No tinc por

Manifestación contra el terrorismo en Barcelona. / RR SS
Manifestación contra el terrorismo en Barcelona. / RR SS

Más allá del eslogan, lo importante, como le gustaba decir a Nelson Mandela, es aprender que el coraje no está en la ausencia del miedo, sino en el triunfo sobre él.

“No tinc por” (no tengo miedo)  ha sido el lema de la manifestación contra el atentado terrorista en Barcelona y Cambrills (Tarragona). Más allá del eslogan, lo importante, como le gustaba decir a Nelson Mandela, es aprender que el coraje no está en  la ausencia del miedo, sino en el triunfo sobre él. Porque el valiente no es aquel que no siente miedo, sino el que lo conquista. Y más que no tener miedo, la sociedad española parece haberlo conquistado.

Varios cientos miles de personas han recorrido el paseo de Gracia para expresar su rechazo al terrorismo yihadista, y solo unos pocos han enrarecido el ambiente en las primeras filas de la concentración. Se escucharon pitos, se vieron banderas independentistas y pancartas contra la política de Rajoy, el papel del Rey en la relación con países como Arabia Saudí, la venta de armas, etc. Pero esto no tocaba, no, no tocaba hoy.

La convocatoria era de rechazo al terrorismo y hemos asistido con estupor al ridículo de unos cuantos que, aún  no dispersas las lágrimas y el dolor, miraron de reojo al otro para convertirlo en enemigo y la discusión se tornó contra el prójimo, contra el que permitió que ocurriera en lugar de señalar al que lo hizo. La culpa…, la culpa es siempre ajena, mientras los terroristas campan a sus anchas. Ni siquiera era este el momento de polemizar sobre las competencias en seguridad, sobre la actuación de los cuerpos policiales, sobre el tratamiento de la explosión de Alcanar, ni las deficiencias en el intercambio de información, que será inevitable abordar en el futuro, de la misma manera que podría abrirse la discusión sobre la conveniencia de que determinados países financien a equipos como el Barça, pero no hoy.

Los que han querido convertir esta expresión de apoyo a las víctimas y repulsa a los terroristas en un ensayo de la Diada del 11 de septiembre se han equivocado, han hecho el ridículo porque, de lo que se trataba era de defender la vida, la libertad y el respeto a los valores occidentales.

La mayoría de los asistentes llegaron a la plaza de Cataluña convencidos de que su presencia allí respondía al espíritu del manifiesto: apoyo a las víctimas y rechazo al terrorismo. Quedémonos pues con “el cant dels ocells” y los dos grandes lemas de la convocatoria “no tinc por” y “la millor resposta, la pau”.

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