Los periodistas mexicanos dejarán de ser asesinados cuando el Estado deje de ser un NarcoEstado

#Nosestánmatando. / Twitter
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En lo que va del gobierno de Enrique Peña Nieto, se han asesinado a más de 30 reporteros en diferentes puntos del país. En 2017 se han asesinado a cinco periodistas. En ninguno de los casos se ha detenido a ningún responsable.

Los periodistas mexicanos dejarán de ser asesinados cuando el Estado deje de ser un NarcoEstado

“Al matar a un periodista se acuchilla la democracia”, rezaba una de las pancartas que el pasado martes se pudo ver en la manifestación realizada por periodistas en México DF tras el asesinato de Javier Valdez Cárdenas, periodista y escritor mexicano asesinado a tiros a plena luz del día en Culiacán, ciudad del estado de Sinaloa.

Pancartas. / Twitter

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La frase de esta pancarta no puede ser más poderosa. En una época en la que las redes sociales marcan el ritmo frenético de la información, y las fake news campan a sus anchas en 140 caracteres, la profesión de periodista y más aún, el de periodista de investigación, debe ser salvaguardado porque sin ellos el resto de ciudadanos viviríamos a oscuras, engañados, alelados.

En España los casos de corrupción política están siendo rastreados no solo por la justicia, sino por parte de la prensa. Quién no recuerda la salida a la luz del sms a Bárcenas por parte de Rajoy que destapó Pedro J. en El Mundo y que le valió el puesto de trabajo.

En México el tema también va de corrupción encabezada por el narcotráfico. Y en el país norteamericano los periodistas no se juegan su puesto de trabajo, sino la vida. Jugarse la vida por informar a la gente de ciertos sucesos es poner mucha carne en el asador. Y es lo que le pasó a Javier Valdez Cárdenas.

Javier Valdez Cárdenas. / Twitter

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Valdez Cárdenas, de 50 años, era corresponsal del diario La Jornada en Sinaloa desde 1998 y fundador del semanario Ríodoce. Alrededor del mediodía desconocidos que se movilizaban en un vehículo en el centro de la ciudad de Culiacán, capital de Sinaloa, interceptaron su automóvil y dispararon contra el reconocido periodista y escritor. Fue asesinado a pocos metros de Ríodoce.

En 2011 Valdez Cárdenas fue galardonado por el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ) con el Premio Internacional a la Libertad de Prensa: “Por su valiente cobertura del narco y ponerle nombre y rostro a las víctimas”  y ese mismo año el equipo de Ríodoce recibió el Premio María Moors Cabot. Valdez Cárdenas presentó a finales del año pasado su libro Narcoperiodismo, la prensa en medio del crimen y la denuncia.

También es autor de los libros De azoteas y olvidos, Malayerba -prologado por Carlos Monsiváis- y en Editorial Aguilar ha publicado Miss Narco (finalista del premio Rodolfo Walsh, en la Semana Negra de Gijón, España, en 2010), Los morros del narco, Levantones, Con una granada en la boca y Huérfanos del narco, en el que rescata historias de hijos de desaparecidos y asesinados.

En 2016, en una entrevistaban para un medio mexicano, le preguntaban si tenía miedo y decía lo siguiente: “He tenido miedo desde el 2008, mi esposa primero me decía “Vámonos de aquí” y luego me decía “Vámonos del país”. Yo no quiero irme, soy sinaloense, soy mexicano…creo que tenemos opción como sociedad. En principio, debemos dejar de elegir a los priístas o a los panistas, tenemos que elegir una variante de izquierda y eso nos puede ayudar. Si el Estado está y se aplican políticas para niños y jóvenes, que dejen de ser la mano de obra barata para el Narco. Todo puede ser un puente y arrojar luz sobre los caminos que podemos tener delante”. En esta entrevista también dejó claro que en México existe un NarcoEstado y que los políticos negocian con los narcos. A su vez criticaba que muchos periodistas se habían corrompido y se habían pasado al lado del narcotráfico y vendido a los políticos y empresarios. Muy probablemente por miedo. Pero Valdez Cárdenas no hizo esto y acabó muerto. De ahí que sea tan importante recordar a todos los periodistas muertos en el ejercicio de su profesión porque no solo informan al ciudadano, sino que luchan contra ellos mismos para no caer en las redes de la corrupción que les proporcionan el vivir en una zona de confort física, probablemente no mental, pero dejando a un lado las bases del periodismo: informar y contar la verdad aunque esta les ponga en peligro.

