La adaptación al cambio climático, única solución para el castigado Corredor Seco Centroamericano

Construcción de una tubería de agua en una casa en Honduras. / FAO Honduras
Construcción de una tubería de agua en una casa en Honduras. / FAO Honduras

Unos 3,5 millones de personas necesitan ayuda humanitaria con 1,6 millones en situación de inseguridad alimentaria moderada o grave en los países más afectados del Corredor Seco Centroamericano: El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua.

La adaptación al cambio climático, única solución para el castigado Corredor Seco Centroamericano

El Corredor Seco Centroamericano (CSC) y el Arco Seco de Panamá son los delimitados por zonas geográficas cuya época seca es mayor de cuatro meses. Los países más afectados por la climatología son El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua. Ellos son los que más han sentido los efectos climáticos de El Niño que comenzó en 2015. El Niño es un fenómeno natural que se caracteriza por el calentamiento anormal de la temperatura de la superficie del mar en el Océano Pacífico central y oriental ecuatorial. Como promedio, se presenta en intervalos de dos a siete años y puede durar hasta 18 meses. El Niño tiene amplias consecuencias en los regímenes meteorológicos y climáticos a nivel mundial; en algunas regiones puede dar lugar a una disminución de las precipitaciones y la aparición de la sequía, mientras que en otras produce fuertes lluvias e inundaciones. 

Según informa la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), los efectos del fenómeno de El Niño que si bien ya se ha disipado en la región, todavía tiene consecuencias dramáticas sobre la seguridad alimentaria y nutricional de las poblaciones vulnerables tras la pérdida de dos cosechas consecutivas de granos básicos. Como resultado, unos 3,5 millones de personas necesitan ayuda humanitaria con 1,6 millones en situación de inseguridad alimentaria moderada o grave en los países más afectados comentados anteriormente: El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua.

Unos 3,5 millones de personas necesitan ayuda humanitaria con 1,6 millones en situación de inseguridad alimentaria moderada o grave en los países más afectados comentados anteriormente: El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua.

Por ejemplo, en Guatemala, el Ministerio de agricultura, ganadería y alimentación ha reportado que las 82000 toneladas de maíz perdidas representan una pérdida financieras de 30.8 millones de USD mientras que las 118200 toneladas de frijol negro perdidas representan una pérdida financiera de 102.3 millones de USD. Hasta la próxima cosecha (agosto de 2016) la seguridad  alimentaria  se va a  deteriorar debido al agotamiento de reservas  de grano básico de las familias.

En Honduras, las estimaciones recientes indican que alrededor de 461000 están en inseguridad alimentaria moderada o severa. Las estimaciones preliminares en el Corredor Seco indican  pérdidas hasta del 60 por ciento de las cosechas de maíz y del  80 por ciento en las zonas de cultivo de frijol, lo que ha provocado un leve aumento en el precio de granos. Hasta la próxima cosecha (agosto de 2016) la seguridad  alimentaria  se va a deteriorar debido al agotamiento de reservas  de granos básicos de las familias.

En El Salvador el Ministerio de agricultura y ganadería estima que 85 858 hectáreas de maíz se han perdido o dañado. Debido a la irregularidad de las lluvias durante el año 2015, el 60 por ciento de la cosecha de maíz fue destruida. El impacto de la sequía actual en la economía ha aumentado con respecto a la sequía de 2014  de aproximadamente 100 millones de  USD en 2015. Esto incluye  las pérdidas de inversión, que se estiman en 29 millones de  USD en semillas, fertilizantes, pesticidas y preparación de la tierra. Hoy en día se estima que 190 000 personas están en  inseguridad alimentaria severa y moderada. Hasta la próxima cosecha (agosto de 2016) la seguridad  alimentaria se va a deteriorar debido al agotamiento de reservas de grano básico de las familias.

Ahora, la FAO estima que el castigado Corredor Seco Centroamericano (CSC) sentirá los efectos de La Niña en la segunda mitad de 2016, dado que es la contraparte de El Niño y se producen cíclicamente. La Niña se asocia con lluvias superiores a lo normal durante los meses de junio a agosto. Esto podría beneficiar a la primera cosecha de granos básicos que ya se están sembrando en condiciones de sequía. Sin embargo, la probabilidad de lluvias en exceso asociada con una temporada de huracanes del Atlántico más activa (junio-noviembre), típico de un episodio de La Niña en la región, podría tener graves consecuencias para el sector agrícola. Por eso, desde la FAO, y este mismo jueves 1 de julio, han pedido aumentar la concienciación y coordinar las respuestas -tanto a las crisis de larga duración relacionadas con El Niño en el Corredor Seco como ante la posibilidad de un evento de La Niña en la segunda mitad de 2016.

Diversos organismos la ONU y varios de sus socios se reunieron el jueves 1 de julio en la sede en Roma de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). El encuentro contó además con la presencia del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), con el objetivo de movilizar a la comunidad internacional a apoyar los esfuerzos colectivos.

