Miles de rohingya han huido desesperados de Myanmar hacia Bangladesh

Rohingya refugees scramble off a boat arriving in Bangladesh from Myanmar as it lands on a beach in Dakhinpara , Bangladesh on Sept. 14h, 2017. ; Between 25 August (when violence broke out in northern Rakhine state in Myanmar) and 11 September 2017, an estimated 313,000 Rohingya sought safety in Bangladesh by sea and land routes.
Llegada a una playa en Dakhinpara, Bangladesh. / Mundiario

Desde el repunte de la violencia contra los rohingya, una minoría musulmana que vive en condición de apátrida en Myanmar, 621.000 personas han cruzado la frontera de Bangladesh en solo dos meses. Huyen en balsas ligeras. Es la crisis que más rápido crece de todo el mundo.

Miles de rohingya han huido desesperados de Myanmar hacia Bangladesh

Después de tres meses de violencia, el aumento de llegadas desesperadas hasta las fronteras de Bangladesh no cesa. Los refugiados rohingya huyen a través del Río Naf con balsas ligeras. Más de 1.000 han llegado a Bangladesh en los últimos 10 días según ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados.

Incapaces de pagar la tarifa de los barqueros para cruzar del río Nad, que forma la frontera, los refugiados están construyendo barcas con cualquier material que encuentran como baras de bambú y bidones atados con una cuerda y cubiertos con lonas de plástico, según asegura el portavoz de ACNUR William Spindler.

“Se sabe que más de 200 refugiados rohingya se han ahogado en naufragios desde el comienzo de la crisis el 25 de agosto”, dice Spindler. “Las últimas llegadas indican que han estado esperando más de un mes en condiciones desesperadas en las costas de Myanmar. El agua y la comida escasean”, alerta Spindler.

La superpoblación en los campos aumenta la violencia y el tráfico de personas

Las nuevas llegadas se suman a los 620.000 refugiados que han huido en los últimos dos meses desde Myanmar. A pesar de los esfuerzos por proveer más ayuda y servicios, la superpoblación y las difíciles condiciones de vida en los campos aumentan los riesgos sanitarios y de incendios, así como la violencia y el tráfico de personas.

Hasta ahora, ACNUR ha entregado cientos de miles de objetos de ayuda humanitaria como tiendas, lonas de plástico, mantas, colchones para dormir, mosquiteras, kits de cocina, cubos y bidones.

Setenta de las familias que llegaron esta semana a Cox Bazar, Bangladesh, aseguran que huyen de la extorsión y el acoso en Buthidaund, en el estado de Rakhine en Myanmar. Uno de ellos cuenta como un hombre uniformado trató de apoderarse de sus pertenencias: “Mi tío y mi abuelo rechazaron las órdenes de compartir sus pertenencias, entonces les detuvieron”.

Anduvieron a través del área montañosa para alcanzar la isla de Dong Khali Chor desde donde podían navegar hasta Bangladesh. Durante el viaje, pararon en un punto militar. “Se lo llevaron todo. Nos fuimos sin nada más que ropa en nuestras mochilas”, añade el hombre.

Los precios de los barcos para cruzar la frontera aumentan hasta 120 dólares

Entre los que han alcanzado la isla, Sidiq cuenta cómo él y su familia de siete miembros han estado varados durante más de 30 días, sin poder pagar el precio del barco hasta Bangladesh. Como la demanda de los barcos ha aumentado, los barqueros han subido el precio hasta 10.000 taka bangladesís, lo que equivale a 120 dólares por persona. El agua y la comida escaseaba, por lo que Sidiq y otros siete hombres decidieron construir una balsa con bambú y bidones.

“Hemos decidido salir por la noche porque la marea está alta, entonces podremos alcanzar Bangladesh más rápido y evitar el sol durante el día”, dice Sidiq, de 37 años, quien llegó con su mujer y sus cinco hijos de 1 a 12 años. La balsa llevaba 34 personas, de los que más de la mitad eran niños.

A Rohingya boy carries his baby brother as he crosses into Whaikhyang, Bangladesh with his family. ; As hundreds of thousands of Rohingya sought safety in overstretched camps and settlements in Bangladesh in late-August/early-September 2017, officials warned of a deepening humanitarian crisis. Whole families, young mothers and unaccompanied minors were among those fleeing for their lives since fighting reignited in Myanmar. They came by boat or walked barefoot for days, wading through vast rice fields. They left most of their possessions behind. Large groups crossed into the Ukhiya and Teknaf areas of south-eastern Bangladesh bordering Myanmar. Many were hungry, in poor physical condition and in need of life-saving support. They congregated at long-established camps Kutupalong and Nayapara, as well as makeshift sites and local villages that have hosted several hundred thousand Rohingya since the mass displacement of the early 1990s. “Every available space is occupied,” reported Mohammad Abul Kalam, the Refugee Relief and Repatriation Commissioner in Cox’s Bazar.

Miles de rohingya siguen llegando a Bangladesh. / Mundiario 

Apátridas, una huida desde los años 70

Los rohingya llevan huyendo toda la vida. Desde los 70, esta minoría étnica vive en condición de apátrida en el país: sin documentos de identificación y por ende sin derecho a casarse, trabajar, acceder a los servicios médicos o estudiar.

Los campos de Nayapara y Kutupalong fueron construidos por ACNUR en los años 90 para dar hogar a miles de personas que huían entonces de distintos episodios de violencia. Más de 20 años después, estos campos siguen acogiendo a quienes llevan todo este tiempo refugiados y se convirtieron en la primera opción para huir de muchos de las nuevas más de medio millón de llegadas.

Ante el desbordamiento de Kutupalong, ACNUR ha creado una zona de extensión para dar cabida a quienes siguen llegando a Bangladesh para sobrevivir.

Miles de rohingya siguen llegando a Bangladesh donde necesitan mantas y refugios. El 55% son niños. Quieres enviar tu ayuda? @mundiario

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