La suerte ya parece echada en Cataluña: ¿qué es lo justo hacer ahora?

Sede del Tribunal Constitucional.
Sede del Tribunal Constitucional.

Pase lo que pase el domingo, Cataluña ya ha quedado dividida entre los que quieren independizarse, los que quieren negociar profundas reformas, los que se abstienen, y los autonomistas.

La suerte ya parece echada en Cataluña: ¿qué es lo justo hacer ahora?

Pase lo que pase el domingo, Cataluña ya ha quedado dividida entre los que quieren independizarse, los que quieren negociar profundas reformas, los que se abstienen, y los autonomistas.

Sabemos que la tendencia secesionista ganará en las urnas como sabemos que no lo hará con una mayoría significativa de votos que justifique una secesión unilateral, aunque menor era aún el respaldo cuando se tomó esta deriva que ha dividido a los catalanes y sin embargo se convocaron estas elecciones que una parte ve como plebiscitarias. Según los sondeos de opinión, un 60% quiere ser catalán y español, no romper el vínculo que durante siglos nos ha permitido caminar juntos aunque frente a la sucesión de Carlos II hayamos tenido opiniones dispares porque dispares eran los intereses que las animaban. Aquella guerra de sucesión donde Cataluña tomo el rumbo austricista por temor a perder privilegios que ahora tiene multiplicados aunque esté pendiente la cuestión de los Fueros que da lugar al pacto fiscal. Este 60% nos indica que además de los que voten PSC, UDC, Podemos, IU y Ciudadanos, hay un porcentaje de gente que vota a Junts pel Si para presionar en esas hipotéticas negociaciones. Los autonomistas serían los del PP, y quedaría la abstención que normalmente es la ganadora aunque nadie quiere que gane en esta ocasión. Como echar la culpa a la infertilidad de un Rey en sus dos matrimonios, sin la cual no habría ni Diada, no tienen sentido habrá que buscar soluciones.

Los ganadores no podrán independizarse pero los perdedores no podrán ignorar que Cataluña ha quedado dividida y dejar que el tiempo vaya solucionando la cosa porque la cosa empeorará y la convivencia será cada vez más complicada. Es necesario ofrecer algo que permita la convivencia y el abandono del rencor que ahora anima a la sociedad catalana por argumentos en su mayoría injustos aunque no todos.

En España, querámoslo o no, hay nacionalidades históricas que tiene otra lengua además del español y ambición de autogobierno. Estas nacionalidades quieren que exista una vía que les permita ser soberanas y quizás la mejor solución sea pactar esa vía. En los parlamentos democráticos  para cambios trascendentes se requieren mayorías cualificadas de 2/3 o 3/5 normalmente, que son las necesarias para asimilar el efecto de la abstención. Cuando se alcanza se puede suponer que la población está dividida en dos partes, motivo por el cual lo mejor seria hacer esa consulta por la que tanto claman en Cataluña. La consulta podría contemplar varias alternativas y llevar a una segunda vuelta, pero la que gane habrá de dar lugar a una transición sosegada y pacífica que no dañe a las partes, lo que llevariá a unos dos años de negociaciones y someter a consulta el resultado supuestamente realizado por un gobierno de concentración porque en caso contrario solo habríamos logrado imponer la voluntad de unos a la de otros, es decir, lo mismo pero al revés. Todo esto requiere cambios constitucionales que también deben hacerse por mayoría cualificada según la leyes a respetar.

Esto es solo un ejemplo sobre una idea de establecer una vía que hace posibles los deseos de una nacionalidad (no aplicaría a ciudades o provincias) aunque sea difícil por exigir siempre mayoría que lo justifique. Lo que quedará muy claro este domingo es que no se puede declarar una independencia donde se someta a una parte de la población que no la ha votado, ni tampoco ignorar que hay un problema que solucionar y que para que los independentistas cambien de opinión será necesario una oferta de consenso, un camino difícil pero que haga legalmente posible sus ambiciones, pero sobre todo hacer los cambios necesarios para que todos estemos contentos y satisfechos al menos otros 40 años. Si olvidamos las promesas irrealizables y las amenazas vertidas, será posible lograr un consenso para reformar la Constitución y lograr que Cataluña comprenda que los miembros de la UE también practican la solidaridad y que los ricos aportan para los países más pobres, y que todos cedemos soberanía para crear algo común mas grande, y por favor, revisemos eso de los Fueros, o son para todos los que históricamente los tuvieron o no son para nadie.

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