¿Quién conoce en Vigo a la ahora candidata Elena Muñoz?

Elena Muñoz.
Elena Muñoz.

Descartado el veterano Figueroa, un sobreviviente que hizo de la política su modo de vida, había otras opciones si se quería que la candidata del PP –cosa acertada- fuera una mujer.

¿Quién conoce en Vigo a la ahora candidata Elena Muñoz?

Descartado el veterano José Manuel Figueroa, un verdadero sobreviviente que hizo de la política su modo de vida, había otras opciones si se quería que la candidata del PP –cosa que me parece acertada- fuera una mujer.

En Vigo conviven varios mundos, varios universos peculiares, cada uno con sus características: una sucesión de barrios singulares, un centro consolidado y un rural disperso, periurbano, con vida e instituciones propias. Aparte del programa y del mensaje, por muchos que se desplieguen los muñidores, se organicen los leales y se sumen los adheridos, no va a ser fácil presentar a esta candidata de modo que la convierta en un referente sensible.

Como la inmensa mayoría de los vigueses, o de los vecinos de Vigo, para ser más precisos, no tengo el gusto de conocer a Elena Muñoz Fonteriz, con la que el PP pretende recuperar la alcaldía de Vigo. De entrada, no lo veo fácil. Ellos sabrán. Descartado el veterano José Manuel Figueroa, un verdadero sobreviviente que hizo de la política su modo de vida, había otras opciones si se quería que la candidata –cosa que me parece acertada- fuera una mujer.

Yo creo que, al menos era más conocida entre nosotros María José Bravo, que ya fue concejala del grupo municipal del PP vigués, y actualmente delegada de la Xunta en Vigo. Nacida en Ourense en 1967, doctora en Derecho, fue profesora de la facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de Vigo. En el último de los gobiernos de Fraga ejerció de directora xeral de las Consellerías de Familia, Promoción do Emprego, Muller e Xuventude y Ordenación do Territorio. Además, fue concejala en Ourense entre 1995 y 1998 y participó en las elecciones a rector en Vigo en 2010 dentro de la lista que resultó derrotada y que encabezaba Jaime Cabeza.

Su conmilitona Elena Muñoz, cuatro añas más joven, es licenciada en Ciencias Económicas, especialidad en Economía Pública, por la Universidad de Vigo, y pertenece a la escala superior de Finanzas de la Xunta desde 1999. Es, sin duda, una funcionaria experta en los Servicios de Intervención de la Xunta, donde se desempeñó como Interventora Xeral desde 2009 hasta enero de 2012, momento en que fue nombrada conselleira de Facenda.

Con independencia de otras circunstancias, parece que es una buena gestora o controladora de la gestión, cualidad excelente para dirigir un concello. Creo que José Manuel Figueroa es consciente de que su etapa en el Ayuntamiento de Vigo, tras largos años de servicio, estaba amortizada sobradamente y que el PP precisaba, sin desdeñar su experiencia, una profunda renovación.

No está precisamente el PP en las horas mejores como para pretender que la propia inercia de la simpatía por el partido arrastre a la victoria a sus candidatos, sin tener en cuenta lo que ellos mismos puedan aportar con su propio nombre a la candidatura que encabezan. No dudo de que la funcionaria madrileña que Alberto Núñez brinda a los vigueses sea una mujer competente, pero eso lamentablemente no basta. Ya me gustaría a mí que nuestro sistema electoral requiriera que los candidatos se hicieran realmente familiares, uno a uno ante los electores de los distritos por lo que se presentan. ¿De qué modo, con el tiempo que queda, se va a lanzar la figura esta candidata para que sea aceptada por el cuerpo electoral de una municipalidad tan peculiar, dispersa y específica.

En Vigo conviven varios mundos, varios universos peculiares, cada uno con sus características: una sucesión de barrios singulares, un centro consolidado y un rural disperso, periurbano, con vida e instituciones propias. Aparte del programa y del mensaje, por muchos que se desplieguen los muñidores, se organicen los leales y se sumen los adheridos, no va a ser fácil presentar a esta candidata de modo que la convierta en un referente sensible. Y ya veremos con qué compañía la colocan.

Enfrente, un candidato resabiado y habilidoso, capaz de ahormar las propias normas de su partido a sus caprichos e intereses, y aunque Abel Caballero siempre ha perdido las elecciones frente al PP, ha sabido sacar partido a la aniquilada discrepancia del socialismo ético dentro del PSOE, y arreglársela por la vía de las componendas electorales, activas o pasivas, para alzarse con la alcaldía, con un mediocre, pero sumiso equipo, y una cierta habilidad para usar los fondos municipales para su propia campaña permanente. Y él sabe que si el PP no gana por mayoría absoluta, tiene muchas posibilidades, aunque vuelva a perder, de repetir.

Y ya veremos de qué lado se decantan los nuevos invitados a este baile, si sacan plaza y para qué la emplean. Las elecciones municipales en la primera ciudad de Galicia prometen no ser precisamente aburridas.

No nos vamos a aburrir
Cuando estaba concluyendo este artículo, me llega cumplida noticia de la presentación de la candidata del PP en el Museo do Mar do Vigo, sola, a cuerpo limpio. Causó buena impresión. Y no menos debió de causarla a sus oponentes, que no tardarán en emitir una nota institucional contra ella, cuando todavía no se han iniciado oficialmente las hostilidades. Lo dicho. No nos vamos a aburrir.

 

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