, al año de su publicación ganó el ansiado Pulitzer en 1961 y luego nunca más se lanzó a publicar otro libro. De lectura obligatoria en los colegios de Estados Unidos y una de las grandes novelas de la literatura universal, es un clásico imprescindible en nuestra biblioteca. 

Cabe destacar que Harper Lee fue intima amiga de Truman Capote desde la infancia y se comenta que es uno de los personajes de la novela. Esta obra maestra fue llevada al cine espléndidamente por Robert Mulligan, interpretada por Gregory Peck en el papel de Atticus Finch, con el que consiguió un Oscar en el año 1962. 

En el año 2007, el American Film Institute, incluyó el filme en el puesto número 25 en una lista de las cien mejores películas estadounidenses de los últimos cien años.

No pretendo hablar en profundidad de la novela ni de la película,  pero sí de los valores que nos enseña. Esos valores universales, que muchas veces olvidamos en nuestra vida diaria y los dejamos ahí apartados en un rincón cuando deberíamos tenerlos más presentes. El protagonista Atticus Finch es el héroe por excelencia, una persona integra y con una personalidad desbordante al que le da igual lo que los demás piensen de él. El solo quiere la igualdad para todos. Se desarrolla en un pueblo de Alabama, en los años 30. Un negro es acusado por la supuesta violación a una mujer blanca. Atticus será el abogado defensor de la pobre víctima, el hombre negro, y pese a que es evidente su inocencia será declarado culpable, por el racismo que pondera en aquellos tiempos. 

En la actualidad seguimos siendo muy racistas y xenófobos, algo hemos mejorado, pero para haber pasado casi un siglo, desde mi parecer yo creo que poco. Vivimos en una sociedad que prejuzga al prójimo sin cesar y en la que el hablar por hablar sigue estando presente. Los medios de comunicación nos muestran todos los días muertes injustas por racismo y por xenofobia, nos tapamos los ojos muchas veces ante estos horrores y no queremos entender a otras culturas.

En España se producen 4.000 agresiones al año por discriminación. Predomina siempre la ley del más fuerte, en un mundo material donde vemos que las personas importan poco. Yo siempre creí que el racismo existe porque hay personas racistas, quizás es una reflexión muy simple para un mundo tan complejo, quizás se trata de educar a los niños y de reeducar a muchos adultos, pero en una sociedad en la que nos hacen creer que hay que democracia y nos venden ideologías baratas, complicado va a ser que deje de existir el odio a otras personas por su raza, cultura, religión, sexualidad e infinidad de cosas, que nos hacen diferentes los unos a los otros, para mi esa diferencia es la esencia y la riqueza de los seres humanos, viva la pluralidad, la igualdad y los derechos humanos para todos es lo que debe prevalecer. 

Este pequeño diálogo de Atticus con su hija, me parece formidable.

- Atticus: Si solo aprendieras algo sencillo, Scout, te llevarías mucho mejor con toda clase de gente. Nunca se entiende realmente a una persona hasta que consideras las cosas desde su punto de vista.

- Scout: ¿Señor?

- Atticus: Hasta que te calzas sus zapatos y caminas con ellos.

Matar a un ruiseñor está llena de mensajes importantísimos para nuestro desarrollo personal. Siempre he valorado la humildad y la sencillez por encima de todas las cosas, dos rasgos que enriquecen a una persona y son los principales de Atticus entre otros, también es un hombre  honesto, templado que odia la violencia y con un gran deber de la justicia. 

Supongo que él es una utopía, pero yo sigo pensando que no está todo perdido y que en el mundo habrá gente parecida, que desde sus pequeñas vidas, sus insignificantes existencias y desde su pequeño universo, luchan mucho más que los grandes hombres desde sus grandes altares. Cambiémonos nuestros zapatos, quizás así podamos entendernos mejor al caminar sobre las huellas de otros. Que perduren en el tiempo novelas como estas, en mi permanecerá toda la vida.

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