Todos ganan… un buen repaso: el rojo se mezcló con el azul y el resultado fue un morado

La foto con la que CNN retrató las elecciones locales en España. / CNN
La foto con la que CNN retrató las elecciones locales en España. / CNN

A menos de 6 meses de unas elecciones generales, el panorama político español pinta más morado que nunca con un azul mezclado de rojo. Sin florituras, destaca esta analista.

Todos ganan… un buen repaso: el rojo se mezcló con el azul y el resultado fue un morado

A menos de 6 meses de unas elecciones generales, el panorama político español pinta más morado que nunca con un azul mezclado de rojo. Sin florituras, destaca esta analista.

Ya podemos hacer un análisis de lo sucedido el 24-M después de haber escuchado a casi todos los partidos su primera valoración: “hemos ganado las elecciones”. Dicho esto, y de la estridencia que supone escuchar la intervención de Florianos, Aguirres y etecé, y estas palabras tras haber perdido más de 2,5 millones de votos azules, el aprendizaje del varapalo electoral de los dos grandes partidos queda en entredicho. Aprenderán, porque no les va a quedar otro remedio, pero el triunfalismo en la comunicación postelectoral del minuto uno, todavía no lo han borrado del mapa. Los ciudadanos esperamos una reacción. Una de verdad. Una “menuda hostia” como diría Rita. Pues eso es lo que fue. Exactamente eso. 

El nuevo político va a tener que dar cuentas de a dónde van sus impuestos, de lo que hace y las decisiones que toma. Es fruto de la madurez democrática y de demasiadas cuentas en Suiza y tarjetas black. 

Las caras en la jornada postelectoral eran todo un espectáculo y los comentarios más. Desde los que entonaban un “no entiendo nada”, hasta los que lo hacían con la sintonía de “se veía venir”. Las dos Españas se dividieron en dos mareas, los que todavía siguen siendo fieles a los grandes, que ya conforman un subsuelo electoral y no sólo un suelo, hasta los que han votado por dar una lección de humildad, por el aire fresco. No es la primera vez que vemos esto, ni será la última. Pero quizá la tendencia es lo que cambie y lo que lleve a los partidos a hacer una profunda reflexión acerca de cómo se comunican con el ciudadano hiperconectado. Un ciudadano que quiere saber a dónde van a parar el dinero de sus impuestos, el que quiere proponer cosas a su alcalde de forma directa, el que espera menos pleitesía a los grandes lobbies. La humanización de los candidatos se presupone más importante que nunca, pero también la humanización de las instituciones. La campaña de las fotos en bicicleta, candidatos haciendo raps, saltando en camas elásticas, repartiendo flores, paseando perros, enseñando monjas la ha ganado lo que el ciudadano creía auténtico. En Vigo gana el auténtico Caballero, en A Coruña y Santiago la autenticidad de las masas, en Madrid la flamante Manuela, en Barcelona, la activista antidesahucios más famosa de España…En general, se votó por lo que parecía auténtico, con excepciones, como siempre y seguramente matices. Y a veces parece lo que es, y otras no es lo que parece. Pero esto, también lo comprobaremos. Dicen que el que fue infiel una vez, tiene más posibilidades de volver a serlo. Oído cocina, deberían de gritar algunos, en lugar de “vamos en la buena dirección”. 

A menos de 6 meses de unas elecciones generales, el panorama pinta más morado que nunca con un azul mezclado de rojo. Sin florituras.

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