África: potencialidades, retos y perspectivas de futuro

Memorias de África.
Memorias de África.

La dependencia externa, la supeditación tecnológica, y la falta de inversiones, centradas solo en la explotación petrolera y minera, hicieron que la cooperación al desarrollo en la zona fracasara.

África: potencialidades, retos y perspectivas de futuro

En la presente investigación, vamos a tratar la situación socio-económica del continente africano, poniendo de relieve tanto las grandes potencialidades de las que se caracteriza, como las debilidades y los graves problemas de los que adolece, y que entorpecen la buena marcha del continente hacia el desarrollo. Asimismo, abordaremos las políticas gubernamentales e internacionales en África, y sus consiguientes consecuencias sobre el desarrollo de una zona tan rica y diversa como compleja.

Las diferentes aproximaciones que se han hecho sobre África, varían según la óptica con la que el/la analista aborda el continente. Así, se subrayan dos tendencias importantes al respecto, tal como lo sostiene el pensador y panafricanista, Mbuyi Kabunda Badi: el afro pesimismo y afro optimismo.

Nosotros vamos a adoptar una postura intermedia que conjuga ambas tendencias, con tal de ser objetivos y realistas a la hora de analizar dicha zona, ya que ésta, si bien es cierto que se afronta a muchos problemas sociales, no es menos cierto, por otro lado, que goza de unas capacidades de desarrollo de alto nivel.

Crecimiento poblacional y una importante población activa

El continente africano arroja unas cifras muy esperanzadoras y comprometedoras con el futuro, y unos indicadores socio-económicos de gran relieve tanto a nivel continental como internacional. Con una población de 1.200 millones de habitantes, África es el continente con la mayor tasa de crecimiento más rápida en el mundo, y una tasa juvenil menor de 20 años estimada en el 70% que, a su vez, es la más alta en el mundo[1]. En 2014, el continente registró una tasa de crecimiento del 6% casi igual a la de los dragones asiáticos[2].

La superpoblación o la alta tasa de crecimiento poblacional de África (1200 millones de habitantes), China (1300) e India (1200), consideradas las potencias más emergentes de aquí al año 2030, y que constituyeron hasta 2016 más de la mitad de la población mundial, ha acabado en lo que se ha dado en llamar Chindiafrica.

Esta importante población activa podrá redundar en beneficio o perjuicio del continente, según la ausencia o existencia de oportunidades de trabajo, aunque los datos apuntan a una realidad social más precaria y desigual, como veremos más adelante.

Indicadores económicos de alto impacto continental e internacional

África irrumpe en el panorama económico internacional con unos indicadores de gran relieve, y de una repercusión sobre el desarrollo humano de capital importancia. El continente concentra casi el 33% de los recursos del mundo[3]. Asimismo, se estima que en 100 años África tendrá más de la mitad del PIB a nivel internacional, por el gran dinamismo económico de la zona. Además, con unas tierras cultivables que constituyen más de la mitad a nivel mundial, grandes recursos naturales como las materias primas y el petróleo, el continente se ha convertido en un punto de atracción de muchos países, especialmente de China e India, cuya industrialización requiere materias primas para fortalecerla.

En virtud de lo anterior, África genera al año 700 millones de toneladas de productos agrícolas, lo que supone el 15% de su riqueza. La clave de estas apreciables cifras hay que atribuirla al hecho de que 7 países de un total de 15 a nivel internacional donde más ha crecido la producción agrícola, son africanos: Angola (13,6%), Guinea (9,9%), Eritrea (9,3%), Mozambique (7,8%), Nigeria (7%), Etiopía (6,8%) y Burkina Faso (6,2%)[4].

Desafíos, problemas y conflictos

Los muy apreciables y positivos indicadores anteriormente señalados, chocan desgraciadamente contra la dura realidad, a raíz de factores tanto internos como externos. Por esta razón, África tiene una imagen dicotómica, de paradojas, tal como lo decía Leopoldo Sédar Senghor, antiguo presidente de Senegal.

En primer lugar, es de destacar, tal como lo sostiene el panafricanista Mbuy Kabunda en una entrevista realizada con el periódico El País, que la dependencia externa, la supeditación tecnológica, y la falta de inversiones, centradas solo en la explotación petrolera y minera, hicieron que la cooperación al desarrollo en la zona fracasara, en sentido de que ningún país ha podido desarrollarse gracias a dicha cooperación. Dicho fracaso se produjo también a raíz del desvío de los fondos de cooperación hacia la corrupción por parte de los dirigentes africanos, y a raíz de la prioridad que los donantes del norte dieron a sus intereses económicos, comerciales y geopolíticos, dejando relegado a un segundo plano el desarrollo local.

El fenómeno de los niños de la calle, el consumo y tráfico de droga, la violencia urbana, el éxodo rural, la inmigración clandestina, los conflictos armados, la pobreza, el analfabetismo, las enfermedades, y la salida explícita de capitales hacia el exterior, favorecida por las grandes entidades financieras internacionales y de las multinacionales, son otros preocupantes problemas cuya erradicación requiere grandes esfuerzos.

