Aquella “España nuestra” de Cecilia es hoy la España vieja de la corrupción

Portada de un disco de Cecilia.
Portada de un disco de Cecilia.

Y la España nueva de la intransigencia que protagonizan los viejos y los nuevos políticos. Un clima político y social tan deteriorado, alejado de la tolerancia y la concordia, es terreno abonado para que crezca la inestabilidad que puede destrozar la convivencia y las buenas expectativas económicas.

Aquella “España nuestra” de Cecilia es hoy la España vieja de la corrupción

En agosto de 1976 moría en accidente de tráfico Cecilia cuando regresaba de dar el que sería su último concierto en Vigo y seguramente la cantante interpretó allí “Mi querida España”, la melodía estrella del disco “Un ramito de violetas” editado un año antes.

Algunos exégetas dicen que la letra original de esta canción sintetiza la España en descomposición del tardofranquismo, “esta España viva, esta España muerta; esta España nueva, esta España vieja… de alas inquietas, de las vendas negras”. Lo cierto es que Cecilia cantaba a una España dividida y esa letra es como una metáfora de “esta España nuestra”, también dividida y desgarrada cuarenta años después. 

Cecilia.

Cecilia.

Desgarrada por el desafío y la provocación de los gobernantes de Cataluña y el cariz que está tomando el “procés” independentista; desgarrada por el silencio de los Gobiernos, de este y los anteriores, incapaces de parar al tren secesionista que, en palabras de Andrés Trapiello, “avanza cargado de rehenes” que piden ser rescatados.

Desgarrada por la corrupción. El “modus operandi” del caso Palau es extrapolable a la Gürtel, Púnica, Ere, Cursos de Formación y a la mayoría de los casos destapados que desnudan a unos dirigentes políticos, sindicales y empresariales sin escrúpulos e insaciables.

Dividida por el clima de confrontación y la crispación generalizada; por el afán justiciero que abunda en platós de TV, tertulias radiofónicas, en las redes sociales y hasta en las sesiones parlamentarias de control; porque en nombre de la libertad de expresión se denigra al contrario, se fomenta el odio y el rencor y no se respetan diversidades ni creencias; por el acoso a periodistas que amenaza la independencia de la prensa, consustancial a la democracia...

Versión de Mi querida España, de Cecilia, sin censura.

Aquella España de Cecilia es hoy la España vieja de la corrupción y la España nueva de la intransigencia que protagonizan los viejos y los nuevos políticos. Es la España alejada de la tolerancia y de la concordia en la que no se respetan otros puntos de vista.

Esta España nuestra está desgarrada, en fin, porque en palabras del Rey, “para una sociedad lo peor no son los fracasos, sino que no haya iniciativas o nuevos proyectos que hagan soñar” y ahora mismo en España no hay proyectos compartidos que inviten a soñar. 

Un clima político y social tan deteriorado es terreno abonado para que crezca la inestabilidad que puede destrozar la convivencia y las buenas expectativas económicas. Ojalá nos equivoquemos.

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