España: inestabilidad parlamentaria y oposición fraccionada

Felipe González, Pedro Sánchez, Patxi López y Susana Díaz. / Mundiario
Felipe González, Pedro Sánchez, Patxi López y Susana Díaz. / Mundiario

El PSOE, inmerso en unas primarias eternas que están provocando una división si cabe más profunda de la ya existente, aún deberá luego abordar la renovación de las estructuras territoriales, con nuevos conflictos.

España: inestabilidad parlamentaria y oposición fraccionada

La derrota parlamentaria del Gobierno en la convalidación de la norma para modificar la estiba portuaria, exigida por Bruselas desde hace años, nos ha devuelto a la dura realidad de la política española: inestabilidad parlamentaria y oposición fraccionada. Un Gobierno en minoría y varios grupos de oposición inmersos en sus propias crisis internas, como Podemos o el PSOE, o tratando de encontrar su espacio, como Ciudadanos.

Rajoy ya ha anunciado que practicará su estrategia favorita, dejar pasar el tiempo. Sabe que el poder desgasta, en especial a la oposición, como ya indican las últimas encuestas. El desgaste del Partido Popular, derivado de sus políticas, se compensa por el mayor desgaste de quienes no aciertan a desarrollar una oposición que pueda erigirse en alternativa. Podemos, luego de acentuar su posición radical, está administrando su reorganización territorial, con varios frentes abiertos. El PSOE, inmerso en unas primarias eternas que están provocando una división si cabe más profunda de la ya existente, aún deberá luego abordar la renovación de las estructuras territoriales, con nuevos conflictos. Hasta final de año estará ocupado en esos menesteres y el balance final de tanto conflicto puede tener costes electorales. 

Por otra parte el contencioso catalán camina velozmente hacia la colisión. Es la voluntad de las fuerzas nacionalistas convencidas de que la suspensión del referéndum mejorará sus expectativas ante las inminentes elecciones autonómicas. Desde luego el PP saldrá reforzado en toda España si asume medidas firmes de reposición de la legalidad. Al tiempo el PNV quiere vender caro su apoyo a los presupuestos. El anuncio poco relevante pero muy publicitario, de que ETA entregará armas (¿cuántas, dónde, a quién?) sin disolverse, ha sido capitalizado de inmediato por el Lehendari Urkullu, que en el frente doméstico necesita debilitar al radicalismo vasco.

Ese escenario dificulta la aprobación de los Presupuestos del Estado, hace inviable cualquier programa legislativo en las Cortes y sitúa la legislatura en un equilibrio inestable, pendiente siempre de la decisión personal de Rajoy para convocar elecciones. No tiene prisa y como demostró el año anterior, puede manejar el calendario, salvo imprevistos, mejor que sus oponentes. La economía va bien, dentro de los parámetros conocidos y por tanto la política puede no ser efectiva. Las Cortes, transformadas en caja de resonancia de iniciativas de todo tipo, también pintorescas, debatirán, convocarán a cientos de personas, aprobará resoluciones no vinculantes, pero no aprobará leyes. No habrá cambios sustantivos de ningún tipo, ni reforma constitucional, ni reformas institucionales relevantes. Se trata de desgastar, bien al partido del Gobierno, bien a los de la oposición. ¿Y los problemas del país? Eso no toca.

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