¿De verdad tiene Cataluña problemas con el resto de España y viceversa?

Cataluña y España. / fotolog.com
Cataluña y España. / fotolog.com

Se puede afirmar que si los gobernantes y dirigentes leyeran más, y estudiaran la historia verían claramente que en el fondo del asunto están ellos, y no el conjunto de los ciudadanos.

¿De verdad tiene Cataluña problemas con el resto de España y viceversa?

Se puede afirmar que si los gobernantes y dirigentes leyeran más, y estudiaran la historia verían claramente que en el fondo del asunto están ellos, y no el conjunto de los ciudadanos.

El capítulo XIX del El Príncipe, de Maquiavelo, se titula: “El príncipe debe evitar ser despreciado y aborrecido”, y su contenido es de aplicación al tema que nos ocupa y preocupa, en su literalidad.

Veamos, afirma:trate el príncipe de huir de las cosas que lo hagan odioso o despreciable, y una vez logrado, habrá cumplido con su deber y no tendrá nada que temer de los otros vicios”, es decir podrá subir impuestos, recortar en sanidad o educación y gobernar a su manera sin gran coste electoral.

Continúa, “Hace odioso, sobre todo,  el ser expoliador y el apoderarse de los bienes de los súbditos, de todo lo cual convendrá abstenerse”, es decir que, según Maquiavelo,  en lo que se sabe en el estilo de financiación de los actores principales, Convergència y el PP, y en la acumulación de riqueza ilícita  por sus dirigentes radica buena parte del problema.

Por si hubiera alguna duda del evidente paralelismo, de la actual situación con lo escrito hace ya cuatro siglos, sigue el libro diciendo: “Hace despreciable el ser considerado voluble, frívolo, pusilánime e irresoluto, defectos de los cuales debe alejarse como una nave de un escollo”, creo que el lector puede prescindir de aclaraciones.

Añadiendo,  a la sabiduría, contrastada por la historia , del mencionado libro, la observación y experiencia directa de lo sucedido desde 1978, (y he sido testigo y actor directo y en primera fila, durante lustros) se puede afirmar, con pocas dudas, que los problemas existentes, que existir existen, ni lo son entre el conjunto de ciudadanos catalanes y el resto de ciudadanos españoles, ni han sido generados por ellos, es decir Cataluña no tiene problemas con el resto de España, ni el resto de España tiene problemas con Cataluña, si hay graves problemas entre los dirigentes que, desgraciadamente, los catalanes y el conjunto de españoles hemos elegido para que nos gobiernen en esta época de incertidumbre. Esos dirigentes, con la ayuda inestimable de lo que el libro del XVI  identifica como  “un corto número de sujetos” y que hoy son fácilmente identificables, son los que han conseguido trasladar sus problemas a buena parte de sus gobernados.

Parecería pues sencillo iniciar  el camino de las soluciones simplemente cambiando y ” reprimiendo al corto número de sujetos”, pero el propio Napoleón reconocía, en sus comentarios al respecto, que eso “No se hace tan fácilmente”  eso sí que para continuar por el camino recto  “es esencial se quite toda esperanza de perdón a los conspiradores”.

Al preguntarme cómo es posible que hayamos  llegado a esta situación, caigo en la cuenta que los responsables del desaguisado han cambiado, e invertido, los papeles entre el príncipe (hoy en Democracia debía ser el ente llamado Pueblo), y los súbditos (que deberían de ser los servidores públicos en los distintos gobiernos) y convencido a cientos de miles de engañados ciudadanos que ese es el orden natural, al envolver en bonitos símbolos artificiales su mercancía de más que dudosa calidad.

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