Los socialistas esperan que su conferencia sirva para democratizar un partido encorsetado

Alfredo Pérez Rubalcaba, secretario general del PSOE.
Alfredo Pérez Rubalcaba, secretario general del PSOE.

"No podemos pedir más democracia en los sistemas parlamentarios si no lo hacemos para nosotros mismos", alerta esta cualificada socialista en un nuevo análisis para MUNDIARIO.

Los socialistas esperan que su conferencia sirva para democratizar un partido encorsetado

Este martes mi compañero Ángel Burgos publicaba en MUNDIARIO el artículo Pablo Arangüena, un político ejemplar al que teme la corrupción financiera, que está batiendo records en este periódico.  Tanto que hasta el propio José  Luis Gómez, editor del mismo, ha reflexionado sobre el tema de los nuevos líderes del PSOE en otro artículo diciendo que en el Partido Socialista hay gente preparada para serlo, pero que la propia organización se encarga de “ahogarlos” por el camino. Y eso es totalmente cierto.

El PSOE está en pleno proceso de renovación, enfrascado en la Conferencia Política. Un proceso en el que se le ha dado a la militancia la oportunidad de participar en la elaboración de propuestas a través de la red y de debates organizados de forma sectorial en cada agrupación.  Somos muchos los militantes que esperamos que esa conferencia política sirva para democratizar un partido encorsetado en un sistema que sólo sirve para que los cargos orgánicos se perpetúen con legitimidad. La legitimidad que les da que sólo puedan acceder a los procesos de elección aquellos que están cerca del aparato y tienen su apoyo. No podemos pedir más democracia en los sistemas parlamentarios si no lo hacemos para nosotros mismos.

Así que sí, esperamos que el sistema de primarias quede instaurado como medio natural para la elección de nuestros representantes orgánicos e institucionales, pero también que presentarse a esas primarias no sea un calvario para los posibles candidatos a la búsqueda casi agónica de un número de avales tan elevado que sea algo casi imposible para alguien que no tenga el apoyo de los que ya están en los puestos de poder. Y a las “primarias” andaluzas me remito. Así que esperaremos al resultado de esa Conferencia política, para ver si algo cambia en el sistema.

Pero dicho esto, volvamos al tema que propone José Luis Gómez en su artículo sobre el sucesor de Rubalcaba. Cito: “Pero si el PSOE, sus militantes y sus votantes lo desean deben de saber que Pablo Arangüena existe, y que hay más como él”. Claro que hay muchos y muchas arangüenas en el partido socialista, jóvenes, y no tan jóvenes,  porque la renovación no es una cuestión sólo de edad, sino de nuevos puntos de vista, más cercanos a la realidad ciudadana y no a las sillas de los despachos de las instituciones, y por supuesto sobradamente preparados. Nuevos líderes, con nuevas formas de liderar.

Pero parafraseando a Patxi López, también necesitamos líderes que no se pongan de perfil. Y es cierto que hay que ser valiente para dar ese paso adelante. Porque por mucho que el sistema de elección en el partido se democratice, si los que se presentan son los de siempre de poco servirá haberlo cambiado. Aunque en realidad, esa valentía necesaria para dar ese paso adelante, no es tanta como parece, porque esos nuevos líderes, ya no serán líderes unipersonales, serán simplemente la punta del iceberg de muchos otros compañeros que deben acompañarle en el camino y con los que trabajará codo a codo. En la época del conocimiento compartido, del trabajo colaborativo, no tiene ningún sentido seguir con un sistema de liderazgo único totalmente personalista. Necesitamos esos nuevos líderes tanto como ellos nos necesitarán a los demás trabajando a su lado, así que sólo les pedimos un único acto de valentía: dar el primer paso, pero darlo sin demora. No hay tiempo que perder.

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