35 aniversario de Clangor: inolvidable tributo a la memoria de un templo mítico

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Recuerdo de Clangor.

La autora, una de las máximas especialistas de la movida, analiza con un indisimulado fervor ochentero la celebración del 35 aniversario de la Sala Clangor, lugar mítico de la movida.

35 aniversario de Clangor: inolvidable tributo a la memoria de un templo mítico

Pidamos lo imposible, decían los estudiantes del 68. Pidiendo lo imposible -pero lo más deseado- muchos ochenteros hubieran pedido un viaje en el tiempo a un espacio, a una década mágica y sobre todo a un sentimiento perdido. Y lo imposible se convirtió en real: Clangor con motivo del 35 aniversario de su fundación revivió, aunque fue como en los cuentos de hadas, solo por unas horas.

Clangor, lugar mítico de la movida gallega de los 80, celebró uno de los eventos musicales más singulares que se haya celebrado jamás, aunque no en el desaparecido espacio compostelano, sino donde se había sido gestado: el Playa Club de A Coruña.

El Playa, local regentado por la conocida familia Pereira en 1980, espoleado por las ganas y nuevos aires londinenses de un jovencísimo Fernando Pereira, abrió el Proyecto Clangor... Pero en A Coruña no cuajó por la falta de un caldo de cultivo joven y transgresor que sí encontró en Santiago. Santiago se convertiría en su lugar natural y donde se desarrollaría durante toda la década con una potencia inusitada. Luego volvería a Coruña unos años más y tuvo gran éxito, pero no volvió a ser lo mismo...

La movida había surgido en Vigo y Madrid, pero Santiago se convertiría en la ciudad que más movida consumió y además con más entusiasmo. Fernando Pereira, con apenas 22 años, se convirtió en su gurú. Como se dice ahora "marcaba tendencia". Adelantaba la que se convertiría en la música favorita de los universitarios, cómo y dónde oírla, bailarla y a qué volumen. Diseñaba los posters que decoraban sus habitaciones y elegía las frases que se convertían en consignas a través de su icónica cartelería... Y algo inaudito: llegó a dar el salto al diseño de ropa con sus inolvidables Clangor Sports Wear... -ropa para el uso específico del rock and roll - que lucían unos cuantos "elegidos" y el mismísimo Loquillo. Lideraba- sin pretenderlo- una gran masa de postadolescentes llenos de ganas de vivir y  adueñarse del mundo, que absorbían como esponjas y vivían más felices de lo que nunca en la vida lograrían volver a ser. Aquel Santiago de los 80, “la ciudad burbuja”,  más perfecto que el mejor parque temático que hubiera sido diseñado para ellos,  un particular Olimpo en el que todos se sentían dioses...  con la banda sonora de Clangor.

Quizás como respuesta a esa inquebrantable adhesión, Pereira les obsequió con lo más preciado en una época en la que la música era el máximo estandarte de identidad a reivindicar: conciertos en directo de sus músicos venerados.

La sensación de aquellos jóvenes era la de ser tan privilegiados como los jóvenes de Liverpool que vieron a los Beatles en The Cavern. Clangor acogió a bandas entonces emergentes y hoy  de culto como Golpes Bajos, Nacha Pop, Gabinete Caligari, Loquillo y los Trogloditas y punteras bandas internacionales. El himno y disco de culto de la Movida: el maxi de Malos tiempos para la lírica sonó por primera vez entre aquellas paredes y la canción más emocional de la década " Una décima de segundo", la escribió en una servilleta Antonio Vega a Elisa, una de las camareras de Clangor.

Tras el trágico final que supuso el atentado y la injusticia que supuso la nunca suficientemente reconocida inocencia de Pereira como comentamos en la exitosa entrevista de MUNDIARIO Clangor: 25 aniversario del atentado que supuso el broche final de la movida Fernando Pereira encauzó su vida al mundo pictórico. No en vano,  -muy perceptible para aquellos que conocen su obra -en sus genes estaba el talento de su padre, el " insurgente" Tomás Pereira, autor de los icónicos murales blanquinegros de Clangor.

Llegó el día esperado

Llevaba 15 años sin pinchar y este año, como catarsis mediática decidió hacer una fiesta del 35 aniversario que recuperara los valores únicos de Clangor, lo que de verdad debería pasar a la historia . "Continuamente me llamaban por el aniversario de la bomba. El recuerdo es siempre ese. Quiero cambiarlo y hablar de lo que realmente fue Clangor»

Prometidas cinco horas de magnífica música y con el regalo de un grabado de Fernando en el bolsillo, dias antes de que comenzara el evento, la gente reservaba sus entradas con una mezcla de sentimientos y emociones contrastadas. Nadie quería verbalizarlo, pero subyacía en todos ellos un gran temor a la decepción. Una nostalgia doliente latía hacia el lugar imprescindible para todos aquellos que vivieron los 80 de una manera existencial. Clangor había sido irrepetible, lo que significaba que no se podría repetir.

