Por tres veces se intentó sin éxito convertir La Marcha Real en un verdadero himno cantado
Parece difícil, hoy en día, que un verdadero Himno Nacional pueda surgir sin el impulso o el sentimiento generalizado de los miembros de una comunidad de dotarse del mismo.
Parece difícil, hoy en día, que un verdadero Himno Nacional pueda surgir sin el impulso o el sentimiento generalizado de los miembros de una comunidad de dotarse del mismo.
¿Pueden ser convocados todos los españoles a cantar conjuntamente un himno, una letra, un canto que nos convoque a todos, si previamente no recuperamos otros elementos esenciales de nuestra realidad y conciencia nacionales, de nuestra comunidad histórica, con rigor y visión de conjunto?
La situación de nuestros símbolos nacionales, escudo, bandera e himno, no se puede desvincular de una realidad histórica que nos hizo llegar tarde a los grandes procesos revolucionarios del siglo XIX, cuando no salir malparados de los mismos. Ni siquiera para nuestros constituyentes liberales estos fueron cuestiones prioritarias, empeñados en modernizar el país acorde con más urgentes demandas.
Todavía hoy en día, entre los toques de ordenanza del Ejército Argentino –conservador de tantas tradiciones españolas, como las cruces de Borgoña en las banderas coronelas de sus regimientos históricos- suena la Marcha Granadera en su versión original de pífanos y tambores, como la escuchaba Carlos III. Aparece por primera vez en 1761 en el "Libro de Ordenanza de los toques militares de la Infantería Española". El Rey Carlos III la declara Marcha de Honor el 3 de septiembre de 1770. Se tocaba como saludo al comparecer las reales personas. Por ello comenzó a ser llamada popularmente “Marcha Real”. Representaba, en todo caso, a los reyes, dueños del Estado; pero no a la nación.
Parece difícil, hoy en día, que un verdadero Himno Nacional pueda surgir sin el impulso o el sentimiento generalizado de los miembros de una comunidad de dotarse del mismo. Las experiencias del pasado no son perfectamente alentadoras si tenemos en cuenta los resultados.
En 1870 el General Prim convocó un concurso nacional para crear un Himno Nacional. El jurado declaró el concurso desierto por considerar que ninguna de las marchas presentadas superaba en calidad a la "Marcha Granadera", y aconsejó que se mantuviera como estaba.
La Real Orden Circular de 27 de agosto de 1908 dispuso que las bandas militares ejecutasen la denominada Marcha Real Española y la Llamada de Infantes, ordenadas por el Músico Mayor del Real Cuerpo de Guardias Alabarderos, maestro don Bartolomé Pérez Casas. Y así hemos ido tirando, con un Himno Nacional que no era propiamente un himno, porque no era pieza coral para cantar en grupo, sino unos compases más o menos brillantes y sonoros con los que nos fuimos identificando.
Durante la Guerra Civil (1936-1939), el general Franco restableció la "Marcha Granadera" como Himno Nacional por Decreto del 27 de febrero de 1937, pero fue necesaria la publicación en el BOE de un nuevo decreto fechado el 17 de julio de 1942 para que se le diese cumplimiento. Este decreto no incluye ninguna partitura, por lo que se entiende que continuó vigente la versión del Maestro Pérez Casas. Fue en 1997 cuando el Estado adquirió los derechos de explotación del Himno, que pertenecían a los herederos del maestro Pérez Casas, mediante el Real Decreto 1543/1997, de 3 de octubre.
Y como el himno no se canta, se pudo hacer con él algo infrecuente: dos versiones (según el caso, para abreviar el trámite: la corta y la larga). Incluido en el proceso de regulación de los símbolos nacionales de la monarquía constitucional, vino a correr suerte parecida a la del escudo de España, cuya propuesta final definitiva, de llamativa pobreza, nada tiene que ver con las reglas de nuestra histórica heráldica, como demuestran los estudios al respecto sobre los símbolos de España del Centro de Estudios Políticos e Constitucionales.
En la actualidad, el Himno Nacional, está regulado por el Real Decreto 1560/1997 de 10 de octubre, en el que se describen los compases musicales, se establecen las dos versiones. A veces, al escucharlo, parece que se estuviera cubriendo un mero trámite. He ahí si brevísima versión abreviada.
Las distintas versiones de la letra
Lo cierto es que al menos, el Himno Nacional llegó a tener o se intentó que tuviera, tres modelos de letra. Ninguno de ellos cuajó, porque ninguno surgió realmente del sentimiento nacional y del anhelo del pueblo. Es un riesgo que puede repetirse.
En 1843 se intentó adaptar unos versos de Ventura de la Vega a los acordes tradicionales:
Venid españoles
Al grito acudid.
Dios salve a la Reina,
Dios salve al país.
Durante el Reinado de Alfonso XIII, los versos de Eduardo Marquina tampoco pasaron de un boceto:
Gloria, gloria, corona de la Patria,
soberana luz
que es oro en tu Pendón.
Vida, vida, futuro de la Patria,
que en tus ojos es
abierto corazón.
Púrpura y oro: bandera inmortal;
en tus colores, juntas, carne y alma están.
Púrpura y oro: querer y lograr;
Tú eres, bandera, el signo del humano afán.
Gloria, gloria, corona de la Patria,
soberana luz
que es oro en tu Pendón.
Púrpura y oro: bandera inmortal;
en tus colores, juntas, carne y alma están.
Tras la guerra civil, en las escuelas del Régimen, además del “Cara al Sol”, los escolares entonaban con el brazo extendido y el saludo a la romana la letra de José María Pemán, que, de todos modos, nunca fue oficial:
Viva España, alzad los brazos
hijos del pueblo español,
que vuelve a resurgir.
Gloria a la Patria que supo seguir,
sobre el azul del mar, el caminar del sol.
¡Triunfa España! Los yunques y las ruedas
marchan al compás
del himno de la fe.
Juntos con ellos cantemos de pie
la vida nueva y fuerte de trabajo y paz.
Viva España, alzad los brazos
hijos del pueblo español,
que vuelve a resurgir.
Gloria a la Patria que supo seguir,
sobre el azul del mar, el caminar del sol.