Evo Morales, acusado por tráfico de influencias en plena campaña de referendo

Evo Morales y Gabriela Zapata a la derecha de la imagen. / RRSS
Evo Morales y Gabriela Zapata a la derecha de la imagen. / RRSS

El presidente de Bolivia confirma su relación extramatrimonial con la gerente comercial de una empresa China; a la vez acusa a EE UU de esta información.

Evo Morales, acusado por tráfico de influencias en plena campaña de referendo

A apenas dos semanas del referendo que votarán en Bolivia para aprobar o no una reforma de la Constitución y así hacer que Evo Morales pueda volver a presentarse como candidato a la presidencia en 2019, acaba de estallar un escándalo propio de telenovela.

Carlos Valverde, conductor de un programa de televisión, mostró ante las cámaras un certificado de nacimiento de un hijo del presidente Evo Morales con Gabriela Zapata en 2007. La madre del niño – ella tiene ahora 28 años y Morales 56 - es gerente comercial de la empresa china CAMC Ingineerig, la principal proveedora del Estado, con contratos por alrededor de 500 millones de dólares. La empresa construye carreteras, ferrocarriles y plantas industriales, lo que los críticos consideran un abanico muy amplio de habilidades para una sola firma, que no suele pronunciarse sobre sus negocios en Bolivia.

Por tanto, se acusa al presidente de Bolivia de tráfico de influencias.

En rueda de prensa, Evo Morales ha admitido que mantuvo una aventura extramatrimonial con la joven de la cual nació un bebé que falleció tiempo después. Pero aseguró que ya no mantiene relaciones con Gabriela desde el año 2007 y negó que hubiera habido tráfico de influencias en favor de CAMC.

Tras las declaraciones del presidente, en las redes sociales se publicaron varias fotos de Morales posando afectuosamente con Zapata, fechadas después de 2007 y de 2013, es decir, imágenes que sugieren que la pareja mantuvo su relación después de la muerte de su hijo y de la contratación de la joven como gerente de CAMC.

Como suele ser habitual en algunos países de Latinoamérica y con el fin de “escurrir el bulto” y no asumir responsabilidades por los errores cometidos, el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, atribuyó el escándalo a la injerencia de Estados Unidos en la campaña por el referendo del 21 de febrero; es decir, EE UU tiene la culpa de la aventura extramatrimonial de Morales y del supuesto tráfico de influencias, al menos de su acusación.

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