La rabieta del socialista Abel Caballero por la modificación de "sus listas" denota cómo dirige el partido

Abel Caballero.
Abel Caballero.

La agrupación socialista de Vigo es una especie de cotolengo que dirige como un abad Caballero, con una serie de ”hermanos menores” que se ocupan del menudeo.

La rabieta del socialista Abel Caballero por la modificación de "sus listas" denota cómo dirige el partido

Resulta una insólita paradoja que los mismos que durante años han hecho caso omiso a los estatutos, resoluciones y reglamentos de su partido, invoquen la legalidad, presenten recursos y, como una rabieta infantil, renuncien a figurar en las listas por la provincia de Pontevedra a las próximas elecciones de Galicia.

Uno quiere entender que los militantes de un partido responden a su ideario y cuando son elegidos para un cargo público o representativo aplican los criterios y programas de la formación que los ha llevado allí, con independencia de su origen territorial, dentro de un planteamiento general.

La agrupación socialista de Vigo, que por lo visto es la ma­yor de Galicia, es una especie de cotolengo que dirige como un abad Abel Caballero, con una serie de ”hermanos menores” que se ocupan del menudeo, a alguno de los cuales esta fidelidad les proporciona un medio de vida. Las asambleas son una especie de oratorios donde no se escucha otra salmodia que la del de Ponteareas y se impide a la oposición no pocas veces, ni siquiera defender sus puntos de vista con el respeto adecuado. Para formar sus mayorías se alista a una serie de personas que no tienen otra presencia en el partido que acudir al rebato cuando toca, muchos de ellos recompensados con alguna ocupacioncilla, ya sea temporal. Y eso se lleva haciendo años.

En medio de esta situación, el sobrino de Abel Caballero, Gonzalo, dos veces doctor, profesor universitario, persona especialmente preparada y grata, es el único que se atreve a oponerse al alcalde de Vigo y sus huestes, al frente de un arriesgado grupo de socialistas que proponen otro modelo distinto del que ahora rige la ciudad y el partido. Hay que tener moral.

Los mismos que ahora se ofenden por el retoque de las listas, mantuvieron durante años, en pugna con la dirección del partido en Galicia, a la presidenta de la Diputación, ahora, Carmela Silva en dos puestos: la mesa del Congreso de los Diputados y en una tenencia de alcaldía en el Ayuntamiento de Vigo, en contra del principio un militante, un cargo. ¡Y estos mismos invocan ahora la legalidad y los estatutos del partido para cuestionar una impecable y lógica decisión de la dirección regional!

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Abel Caballero, alcalde de Vigo, disfrazado de alcalde de la Reconquista.

 

Los cambios exigidos por el candidato a presidente de la Xunta del PSOE, Xoaquín Fernández Leiceaga, y ratificados por la dirección federal, han sido de una lógica aplastante, desde la propia óptica de que las listas electorales reflejen las diversas sensibilidades dentro del partido, sobre todo, teniendo en cuenta el modo en que Abel Caballero y sus tropas  controlan, manejan y articulan el partido.

La rabieta infantil de promover la renuncia de las propias mesnadas, obviamente coordinadas, sobre todo por lo que se refiere a los alcaldes, a través del mecanismo que es fácil deducir, es una prueba más de como el caporale maneja la organización.

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