La astenia primaveral, ¿mito o realidad?

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Sensación de astenia primaveral.

La primavera lleva consigo una serie de cambios y renovaciones que influyen directamente en la salud del ser humano. Saber adaptarse a ellos es esencial para lograr así un equilibrio dinámico y homogéneo con el medio que nos rodea.

La astenia primaveral, ¿mito o realidad?

Como cada 20 de marzo, la primavera ha hecho su aparición. Una época de cambio y renovación, en la que la naturaleza se reescribe a sí misma para dar lugar a un nuevo ciclo vegetativo.

El ser humano, como miembro partícipe de esta naturaleza, no es ajeno estos cambios. Como el resto de seres vivos, ha de saber adaptarse a esta nueva etapa. Esa adaptación podrá ser mejor o peor en función de la naturaleza propia del ser humano.

En esta época es frecuente oír hablar de una patología común cuya incidencia se va incrementando con el paso de los años. Es la denominada Astenia primaveral. Pero, ¿qué es realmente la astenia primaveral? ¿Es una patología en sí misma o una invención de la sociedad para explicar cómo se desarrolla el ser humano con su entorno?

La astenia primaveral es, a priori, un síntoma de cambio en el ser humano, que puede llegar a convertirse en una patología si estos síntomas se mantienen de forma crónica en nuestro organismo. Los síntomas más característicos de la Astenia primaveral son fatiga, apatía, dificultad de concentración, problemas para conciliar el sueño, dolores musculares, falta de apetito e irritabilidad.

¿Está justificada la astenia primaveral? Como ya se ha dicho, la primavera es época de cambio y renovación. El medio que nos rodea se va a ir viendo poco a poco cargado con más horas de luz solar y con un incremento notable en las temperaturas. La polinización de las plantas y el régimen de lluvias que conlleva esta época del año, influyen de manera directa en el ser humano. Se pasa del frío y de la oscuridad propias del invierno, a días luminosos y cálidos. El cuerpo debe saber adaptarse a estos cambios, si no lo hace de manera correcta, pueden aparecer los síntomas descritos anteriormente.

¿Qué podemos hacer para combatir o evitar la astenia primaveral? Como en la mayoría de las patologías, la clave está en la prevención. Debemos dar a nuestro cuerpo el tiempo necesario para poder adaptarse a estos cambios. Como recomendaciones debemos mantener unos hábitos alimenticios saludables, garantizar unas horas adecuadas de sueño y descanso, mantenernos en buena forma física, incrementar la ingesta de agua para mantenernos correctamente hidratados, evitando el consumo de sustancias excitantes, practicar técnicas de relajación y mantener una actitud positiva frente a los cambios.

Dicho todo esto, se puede decir que la astenia primaveral está lejos de ser un mito, supone un gran cambio en nuestro cuerpo que debe ser vigilado, y en caso de que nos sobrepase, acudir a los profesionales de la salud que velarán por ella.

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