El Gobierno de Rajoy reconoció la ineficacia de su maquinaria propagandística
Esa tenebrosa propaganda va acompañada de métodos disuasorios contra incrédulos. Para silenciar a los corderos, siembran miedos e impulsan leyes represivas propias de un Estado policial.
Esa tenebrosa propaganda va acompañada de métodos disuasorios contra incrédulos. Para silenciar a los corderos, siembran miedos e impulsan leyes represivas propias de un Estado policial.
El NODO fue el aparato de propaganda del franquismo, de obligatoria exhibición en los cines y TVE. Se emitió por primera vez en 1943, en plena euforia del nazi-fascismo triunfante, y se prolongó hasta 1981.
Propaganda (de propagar) es dar a conocer algo con el fin de atraer adeptos, extender doctrinas o crear opiniones. Nada que ver con informar, que es dar noticias de forma veraz y contrastada.
La propaganda moderna en la vertiente totalitaria de la comunicación se debe al nazi Goebbels, que enunció los once principios en que se funda. En España fueron discípulos aventajados Arias Salgado y Fraga Iribarne.
A día de hoy, convendría releer tales principios para entender la política de comunicaciôn del Gobierno de Rajoy. Dijeron no haber transmitido bien a la opinión pública sus méritos, es decir, reconocieron la ineficacia de su maquinaria propagandística.
Como responsable, despachan al gurú Arriola y lo sustituyen por Goebbels, contando con la complicidad de la mayoría de medios de comunicación.
Vuelven al NODO, igualito que el difunto del abuelito, y nosotros a Radio Pirenaica y a la BBC.
Esa tenebrosa propaganda va acompañada de métodos disuasorios contra incrédulos. Para silenciar a los corderos, siembran miedos e impulsan leyes represivas propias de un Estado policial.
Nos dejan el circo pero sin pan.