Enrique Peña Nieto entra en pánico y releva la cúpula fiscal de su Gobierno

Enrique Peña Nieto.
Enrique Peña Nieto.

El presidente mexicano vive uno de los peores momentos de su administración y ha anunciado que otro de los suyos se hará cargo de la Procuraduría General de la República.

Enrique Peña Nieto entra en pánico y releva la cúpula fiscal de su Gobierno

El de Enrique Peña Nieto ha sido un Gobierno más que ensuciado por los constantes escándalos de corrupción cuando menos indultados por el propio jefe de Estado. Sin embargo, y pese a los incontables bochornos políticos de su administración, el presidente parece sentirse atrincherado luego de que esos mismos escándalos se le salieron de control en los últimos meses, con una economía desquebrajada, el peso por niveles mínimos históricos, la petrolera estatal en crisis, las críticas por la visita de Trump -por la que debió destituir a uno de sus mejores hombres- y, recientemente, la fuga del exgobernador de Veracruz, Javier Duarte, quien habría escapado de México tras tener hasta 53 acuasciones en su contra. Duarte, aseguran, se fue cobardemente ayudado por Peña Nieto, por quién más.

Consciente de que el alambre sobre el que camina es cada vez más delgado, el presidente mexicano decidió renovar la cúpula fiscal de su Ejecutivo Federal. A falta de que el Parlamento le de el visto bueno, Raúl Cervantes relevará a Arely Gómez en la titularidad de la Procuraduría General de la República. Cervantes, militante del oficialista PRI desde 1997 y otrora presidente del Senado, es la cara más visible de este intento del presidente en demostrar que está comprometido en su lucha contra la corrupción. El nuevo funcionario deberá encabeza las investigaciones que se hacen contra tres miembros de su mismo partido, por lo que de su trabajo no sólo depende la dignidad de su jefe sino que también las esperanzas de su partido de cara a las futuras elecciones presidenciales.

A Arely Gómez, en tanto, se le otorga la Secretaría de la Función Pública, una especie de oficina anticorrupción. Gómez toma el relevo de Virgilio Andrade, quien debió ceder su puesto en julio pasado tras un escándalo -otro más- que envolvía a alguien de la familia presidencial. Andrade investigó la adquisición de una casa a nombre de la esposa del presidente, quien la habría comprado por una suma extraordinaria a un contratista gubernamental. Andrade concluyó, de forma polémica por su cercanía con Peña Nieto y sus congéneres, que la compra no había tenido ninguna movida ilegal, lo cual desató la ira de los mexicanos. Y como aquí el cuento es que renuncian todos menos el mero mero, abandonó su puesto de inmediato.

Gómez asume en esta nueva oficina con la responsabilidad de catalizar las transformaciones en el ámbito administrativo del recientemente creado sistema anticorrupción. La corrupción es un mal que le abarca a México hasta el 10% de su PIB, por lo que este nuevo sistema obliga a que los servidores públicos saquen a la luz sus declaraciones fiscales y de intereses.

Pero es sin duda Cervantes el que le ha tocado la oficina más peligrosa. A lo largo de la historia, la procuraduría ha sido el misil de los escándalos de corrupción de México, y en la mayoría de los casos su desempeño es cuestión de vida o muerte política de quienes la dirigen. Jesús Murillo Karam fue el primero en ocupar esta oficina durante el actual Gobierno y, obviamente, también el primero en caer, como han hecho casi todos los miembros de la Administración de EPN. Murillo Karam fue el encargado de empezar a dirigir las investigaciones por el caso Ayotzinapa, pero rápidamente su figura se puso en el ojo del huracán por la indignación que desató el destino de los estudiantes. Fue destituido apenas cinco meses después de haber sido nombrado para el puesto y su presidente lo premió dándole la cartera de Agricultura, mucho más alejada de los focos y del escrutinio público. Gómez le tomó el relevo e intentó calmar la tormenta por el mismo caso, pero fracasó vilmente y se llevó serias críticas de parte del cuerpo internacional de investigadores que monitoreaban los avances del mismo. Las críticas, la desconfianza y la vil huida de Duarte le dieron el tiro de gracia.

Cervantes tomará el timón de una nave que está a punto de naufragar, presionada por todos en su país. El nuevo procurador, que en su cartera une a la fiscalía y a la policía, deberá encontrar una forma de dar pasos relevantes en el caso Ayotzinapa y dar con el paradero de Duarte, quien con su desaparición dejó quebrado al partido y al hombre al que él apuntaba como uno de sus posibles sustitutos -Peña Nieto-. Para eso, Cervantes deberá sí o sí abrir fuego contra quienes se le ocurra, incluso si esos quienes son de su propio partido. El PRI está convertido en una laguna de pirañas y el nuevo procurador deberá deshacerse de las que sean necesarias hasta que México compre que es alguien sin temor a la mayor coalición de corruptos de su país.@hmorales_gt

 

 

 

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