Judicial Watch, la coalición conservadora que amenaza el futuro de Clinton

Hillary Clinton, candidata demócrata a la presidencia.
Hillary Clinton, candidata demócrata a la presidencia.

El conglomerado de juristas consiguió que la demócrata declarara por primera vez de manera pública su versión sobre el escándalo de sus correos. La agrupación es temida en todo Washington.

Judicial Watch, la coalición conservadora que amenaza el futuro de Clinton

Sobre las mismas calles en que se ciernen los edificios más importantes del Gobierno Federal de Estados Unidos, yace la sede de Judicial Watch, un conglomerado de juristas conservadores y uno de los más grandes dolores de cabeza de prácticamente todos los gobiernos que han pasado en la Casa Blanca desde que agrupación fuera formada. A las faldas del Capitolio y del Tribunal Supremo, la coalición dirige sus armas a su nuevo blanco: Hillary Clinton.

Rodeada como siempre por la polémica y la incertidumbre, Clinton fue notificada la semana pasada de que debería declarar ante un juez federal por el escándalo de sus correos electrónicos cuando fungía como secretaria de Estado de Barack Obama. Sí, Clinton ya había dado su versión de los hechos en repetidas ocasiones, pero esta sería la primera vez que se veía obligada a hacerlo de forma pública, aunque sea por escrito. La orden judicial es un trofeo más en el palmarés de Judicial Watch.

Y es que los abogados conservadores fueron los mismos que lograron que la Oficina Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés) admitiera que Clinton estaba siendo sometida a investigación por el uso de un servidor privado de correo electrónico. El FBI concluyó que sí, la exprimera dama había cometido un delito pero que lo había hecho "de buena intención", por lo que recomendó no presentar cargos en su contra. De esa manera James Comey, mandamás de la oficina federal, se aseguraba ver la luz del Sol al siguiente día, pero los juristas de Judicial Watch no le temen a la muerte ni a su agente de carne y hueso Hillary Clinton, y han reactivado el caso. 

La organización nació en 1994 bajo el liderazgo de Larry Klayman, un abogado de clara tendencia conservadora con una fijación en demandar a quien sea. Klayman justificaba los medios con el fin. No importaba si era Irán por el acuerdo nuclear o su madre por no cumplir sus responsabilidades financieras con su abuela, el abogado nacido en Filadelfia paseaba su tenacidad por todas las cortes que fueran necesarias. De acuerdo a Chris Farrell, investigador en jefe de la entidad, el objetivo principal de ésta es  garantizar la "transparencia y rendimiento de cuentas en el gobierno". 

El palmarés de la entidad se ha engrosado gracias a su capacidad de aprovechar medidas legales para la publicación de documentos oficiales, luchando así contra indicios de secretismo de distintos gobiernos. Y lo cierto es que sus logros no son sólo alborotar hormigueros. El grupo consiguió que el público tuviera acceso a las listas de visitantes de la Casa Blanca. Aunque obviamente el ímpetu de sus miembros también ha dado lugar a casos catalogados como disparates. Sin ir tan lejos el año pasado llegaron a acusar a México de hospedar un campamento del Estado Islámico en la frontera con Estados Unidos.

Presupuesto millonario

En los 22 años que tiene de vida, Judicial Watch ha aumentado en tamaño e influencia. Cuenta con 46 empleados y anualmente derrocha nada menos que 24 millones de dólares. Farrell no pretende delatar a sus nobles patrocinadores y tan sólo los etiqueta como un montón de personas corrientes. "No hay un George Soros o unos hermanos Koch", dice burlándose de los acaudalados financistas de los demócratas y republicanos respectivamente. 

El líder de los investigadores admite que Judicial Watch es una agrupación de ideología conservadora en el sentido que defiende la Constitución, un Gobierno pequeño y abogacía por la libertad individual. Farrell recordó que ya en su momento persiguieron también al último presidente republicano George W. Bush y a su vicepresidente Dick Cheney por sus nexos con compañías energéticas, alejando así las especulaciones de que la entidad dirige sus ataques únicamente a los funcionarios demócratas.

Sin embargo, como para cualquier estadounidense que busque la justicia y la verdad, los Clinton son un enemigo jurado. El escandaloso matrimonio es algo así como un punto de referencia para quienes creen que casarse lleva tan sólo a la opacidad e irregularidad. Judicial Watch tiene en sus manos una gran oportunidad de evitar una victoria de la esposa del expresidente, que de acuerdo a las encuestas lidera la intención de voto sobre Donald Trump. Los constantes e interminables caos en los que aparece el nombre de Hillary podrían llevarla al fondo del abismo, tal y como ya sucedió con su esposo en su momento.

Brian Fallon, portavoz del equipo de campaña de la demócrata, ya catalogó al buffet como "una organización de derechas que ha estado atacando a los Clinton desde los noventa". Clinton misma en su momento hizo un Nicolás Maduro y les acuso de ser una "vasta conspiración de derechas" contra su esposo.

El prestigioso The Washington Post catalogó la estrategia de Klayman 1998 con las siguientes palabras: "es una manera constante y original de perpetuar su causa: las demandas generan ruido, lo que le lleva a aparecer en la televisión, lo que alienta contribuciones, que financian más demandas, lo que le lleva a televisión, y etcétera". Klayman dejó la presidencia de la coalición en 2003.

A estas alturas, 18 años después de aquella afirmación en el rotativo, la situación es prácticamente la misma. Tom Fitton, actual mandamás de Judicial Watch, es bastante vehemente en sus críticas tanto a los Clinton como Obama y no le molestan para nada las cámaras y los micrófonos de televisión. Cada escándalo desatado en sus despachos aumenta su fama y su relevancia. Su página oficial está tapizada con informaciones y sendas críticas hacia los demócratas. En 2012 Fitton lanzó un libro en el que desnudaba los grandes secretos de la Administración de Obama. En 2013 se supo de la existencia de un grupo de élite de críticos de la Casa Blanca que celebraba sus reuniones precisamente en la sede de Judicial Watch. 

Tan sólo en el 2015 la entidad presentó 46 demandas contra el titular del Ejecutivo Federal, mas no confiesan cuántas han interpuesto en total desde que Obama ganara sus primeras elecciones. Dentro de las demandas más sonadas está la presentada para forzar al presidente a publicar fotos del cadáver de Osama bin Laden, asesinado supuestamente en mayo de 2011, y el serio cuestionamiento que hicieron a la veracidad de la versión oficial del atentado al consulado de Benghazi en 2012. El conjunto consiguió que el Gobierno filtrara más información de la planeada y, ahora, harán lo mismo con Clinton. 

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