España padece cíclicamente la patología del suicido como nación

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Un viejo mapa de España con sus colonias

El rechazo que provoca Podemos no se debe solamente a la repulsa por lo que dicen o lo que hacen donde gobiernan, sino a su programa sobre propio concepto y configuración del país y la almoneda de la ciudadanía.

España padece cíclicamente la patología del suicido como nación

En las elecciones del 26, al margen del programa de gobierno propiamente dicho, nos jugamos la propia existencia del país tal y como lo conocemos. Pero las consecuencias semejantes o peores de lo que pudo suponer en su día la rebelión cantonal. Es como si estuviéramos condenados cíclicamente a que aparecieran los llamados “demonios familiares”, nunca conjurados, aunque en ocasiones aparezcan traídos por quienes menos se puede esperar.

El rechazo que muchos españoles sienten hacia Podemos no se debe solamente a la repulsa que provocan algunos de los personajes que lo integran, su cinismo y acomodación para camuflarse; las cosas que han dicho en estado puro, lo que hacen donde gobiernan, sus modelos y referentes; pero sobre todo su programa con respecto a aspectos esenciales: el propio concepto y configuración del país y la almoneda de la ciudadanía.

Y como su recetario tiene soluciones para todo, no le faltan para solventar la llamada “cuestión regional”, el “encaje de Cataluña en España”, etc. Pero lo cierto es que muchas personas desesperadas los van a votar porque creen que con sus medidas populistas les van a solucionar la vida de manera milagrosa. Se comprende. Pero no va a ser verdad. Ni tampoco que sean el antemural contra la corrupción, que en sus manos esté la regeneración moral ¿Es que van a regenerar algo alguno de los sujetos con antecedentes por delitos comunes que van a sus listas o quienes no han perdido el tiempo en colocar parentelas en ayuntamientos y servicios?

La escolástica con que predican desde la certeza prístina de que poseen la razón es una de las fórmulas que ahora atemperan. No defiendo yo ni al PP ni el PSOE, que son, en el mismo grado, responsables de que en medio de las cloacas de la corrupción surgiera la margarita de los redentores. Muchos ciudadanos, ni aun tapándonos la nariz, tenemos a quien votar. Ese es el drama. Pero habrá que votar, lo que siempre es un riesgo, porque tantas veces nos han defraudado unos y otros.

Pero desde luego, sean cuales sean las ideas de cada uno, votar a Podemos es votar a favor de una opción que no engaña a nadie que no quiera ser engañado. Convertir al país en un estado fallido, donde en cualquier momento, los vecinos de un territorio y no la nación en su conjunto, decidan lo que quieren ser. Y claro que lo importante, lo prioritario es asegurar a todo el mundo una vida digna. Pero que no pretendan confundirnos, pero ello se construye sobre un país que no discuta su propia existencia como tal.

Y no digamos nada de sus modelos y referentes o de las medidas que proponen, aunque ahora lo disimulen, que ya hemos visto el resultado que han producido y están produciendo en otros países, cuya suerte parece que se pretende imitar. Lean el programa de Podemos. Basta con eso.

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