Pero la noche prometía... Cuando se constató la presencia  fisica de Loquillo, fue crucial... no sólo por ser el único superviviente en activo de aquellos tiempos que sigue manteniendo incombustible el bastión de la coherencia y el rock and roll. En ese momento también encarnaba los sólidos valores de la amistad y la pervivencia de los lazos de antaño... que siguen habitando en el corazón de los ochenteros –  aún sin mantener contacto- por haber compartido aquella intensa época en la que la amistad era mucho más importantes que la propia familia.

Rockanroleando...

La fiesta empezó puntualmente. Un Dj abría boca con música de los 80'. A la una en punto  Loquillo subió al  escenario y ofrecía un selecto concierto acústico en el mismo lugar en el que había tocado más de treinta años atrás cuando hacía el servicio militar en Ferrol. Y con toda la sala entregada, el artista se retiró con una frase  a la vez humilde y demoledora..: "somos los teloneros de Fernando Pereira". 

... Y por fin llego el momento mas esperado: Pereira entró en la cabina y abrió con el épico "I still haven't found what I'm looking for" (Todavía no he encontrado lo que ando buscando"),  tal vez un mensaje para aquellos que dejaron parte de su ser en los 80 y nunca volvieron a encontrarlo y  una serie de temas entrelazados de U2,  riffs  de guitarra de los Rolling, Simple Minds, The Godfathers, The Romantics, The Cure, y sobre todo y lo que todos esperaban “ lasdeClangordetodalavida”. No dejó de lado sus clásicos guiños a sus preferencias musicales -muchas veces al margen del ritmo o  la lógica- como solo él sabía hacer y nadie, aunque lo intentaron hasta la saciedad, fue capaz de repetir...

Acabó con el tema fetiche de los '80 "Chica de ayer" de Nacha Pop, una canción nunca  vapuleada en la sala como ha sido después, pero posiblemente el personal recuerdo en su noche especial al gran Antonio Vega, un hermano para Pereira hasta su muerte.

Masivo público coruñés

El publico fue muy ecléctico, mayores y jóvenes extemporáneos tal vez atraídos por la leyenda.  Dada su ubicación en el Playa Club, hubo una afluencia masiva de coruñeses. Mucho apellido CTV (coruñés de toda la vida ), Molezún, Etcheverría, Pérez-Alcalde y profesionales destacados como Luis Quiroga, presidente del Club de Golf, el abogado Miguel Juane, el poeta Paz Gago, los empresarios Landín, dueños del inolvidable La Bolera, el reputado odontólogo Francisco S. González Dans (ojos y oídos de esta crónica), políticos como Carlos Marcos, de UC, y Pepe García, del PSOE, y la exhuberante concejala del PP Lucía Canabal. No quiso faltar Ricardo Urgell, dueño del emporio Pachá, que se desplazó a Coruña a instancias de su mujer María Chaver, auténtica fan de la sala.

Muchos demostraron que "quien tuvo retuvo" como la física Estrella Roca, autentica estrella de las noches del Clangor compostelano y otros en los  que, 35 años después, "los surcos de la piel de su cara delataban la mala vida que no ha supieron dejar de lado"...  Absolutamente todos coincidían en que la experiencia había sido maravillosa y mágica. Fue una noche de rock&roll, de recuerdos, de emociones, de reencuentros  " el paso de los años, ablanda y la gente dura da abrazos que no te esperas, ves el cariño en las mirada"· aunque también de ausencias...

Pero que los asistentes a la fiesta formaran un grupo más upper class y menos transgresor al de la auténtica sala Clangor de Santiago no desencantó. Al revés, se quedaron con ganas de más y sobre todo del reencuentro definitivo en Santiago con aquel público heterogéneo que provenía de todos los rincones de Galicia y que, según dicen, es muy posible que se produzca en breve con una nueva fiesta.

Muchos de  los que no pudieron compartir la vivencia de esa noche de intenso recuerdo  hubieran dado cualquier cosa para poder estar. Algunos han reconocido sin recato haber estado allí “ no en cuerpo pero sí en alma” . Otros comentan que días después seguían con la música de Clangor retumbando en su cabeza y con el sentimiento agridulce de la alegría y la nostalgia por aquel paraíso perdido que afirmaba con vehemencia: " No hables de futuro es una ilusión porque el rock and roll conquistó tu corazón".

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