Problemas sociales

África es la segunda región más desigual del planeta, por detrás de América Latina. En 2014 se registró un total de 413 millones de africanos viviendo en la pobreza[5]. Además, en 2016 se estimó que más de la mitad de la población africana vive con menos de un dólar al día. Asimismo, la dependencia económica y comercial de África, hizo que las costosas importaciones de alimentos al continente supusieran 5000 millones de dólares en 2014.[6].

Con una esperanza de vida de 55 años, y un 77% de la población dependiente de la agricultura, la zona registró en 2006 la más elevada mortalidad infantil en el mundo de niños menores de un año, calculada en torno a 59 decesos por mil nacidos vivos[7].

Es de destacar también que 621 millones de africanos no tienen acceso a la electricidad[8].

Educación

La zona adolece de un retraso latente en el ámbito educativo. 50 millones de niños no tiene acceso a la educación, y el acceso a la enseñanza superior solo se estima en el 7%[9]. El 80% o el 90% de las escuelas se concentran en el mundo urbano, con una presencia masculina mayor a la femenina.

La fuga de cerebros constituye otro de los graves problemas a afrontar de cara al futuro, ya que solo en Gran Bretaña hay más médicos de Malaui que en el propio país.

Además, la prioridad que se ha otorgado a la enseñanza de lenguas extranjeras, en detrimento de las lenguas locales (como el amazigh por ejemplo) es otro de los retos a subsanar[10].

Enfermedades

Entre las enfermedades más virulentas y graves que azotan la zona, destacamos el Sida. Desde su aparición en el continente hasta la actualidad, cerca de 25 millones de personas han muerto en el mismo, lo cual supuso una pérdida del 2% de crecimiento económico. Entre las principales causas de la alta extensión de esta endémica enfermedad, destacamos la poligamia, la violencia sexual, la lactancia, falta de control en los hospitales, así como otras formas ligadas a creencias personales, tales como pensar que llevar el acto sexual con una virgen hará curar al infectado.

Entre las medidas a tomar en cuenta para acabar con esta plaga social, sobresale la prevención, la educación y la formación-información.

Perspectivas, propuestas, retos y problemáticas políticas

África posee, como hemos señalado anteriormente, unas grandes potencialidades y fortalezas que, bien encauzadas y gestionadas, redundarán en beneficio de la población.

En la zona hay 400 millones de hectáreas de tierra cultivable situadas entre Senegal y Sudáfrica, pero solo se explota el 10%. Asimismo, el 79% de los campos cultivables están sin trabajar, y solo un 4% de los campos de cultivo están irrigados. Además, es de señalar que 60 millones de hectáreas cultivables del continente están en manos de extranjeros para su explotación, según datos de la ONG Grain[11].

Por otro lado, la capacidad eléctrica de España es el equivalente de la capacidad eléctrica de todo el continente africano, y solo el 10% de las zonas rurales tiene acceso a la electricidad.

Las reglas de la Organización Mundial del Comercio imponen lo mismo a países desarrollados y los no desarrollados, sin tomar en cuenta los desequilibrios económicos, hecho que conduce al intercambio desigual y, por ende, al desarrollo desigual. Es por esto por lo que hay que fomentar los mercados internos, las iniciativas locales y respetar el pluralismo étnico y cultural para conseguir un auténtico desarrollo.

Me gustaría concluir con una cita del pensador Mbuyi Kabunda Badi, en la cual se recalca en la importancia de un desarrollo impulsado desde abajo hacia arriba, participativo y democrático:

“Todos aquellos modelos, impulsados por un Estado convertido en intermediario entre el capital internacional y la burguesía local explotadora y opresiva, han fracasado por haber excluido la participación popular en el proceso de desarrollo y en el ejercicio del poder”[12].  

 

[1] UE-África, más allá de una relación entre donante y receptor, El País, 31 de marzo de 2014, disponible en <http://elpais.com/elpais/2014/03/31/planeta_futuro/1396282169_090384.html>, Fecha de consulta: 28 de diciembre de 2016>

[2] “Mbuyi Kabunda: África será en un siglo un continente emergente”, El País, 08 de febrero de 2016, disponible en <http://elpais.com/elpais/2016/02/05/eps/1454687912_471346.html> (Fecha de consulta: 28 de diciembre de 2016)>

[4] “África: granero del mundo”, El País, 7 de octubre de 2013, disponible en <http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/10/07/vidayartes/1381175124_503819.html> (Fecha de consulta: 28 de diciembre de 2016)

[5] “África crece y muere de hambre”, El País, 07 de mayo de 2014, disponible en <http://elpais.com/elpais/2014/05/07/planeta_futuro/1399479955_498559.html> (Fecha de consulta: 29 de diciembre de 2016)

[7] «Croissance sans développement en Afrique : comment corriger l’anomalie?>, Le Monde, 6 de noviembre de 2006, disponible en <http://www.lemonde.fr/afrique/article/2015/11/06/croissance-sans-developpement-en-afrique-comment-corriger-l-anomalie_4804808_3212.html> (Fecha de consulta: 27 de diciembre de 2016)

[10] Op., Cit., <http://elpais.com/elpais/2016/02/05/eps/1454687912_471346.html> (Fecha de consulta: 28 de diciembre de 2016)>

[12] Mbuyi Kabunda Badi, “Las estrategias de desarrollo en África. Balance y alternativas”, Revista de Historia, Cáceres, 1993, pp. 227-244.

 

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