El Gobierno de Maduro usa a Leopoldo López para legitimarse en una jugada de alto riesgo

Nicolás Maduro se está quedando acorralado. / mundo24.net
Nicolás Maduro se está quedando acorralado. / mundo24.net

Mientras tanto, la población está pasando grandes necesidades, asiste atónita a los desequilibrios económicos, a las distorsiones políticas, a las incongruencias fiscales e incluso a la violencia. "Nada en el país cambió, el caos sigue, la situación económica empeora día a día", denuncia Capriles.

El Gobierno de Maduro usa a Leopoldo López para legitimarse en una jugada de alto riesgo

En Venezuela todos los profesionales están por debajo de lo que perciben personas con el mismo perfil en otros países, según un análisis del influyente diario digital elestimulo.com. La precaria situación económica de esta gran potencia petrolera ha derivado en una profunda crisis política. Si en algo coinciden el Gobierno de Nicolás Maduro y la Oposición de Henrique Capriles y Leopoldo López –felizmente en casa– es en que el deterioro del país es preocupante. Discrepan, en cambio, sobre lo que hay que hacer para cambiarlo.

La esencia del presente suele estar oculta en la historia. La relación entre el pensamiento revolucionario de Marx y la filosofía de Engels se recoge en una misiva fechada en 1858, en la que el primero afirmaba que "la fuerza creadora de los mitos, característica de la fantasía popular en todas las épocas, ha probado su eficacia inventando grandes hombres. El ejemplo más notable de este tipo es, sin duda, el de Simón Bolívar". El bolivarianismo, no siempre bien entendido, se ha convertido en cuestión de culto para países como Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y, desde José Antonio Páez, también para Venezuela. Dos siglos después de que el militar y político propiciase la lucha revolucionaria, la ideología del “libertador” se tiñe de un nacionalismo que no responde a su origen y que revela un uso indebido o, simplemente, un desconocimiento de la historia a la que apelábamos.

Hugo Chávez encontró en la crisis del bipartidismo el caldo de cultivo necesario para llegar a la presidencia de Venezuela

Algo semejante ocurre con el “socialismo del siglo XXI”, también llamado populismo, que se ha convertido en una revolución sin rumbo, en la que los países que lo toman como excusa han ido transitando hacia una prisión al aire libre, que tiene como rehenes a sus ciudadanos, con el único fin de justificarse. Venezuela luchó por la democracia, que llegó en 1958, después de una dictadura militar. Desde entonces hasta hace poco se vivió una época de prosperidad que se tornó en declive, en paralelo al que sufrieron los partidos tradicionales. Se habló de agotamiento del viejo modelo bipartidista, teñido de corrupción, que afectaba tanto a la socialdemócrata Acción Democrática como al democristiano COPEI. Esto derivó en una grave crisis política y económica que el gobierno de Caldera aprovechó para hacerse con poderes excepcionales en junio de 1994. Suspendió durante un año las garantías constitucionales. Entonces, la inflación crecía descontrolada, el déficit público estaba en cifras inviables y la criminalidad se adueñó de las calles.

Tras varios planes infructuosos, Hugo Chávez encontró ahí el caldo de cultivo necesario para llegar a la presidencia de Venezuela, hizo de la televisión su mejor arma y, a través de largos programas dominicales, tomó decisiones de intervención de precios, condenó a jueces e insultó a dirigentes internacionales, casi siempre bajo un halo divino-religioso que consiguió calar en muchas capas de la sociedad.

Manifestación en Caracas. / Twitter

Manifestación opositora en Caracas. / Twitter

Maduro, fiel escudero entonces, y heredero después, parece gobernar ahora tras los susurros de un “pajarito”, con el estilo de presidencia mediática. El espectáculo llevado hasta el esperpento –Valle Inclán lo adoraría– ha hecho de las instituciones instrumentos degradados, sin sentido, con su reflejo en una sociedad cuya respuesta ante el miedo fue la inhibición, la pérdida de libertades y de valores. Desde el punto de vista económico, el país está sumido en el caos, a pesar de que cuenta entre sus activos con las mayores reservas de petróleo a nivel mundial, de las más abundantes de gas natural y buena parte del oro existente. Otros tesoros, fruto de su posición geográfica privilegiada, son la selva amazónica, las paradisíacas playas caribeñas y los imponentes paisajes de la cordillera andina, inputs necesarios para atraer a un turismo de calidad. Presumía de una población joven, de las mejor formadas de América Latina y de una clase media que parecía consolidada. Pese a ello, ahora les invade la escasez, en medio de la hiperinflación.

¿Cómo podemos explicar lo que está sucediendo? No es sencillo, aunque estemos hablando del país de las paradojas. La maldición del “excremento del diablo”, como llamó Pérez Alfonzo –fundador venezolano de la OPEP– al petróleo, parece cumplirse una vez más. Esto sucede cuando los falsos profetas ofrecen paraísos terrenales, pensados con un petróleo a 130 dólares el barril, y las expectativas no se cumplen. Crean artificialmente devotos incondicionales en un sector de la población dependiente de los subsidios estatales, con un doble juego: mientras hay recursos no les falta de nada, en contraprestación le proporcionan apoyo incondicional a su líder y se convierten en su mejor ejército. A la vez, se produce la erosión del sistema económico, que evoluciona sin rigor, destruye lo que había y, para rematar, viste de falsa democracia la celebración de múltiples referéndums que se utilizan para ir mudando las cosas hasta tornarlas a imagen y semejanza del dictador encubierto.

Leopoldo López. / RR SS

Leopoldo López. / RR SS

Venezuela está ahora a expensas de conocer las consecuencias de la excarcelación de Leopoldo López, sujeto a arresto domiciliario

Maduro, autoproclamado víctima de la conspiración internacional, ha decretado el estado de emergencia de la economía y el estado de excepción para “garantizar la estabilidad del pueblo venezolano”, de tal manera que se atribuye el control absoluto del orden social, económico, político y natural que afecta al país caribeño. Estamos asistiendo a la restricción de las libertades fundamentales: trata de limitar el derecho de manifestación y la libertad de los medios de comunicación, constriñendo así las garantías constitucionales. El guardián del chavismo incumple una de las medidas clave de su antecesor. Enfrente, el pulso de la Mesa de Unidad Democrática, la coalición de opositores que se ha hecho con la mayoría del legislativo y que solicitó un revocatorio contra el presidente. Henrique Capriles aseguró haber conseguido ocho veces más firmas de las necesarias en el proceso pero Maduro esquivó finalmente la ofensiva opositora, para activar de seguido una asamblea constituyente de difícil encaje democrático. Y en esas estamos ahora, a expensas de conocer las consecuencias de la excarcelación de Leopoldo López, sujeto a arresto domiciliario. Como dice elestimulo.com, el Gobierno de Nicolás Maduro usa a Leopoldo López para legitimarse en una jugada de alto riesgo.

Mientras tanto, la población está pasando grandes necesidades, asiste atónita a los desequilibrios económicos, a las distorsiones políticas, a las incongruencias fiscales e incluso a la violencia. "Nos contenta que Leopoldo López hoy pueda dormir en su casa pero sigue secuestrado. El secuestrador lo cambió de sitio, más nada. Nada en el país cambió, el caos sigue, la situación económica empeora día a día. Los venezolanos cada día más pobres", escribe Henrique Capriles en MUNDIARIO. Al desprecio internacional de su dirigente se une el absolutismo que ejerce, si bien, el reloj avanza inexorable hacia algún desenlace, tratando de alcanzar después la utopía de hacer coincidir el futuro de Venezuela con la Venezuela del futuro.

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