Filtros para la reutilización de agua de lluvia para la agricultura en Honduras. / FAO Honduras
Filtros para la reutilización de agua de lluvia para la agricultura en Honduras. La FAO ayuda a los países del corredor seco en América Central para aumentar la resiliencia de las familias, las comunidades y las instituciones para prevenir y hacer frente a los riesgos de desastres que afectan a la agricultura y la seguridad alimentaria y nutricional de una manera oportuna y eficiente. / FAO Honduras

 

El Ministro de Agricultura, Ganadería y Alimentación de Guatemala, Mario Méndez, el Secretario de Agricultura y Ganadería de Honduras, Jacobo Paz Bodden, y el Viceministro de Agricultura y Ganadería de El Salvador, Hugo Flores, participaron a la reunión, que concluyó con una declaración conjunta que hizo hincapié en los desafíos comunes en el Corredor Seco, incluyendo el adaptar los sistemas de producción de la agricultura familiar en pequeña escala al cambio climático; y ampliar los esfuerzos para reducir la pobreza, la desigualdad y la vulnerabilidad socioeconómica y ambiental de la región.

Los pequeños agricultores familiares y las comunidades rurales son muy vulnerables a los fenómenos climatológicos extremos, por eso la FAO tiene claro desde hace tiempo que aumentar la resiliencia (capacidad de adaptación del ser humano frente a situaciones adversas) es la clave para millones de personas en todo el mundo.

Los pequeños agricultores familiares y las comunidades rurales son muy vulnerables a los fenómenos climatológicos extremos, por eso la FAO tiene claro desde hace tiempo que aumentar la resiliencia (capacidad de adaptación del ser humano frente a situaciones adversas) es la clave para millones de personas en todo el mundo. “No se puede lograr un desarrollo sostenible sin  medios de vida resilientes. Las personas de todo el mundo están cada vez más expuestas a peligros naturales y situaciones de crisis, desde la sequía, las inundaciones, los terremotos y las epidemias hasta los conflictos, las perturbaciones en los mercados y crisis más complejas y prolongadas. A nivel mundial, un 75 por ciento de las personas pobres y aquejadas de inseguridad alimentaria dependen de la agricultura y los recursos naturales para vivir. Normalmente, son las personas más afectadas por los desastres.”, advierten desde la FAO y así lo han vuelto a destacar este jueves 1 de julio diversos responsables de las Naciones Unidas: “Resulta esencial que la comunidad internacional y los gobiernos del Corredor Seco Centroamericano (CSC) actúen de forma urgente para ayudar a reforzar la resiliencia y la seguridad alimentaria, y restaurar los medios de vida dañados por la sequía y otros impactos meteorológicos extremos de El Niño, según afirmaron hoy diversos responsables de las Naciones Unidas.”

En el discurso de apertura de este encuentro en la sede en Roma de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) el Director General de la FAO, José Graziano da Silva señaló que "el desafío al que se enfrenta el Corredor Seco no es solamente el cambio climático: sino también la pobreza extrema y la inseguridad alimentaria y nutricional", advirtiendo que: "tenemos que cambiar la estrategia de la respuesta tradicional y hacer frente a las causas estructurales de la pobreza y la inseguridad alimentaria en el Corredor Seco Centroamericano, y no conformarnos con simplemente montar una respuesta humanitaria cada vez que se produce una situación de emergencia".

"Necesitamos centrarnos en la resiliencia, incluyendo el desarrollo sostenible y la adaptación al cambio climático", añadió el Director General de la FAO.

Igualmente, señaló que la alianza estratégica entre las organizaciones de la ONU con sede en Roma (FAO, FIDA y PMA), así como los esfuerzos de cooperación Sur-Sur serán fundamentales para erradicar el hambre y la pobreza en el CSC sin embargo, la magnitud del desafío requiere el apoyo de toda la comunidad internacional.

El Presidente del FIDA, Kanayo F. Nwanze aseguró a su vez que: "es crucial responder a las necesidades inmediatas de las personas que sufren como consecuencia de El Niño. Pero debemos también reconocer que el cambio climático seguirá agravando estos fenómenos meteorológicos extremos. La única manera de garantizar la seguridad alimentaria futura en la región, es invertir en desarrollo a largo plazo para ayudar a las personas a ser más resilientes ante los impactos, de modo que puedan seguir alimentando a sus familias".

La acción coordinada entre los diferentes organismos y socios para fomentar la resiliencia de las personas vulnerables del Corredor Seco salvará vidas, mientras se trabaja para eliminar la inseguridad alimentaria, dijo por su parte la Directora Ejecutiva del PMA, Ertharin Cousin.

"Juntos, no sólo tenemos que eliminar la pobreza, sino también abordar de forma preventiva el extraordinario nivel de vulnerabilidad social, económica y ambiental que experimentan las personas que viven en el Corredor Seco, todo lo cual contribuye a la inseguridad alimentaria", aseguró Cousin.

