El Partido Republicano prepara una nueva reforma para redimirse a sí mismo

Paul Ryan, jefe de la Cámara de Representantes. / Twitter
Paul Ryan, jefe de la Cámara de Representantes. / Twitter

La agrupación conservadora enfila los últimos detalles de su reforma fiscal, con la cual espera dejar atrás el humillante fracaso de su reforma sanitaria. Trump se juega nuevamente su prestigio.

El Partido Republicano prepara una nueva reforma para redimirse a sí mismo

Todavía agrietado por su fracasado proyecto para una reforma sanitaria que desmontara el Obamacare, el Partido Republicano ha vuelto a tomar armas para impulsar una reforma al sistema fiscal de Estados Unidos. La iniciativa propone sendas reducciones para las empresas y la clase media, mas deja una tasa del 39,6% para los más acaudalados, tal y como está actualmente. Todo eso se hace con la bendición de Donald Trump, quien ha vuelto a poner las manos al fuego con esta propuesta, que puede traerle el premio de su mayor victoria legislativa desde que tomó el poder, pero que de fracasar nuevamente a raíz de las divisiones en la agrupación conservadora volvería a quedar desnudo ante su pueblo.

Pero Trump no es alguien que titubee ni tampoco alguien que reconozca la tempestad cuando la tiene enfrente. El presidente, quien lleva ya semanas atacando a distintos senadores de su mismo partido, apuntó que su Administración "trabajará sin cesar para honrar su promesa de prosperidad para la clase trabajadora".

Sus palabras fueron secundadas por nada menos que Paul Ryan, vocero de la Cámara de Representantes y líder de los conservadores en la misma. "Este plan servirá de alivio para la mitad de nuestro país, que vive con la precariedad de sus sueldos mes a mes. Es una reforma para la clase media y es un momento especial y emocionante para nuestros ciudadanos y nuestro país", explicó el congresista. Por su parte, Kevin Brady, representante por Texas, explicó que este proyecto apunta a ""mejorar la economía y crear trabajo al reducir las cargas fiscales a empleadores".

Así, el plan del Gran Viejo Partido (GOP, por sus siglas en inglés) propone recortes que pasen del 35% al 20% para los impuestos de las grandes corporaciones. De igual forma, simplifica el sistema fiscal pues pasarán de siete a cuatro los tramos fiscales (12%, 25%, 35% y 39,6%), explica El País. De igual forma, se incluye un aumento de la deducción fiscal a familias con niños, pasado de los 1.000 a los 6.000 dólares. A la vez, se duplica la cifra máxima de excención de impuestos de 12.000 a 24.000 dólares para matrimonios.

La idea del honorable partido derechista es liberar a las empresas locales de cargas que les impiden competir en mercados extranjeros, explicó Ryan a las cámaras de la cadena local CNN. "Las corporaciones fuera tienen unos impuestos mucho más bajos, nosotros estamos poniendo tanta presión a las nuestras que estamos penalizando sus posibilidades de competir. Será un sistema fiscal más justo para todos", aseguró. “Necesitamos más crecimiento económico, más empleo, mejores sueldos y, con esto, podremos alcanzar nuestro potencial económico”, añadió el legislador.

Pero pese a las justificaciones y proyecciones del partido, el proyecto presenta también otras medidas que serían el otro filo de la reforma. Por ejemplo, la idea de los republicanos es limitar la deducción por los intereses de las hipotecas que tengan un valor de cuando mucho 500.000 dólares. A día de hoy, esta rebaja beneficia a quienes cuentan con una hipoteca de hasta un millón de dólares.

El paritdo está al tanto que ha redactado muchos incisos que molestarán al Partido Demócrata, por lo que ellos mismos han avisado que, en cualquier caso, están abiertos a modificar aquellos que sean necesarios. "Es simplemente el inicio de este ejercicio sobre la reforma de nuestro sistema fiscal", avisó el congresista por Florida, Carlos Curbelo.

Pero aquello pudo haber sido también un aviso para los mismos integrantes de su partido. Los republicanos controlan las dos cámaras del Congreso, pero los disparates de Trump han dejado muy tocados a los totems históricos del partido. El presidente se ha encarado con varios senadores de su agrupación, llegando incluso algunos a renunciar a la reelección a fin de no tener que soportar las ocurrencias presidenciales.

Encima de eso, el empresario tiene muy poco margen de maniobra desde que fracasara estrepitosamente el plan sanitario con el que esperaba desmontar el Obamacare. Aquello desnudó las falencias internas del partido, en una guerra civil donde los más radicales apabullaron a los más moderados. Así las cosas, Trump está al tanto que no puede permitirse una nueva humillación de semejantes dimensiones, por lo que este proyecto es otra arma de dos filos. El mandatario cuenta con el apoyo de Ryan y, un tanto más distanciado, el líder conservador en el Senado, Mitch McConnell, pero sigue sin ser alguien capaz de guiar a los suyos a sus objetivos.

Todo eso podría dinamitar las opciones de la agrupación de cara a las elecciones legislativas del próximo año. Un paso en falso y el presidente volvería a quedar mal en una de sus grandes promesas de campaña y tanto congresistas como senadores podrían comprometer su reelección. El Partido Republicano toma otra vez las armas. Deberán tener cuidado todos para no dispararse a sí mismos.


 

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