El nacionalismo no deja de ser una moda más que nos involucra a todos

Emmanuel Macron y Donald Trump. / RRSS
Emmanuel Macron y Donald Trump. / RR SS

Hubo una época en que las modas duraban cientos de años, tanto en el arte como en el vestir o en las costumbres pero la entrada de la política las hace efímeras.

El nacionalismo no deja de ser una moda más que nos involucra a todos

Hace ya un tiempo que las modas duran poco, a veces un año o incluso menos. La sociedad avanza a ritmo tan vertiginoso que las viejas costumbres se mezclan con las nuevas provocando el surgimiento de grandes diferencias entre el sentir del pueblo o de la ciudad, del interior a de la costa, del norte o del sur. Sin embargo cuando las modas alcanzan la política o los movimientos sociales los cambios son espontáneos,  no tienen mucho que ver con el consumo, con vender o comprar, se trata de ser cabeza de ratón pero echando rugidos. Es entonces cuando solo cambian si se modifica el pensamiento. No es fácil encontrar razones a la época en que los hombres llevan el pelo largo, luego pasan a la gomina, después sin pelo, rapados, y ahora con el pelo en la cara aparentando que llevamos una semana sin afeitar. Es algo que no produce gasto pero muy contagioso.

La política es el caso más curioso de todos. Hace alrededor de un siglo había clases y lucha de clases, con pobres (la mayoría) y también ricos. La izquierda, en todas sus modalidades, se apoderó del sentir de esa mayoría y les invitaron a seguir el anarquismo de la Primera Internacional, la variante comunista, o la alternativa que aparece para moderar ese movimiento revolucionario, el socialismo, todos con un objetivo común, defender al obrero, a la clase obrera y trabajadora frente al burgués reaccionario. Podríamos decir que era una moda porque estaban unidos por la idea de que el movimiento debía ser internacional ya que los seres humanos no debían conocer fronteras, la Tierra sería un paraíso y, como dice la Internacional, patria de la humanidad. En España este movimiento caló fuerte, por algo somos el único país del mundo donde se instauró la anarquía aunque no durase demasiado.Tan convencidos estaban de que su movimiento era internacional que hasta se pusieron a crear un idioma para la humanidad porque lo importante era entenderse aunque además hubiesen otras lenguas locales. Esta lengua se llamaba "esperanto" y se extendió a 120 países con la misión de conseguir para todo el mundo lo que la gente culta y poderosa habían conseguido en el pasado con el latín y antes con el griego. 

Esa moda ha caducado y hoy hay partidos que se definen de izquierda y nacionalistas ¿Es compatible? Indudablemente no salvo que tergiversemos la definición de izquierda trasladándola hacia la clase media y la burguesía, donde hasta 2008 residía el mayor yacimiento de votos, y ni aún así resulta fácil identificar como de izquierdas un partido que sueña con levantar fronteras y hablar un idioma que solo hablan ellos. Después de la moda de la izquierda se pusieron de moda los fascismos que gobernaron en Italia, donde surge de la mano de Mussolini, en la Alemania de Weimar, en la España de Franco, y el la época de Hitler donde este sentimiento estaba en muchos países colaboracionistas de la idea base "lo mío es el absoluto bien y todo lo demás es el absoluto mal".

Lo que ahora está de moda es que el campo de imponga a la ciudad, lo rústico a lo urbano, lo aislado a lo cosmopolita. El Brexit perdió en las grandes ciudades y Donald Trump no ganó en ciudad alguna que sobrepasase el millón de habitantes. En Cataluña no hay alcaldes nacionalistas en Barcelona, Lleida, Terrasa, Hospitalet, Tarragona o Mataró, las ciudades más pobladas, pero las urbes pequeñas, el campo y la montaña, imponen su voluntad, aunque debamos aclarar que sin ganar en votos sino gracias a la ley electoral, pero en cualquier caso imponiendo su voluntad a las grandes urbes. 

Todas las modas pasan y esta de los nacionalismos aupados por el voto rural ya lleva un tiempo estancada y girando hacia el populismo, que en España ha dado victorias importantes a Podemos tanto en el País Vasco como en Cataluña. Ahora se intenta una simbiosis entre el nacionalismo y el populismo (en España entre ERC y Podemos) para luchar por el poder pero en realidad podría ser una lucha por la subsistencia. Hay una corriente importante que combina el liberalismo económico, que es lo que mejor se adapta al mercado globalizado, pero conservando el progresismo social. Son los partidos liberal demócrata que empezaron triunfando en el norte con Finlandia y Dinamarca,  en Bélgica, dominando en Holanda y arrasando en Francia ¿Será la próxima moda? No lo sabemos pero lo que es seguro es qie los nacionalismos pasarán. Sus giros hacia la izquierda o hacia el populismo así lo indican, aunque no sabemos cuanta vida les queda.

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