"Los datos y la experiencia –añadió- demuestran claramente que los costos de la respuesta de emergencia y rehabilitación después de producirse un desastre superan de forma sustancial el coste de la reducción de riesgos y de las medidas de mitigación tomadas antes de que ocurra ese desastre".

Sistema de riego de la FAO. / FAO Honduras
Sistema de riego de la FAO. La FAO ayuda a los países del corredor seco en América Central para aumentar la resiliencia de las familias, las comunidades y las instituciones para prevenir y hacer frente a los riesgos de desastres que afectan a la agricultura y la seguridad alimentaria y nutricional de una manera oportuna y eficiente. / FAO Honduras

 

La labor de la FAO

En la zona del Corredor Seco de El Salvador, Guatemala y Honduras, la FAO apoya a los pequeños productores y a las comunidades rurales que son altamente vulnerables a los eventos naturales extremos, como sequías recurrentes, exceso de lluvias e inundaciones.

Con el objetivo de reducir el impacto de estos fenómenos climáticos extremos, el trabajo de la FAO en la región consiste en fortalecer la capacidad de gestión del riesgo de desastres de las autoridades nacionales y locales y en crear sistemas de información y alerta temprana. Se promueven las buenas prácticas y tecnologías, por ejemplo, mediante el suministro de semillas de ciclo corto y cultivos resistentes a la sequía, el establecimiento de sistemas de captación de aguas y fondos de contingencia comunitarios y el apoyo a la agrosilvicultura.

Además, el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) y la FAO acordaron este jueves 1 de julio trabajar conjuntamente para promover inversiones que contribuyan a la reducción de la pobreza rural y a fomentar el desarrollo socioeconómico y la integración de América Central, así como a apoyar y políticas y medidas de adaptación y mitigación del cambio climático de en los países del Corredor Seco.

Las áreas prioritarias incluyen: el Corredor Seco, restauración de la tierra y enfoques integrados del uso de la tierra; y la gestión sostenible de las montañas y los bosques; asociaciones público-privadas y acceso a los mercados. Otras áreas potenciales de colaboración entre el BCIE y la FAO son los enfoques innovadores e integrados en el manejo de los bosques y la tierra.

La labor del FIDA

El FIDA apoya actualmente una amplia gama de proyectos en las áreas del CSC de El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, que ayudan a los pequeños campesinos pobres a adaptarse a los impactos del cambio climático y aumentar su resiliencia ante los fenómenos meteorológicos extremos. En El Salvador, por ejemplo, los agricultores aprenden métodos de conservación de los suelos y el agua, así como técnicas de cultivo más adecuadas a las regiones áridas.

Los proyectos apoyados por el FIDA en los países del Corredor Seco comprenden también la construcción de estructuras de captación de agua, la generación de información e investigación actualizada que ayude a prever los riesgos climáticos y la vulnerabilidad, y la ayuda a los agricultores con mejoras básicas en el hogar, como la construcción de estufas de bajo consumo energético y letrinas de bajo caudal de agua. Creyendo que las inversiones en resiliencia a largo plazo pueden reducir el impacto y el costo de los desastres, el FIDA participa activamente en el diálogo sobre políticas con los gobiernos y los responsables de la toma de decisiones en la región.

La labor del PMA

El PMA suministró ayuda a 1 millón de personas cada año en 2014 y 2015 en Guatemala, El Salvador y Honduras, principalmente a través de las transferencias de efectivo. El PMA consideró prioritario asistir a unas 600 000 familias con inseguridad alimentaria grave –según sus previsiones- hasta finales de agosto de 2016, en especial aquellas que esperan sólo una cosecha en lugar de las dos habituales.

El PMA ha apoyado las intervenciones de socorro nacional y los esfuerzos de recuperación de los efectos de la sequía en el Corredor Seco Centroamericano agravados por El Niño, especialmente durante la última parte de 2015. Se proporcionó apoyo inmediato a las poblaciones que sufren inseguridad alimentaria afectadas por la sequía y se facilitó su recuperación a través de la creación de activos y la formación, con el fin de sentar las bases para una transición hacia la resiliencia mediante programas e iniciativas del PMA de desarrollo de capacidad a nivel regional y nacional.

De forma más específica: en las comunidades afectadas por la sequía en Honduras, el PMA está distribuyendo 170 toneladas de Super Cereal Plus, un nutritivo suplemento alimenticio enriquecido con proteínas, vitaminas y minerales, para apoyar a los niños menores de cinco años amenazados de malnutrición. En abril de 2016, se estaba distribuyendo este suplemento a más de 9 200 niños en 44 municipios y cinco departamentos.

En Guatemala, el PMA trabaja con el gobierno para proporcionar ayuda alimentaria condicionada a cambio de la creación de activos para facilitar la planificación de respuestas de emergencia. En esta iniciativa participan pequeños campesinos o trabajadores estacionales sin reservas alimentarias; familias que dependen de la agricultura como principal fuente de ingresos, y las que han sufrido más de un 50-75 por ciento de pérdidas de sus cereales básicos.


Se puede consultar el informe de situación de junio de 2016 del Corredor Seco Centroamericano aquí.

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