Europa ha sido y será la única oposición al ‘Gallego Impasible’

Mariano Rajoy en el debate de investidura del 26 de octubre 2016. / Twitter @marianorajoy
Mariano Rajoy en el debate de investidura del 26 de octubre 2016. / Twitter @marianorajoy

Impasible el ademán, como otro paisano suyo de infausto recuerdo, Mariano Rajoy demostró el jueves 27 de octubre, durante la sesión de investidura, sus dotes naturales de ubicuidad: aburrido como Presidente Ejecutivo ya in pectore; cachondo e irónico como Jefe de la Oposición, je, a la mayoritaria oposición.

Europa ha sido y será la única oposición al ‘Gallego Impasible’

Éramos pocos y parió Europa. Teníamos pocos problemas, déficit público, déficit de empleo, déficit de gobierno, déficit de oposición, déficit de esperanza, y ha salido Bruselas, tan oportuna como siempre, a echarnos una mano. Una mano al cuello, naturalmente. Porque Bruselas da la sensación de que nunca sabe echar una mano a otro sitio. Sobre todo, en cuanto acude a algún rescate, el de Portugal, el de  Grecia, este otro financiero de España, chico, acaba dejando siempre a los agradecidos países rescatados en estado talmente cianótico, con el aire prácticamente irrespirable, con más déficit de oxígeno que el mismísimo Pekín uno de esos días en los que no se ve un chino a dos pasos. De manera que, fiel a su tradición, Europa ha querido hacer su amable aportación a la amena sesión de investidura que estamos padeciendo y le ha enviado al Gobierno en funciones, en vísperas de intentar conseguir su anhelado contrato indefinido, esa carta que firmaría el mismísimo Marques de Sade: “Recuerden ustedes que van a tener que hacer recortes por valor de cinco mil quinientos millones de euros” ¡Marchando otra de eurosolidaridad!

La cámara de torturas de Rajoy está en Estrasburgo

Partiendo del grandilocuente euroromanticismo de Adenauer, Schuman, Monnet, Spaak, gente de esa, hemos alcanzado las más altas cotas del cutre eurosadismo de Merkel, Draghi, Juncker, Schulz y gente de esta otra. Con amigos como esos, qué importancia pueden tener ya para Rajoy los enemigos que estos días, y los meses y semanas de pasión que le aguardan, ay, le van a acechar en la Cámara Baja de la Carrera de San Jerónimo. El gran enemigo de Rajoy, aparte de sí mismo, claro, no va a ser el histriónico PSOE que se va echar al monte para hacerse perdonar sus pecados; ni Pablo Iglesias emulando por la izquierda, en un plagio descarado, a aquel Fraga de derechas que mantiene los derechos de autor de la estrategia política a la intemperie que proclama Podemos estos años que estamos viviendo peligrosamente: ¡La calle es mía!; ni siquiera el independentismo que ha surgido del frío de un nacionalismo catalán, miradlo, en un ejercicio de magia barata que intenta hacer desaparecer la sombra alargada, idolatrada e imputada de Pujol detrás de la Estelada. Ya sé, ya sé que a primera vista El Congreso de los Diputados se vislumbra como la cámara de los horrores para los próximos Consejos de Ministros. Pero la genuina cámara de torturas de la tortuosa legislatura que nos aguarda, permanece agazapada, inmisericorde, implacable, inoportuna, como el guión más sádico y sanguinario de Quentin Tarantino, en idílicos rincones de Bruselas y Estrasburgo. Eso sí  que va a ser oposición, Mariano, y no ese caótico camarote de los hermanos Marx de la izquierda en el que se van a estar peleando para dirimir quién acaba siendo investido jefe de la oposición.

Presi del Gobierno y jefe de la oposición a la mayoritaria Oposición

Ayer, Director, no se inició la investidura de Rajoy como aspirante a Presidente. En realidad ya lo habían investido el otro día en la calle Ferraz. Ayer, Mariano, con las llaves del BOE ya en la mano, se dedicó a intentar erigirse en Jefe de la oposición a la Oposición, a ver si me entiendes, ese conjunto de tribus ideológicas que, juntas y revueltas, habían llegado a creerse que podrían dirigir el Gobierno de la Nación sin necesidad de sentarse en los bancos azules del Hemiciclo. Mariano es que es mucho mejor político que gobernante, que os lo tengo dicho. Como Presidente le entra el pánico escénico, el síndrome Simeone de mantener su portería a cero y la angustiosa y exclusiva obsesión de Mouriño por hacer historia en la Champions de Europa. De ahí el catenaccio, la insufrible táctica del plasma y las insoportables e inamovibles alineaciones de sus monótonos equipos de gobierno que, a mis escasas luces, nunca están compuestos por ministros con cartera propiamente dicha, sino con chips convenientemente programados. Rajoy, como Presidente, es incapaz de confeccionar un Dream Team de esos que practican el  fútbol total, el tiki-taca y la cosa, y acaba siempre haciendo lo mismo, con los mismos.

La desconcertante ubicuidad del mago Rajoy

Digo yo que puestos a innovar, a practicar eso que llaman nueva política, podíamos probar una legislatura con un Rajoy ubicuo, que aburriese a las ovejas como Presidente del Gobierno pero nos divirtiese al mismo tiempo como Jefe de la oposición. O sea, que se  replicase a sí mismo, a ver si me entiendes, entre carcajadas parlamentarias como esas que les arrancó al propio Verstrynge, a Iglesias y al personal que permanecía atento a las pantallas tras haberse enjugado las lágrimas, algunas de cocodrilo, claro, derramas en un precoz y osado funeral por el PSOE. Sería una solución, mientras esperamos que Pablo Iglesias madure y deje de reírse él solo de sus propias gracias y aprenda el arte parlamentario de esperar a que se rían los demás. O bueno, hasta que el PSOE encuentre su próximo Mesías prometido, ¡que haber hainos, como las meigas en mi tierra!, tras los dos fiascos seguidos de ZP y PS.

La verdad es que me preocupa que Rajoy siga siendo Presidente del Gobierno Ejecutivo, pero me acojona más que se haya erigido en Jefe de la Oposición de eso que llaman el Gobierno Parlamentario. Menos mal que nos queda Europa, la pérfida Bruselas, para bajarle los humos a este señor al que, el propio Joan Baldoví, portavoz nada sospechoso de Compromís, elevó a la categoría de Harry Potter español, de mago de la política y la cosa, de gallego impasible que va a acabar gobernando, si a eso se le puede llamar gobernar, naturalmente, sin mover un músculo.

 

Comentarios