Desde el año 2010 hasta hoy, las autoridades federales mexicanas han obtenido sentencia contra los responsables de tres casos, entre más de 800 agresiones a comunicadores. En lo que va del gobierno de Enrique Peña Nieto, se han asesinado a más de 30 reporteros en diferentes puntos del país. En 2017 se han asesinado a cinco periodistas. En ninguno de los casos se ha detenido a ningún responsable.

“Tenemos, los que se supone que usamos la palabra, que convencer a la sociedad de que esto es importante. Tenemos que convencer a la sociedad de que la muerte de un periodista es la muerte de la sociedad, es la muerte de nuestras libertades, es la muerte de un intento de democracia y de vivir en armonía”, dijo la periodista mexicana Carmen Aristegui en la manifestación del pasado martes. “Una sociedad que debe salir del pasmo y entender que si no hay quien informe, si no hay quien cuente la verdad, si no hay quien cuente lo que ocurre, esta sociedad no puede ser”, remató la periodista.

 

Desde diferentes organizaciones internacionales también se han hecho duras sentencias.  “Una vez más, esta oleada de violencia pone en evidencia el estado de emergencia en que se encuentran los periodistas mexicanos, sobre todo los que cubren temas delicados como el narcotráfico y el crimen organizado, que se han convertido en un blanco de estos grupos criminales. El gobierno mexicano debe actuar de manera proporcional a la gravedad de la situación y reforzar cuanto antes los mecanismos de protección de periodistas”, declaró Emmanuel Colombié, director de la Oficina de América Latina de Reporteros Sin Fronteras.

Ser periodista en México parece más una sentencia a muerte que una profesión. El continuo derramamiento de sangre del cual las autoridades prefieren hacer caso omiso genera un profundo vacío que afecta el ejercicio de la libertad de expresión en el país”, ha manifestado Tania Reneaum, directora de Amnistía Internacional México.

Desde Reporteros sin Fronteras han declarado que, en 2016, México fue el tercer país con el número más elevado de muertes de periodistas  en el mundo, superado únicamente por Siria y Afganistán.

Desde el sector político, Jesús Antonio Valdés Palazuelos, alcalde de Culiacán, ciudad donde fue asesinado Valdez Cárdenas, ,admitió que no dispone de herramientas tecnológicas, equipo, ni policías suficientes para contrarrestar la ola de violencia que asola la ciudad. De acuerdo con las estadísticas de la fiscalía local, el número de homicidios dolosos en el primer cuatrimestre en el estado fue de 533, de los cuales, 252 se han registrado sólo en Culiacán.

La investigación del asesinato del periodista Valdez Cárdenas ya está en manos del Estado mexicano, el cual ha constituido a través de la Procuraduría General de la República, una fiscalía especializada para estos casos.  El mismo Estado al que Valdez Cárdenas acusó de NarcoEstado. Por lo que las esperanzas de que se encuentren culpables es mínima.

 

En paralelo, el presidente de México, Enrique Peña Nieto, tras el último asesinato de un periodista presentó las siguiente propuestas para atajar el problema:

1. Se fortalecerá la estructura y el presupuesto asignado para el mecanismo de protección de periodistas en México.

2. Se establecerá un esquema nacional de coordinación con las entidades federativas y un protocolo de acción.

3. Se fortalecerá la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión, con mayor personal.

4. Se coordinarán autoridades locales y federales para garantizar la atención a delitos contra periodistas.

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