Hay que empezar a plantearse que lo de Cataluña puede terminar mal

Bandera de Cataluña / orbitapolitica.com
Bandera de Cataluña / orbitapolitica.com

La historia muestra que los varios y diversos intentos similares de separación de Cataluña fueron, tanto para Cataluña como para el conjunto de España, desastrosos para los intereses de todos.

Hay que empezar a plantearse que lo de Cataluña puede terminar mal

He seguido con atención lo que en el Parlamento se argumenta respecto a la actual situación del enésimo intento de secesión de España de una parte de lo que los promotores califican como “paisos catalans”. También lo que los responsables de los gobiernos más directamente involucrados dicen. Las referencias a agresiones, pre demócratas (sic) se responde en términos de adoctrinamiento, presión intolerable, etc. Incluso a anuncios de uso de “todos los medios legales”, como quizá algo más que una advertencia, se responde con el uso de las fuerzas policiales propias o al posible alquiler de ejércitos (es literal). Atención especial merecen los términos españolizar y catalanizar, a los otros, que por cierto son los mismos, se esté en lo que se esté.

Es decir nos hemos situado ya en una fase previa avanzada de lo que ya se vivió en otros momentos históricos, la fase del convencimiento a la opinión pública propia para que acepte las acciones que sus dirigentes le van a proponer.

Acudiendo a una explicación esquemática, por lo tanto poco profunda y no muy exacta, pero cierta en lo básico: Cuando la clase dirigente catalana se ve incapaz de afrontar una revuelta campesina (guerra de los segadores), que se inicia contra el virrey y los abusos del ejercito que le mantiene, que termina por volverse contra ellos, se alían con sus históricos enemigos, los franceses, para recuperar el control y enfrentarse al ejercito con el que el rey español defiende sus intereses. Resultado, pierden el rey español y los dirigentes catalanes, gana el rey francés, que se queda con El Rosellón y parte de La Cerdaña, cuyos habitantes llegan a sublevarse para quedarse en España.

Llegamos a tiempos del denostado Felipe V, quien a pesar de haber jurado guardar los fueros de Cataluña vio como los dirigentes catalanes cambiaban de bando y en consecuencia envía un ejército que toma Barcelona y retoma el control. Resultado, los dirigentes catalanes y Cataluña pierden fueros y privilegios y Felipe V pasa a la historia como absolutista y centralista, España gasta en esta guerra recursos que no tiene y pierde oportunidades de progreso.

República, federalismo...

A raíz del advenimiento de la 1ª República, los federalistas más radicales proclaman un Estado Catalán federado a la república Española, la experiencia duró un par de días y fue frenada por los catalanes presentes en el gobierno de Madrid, la propia 1ª Republica dura algo menos de dos años, como es bien sabido no termina bien.

A principios del siglo XX, por el medio de la negociación se constituye, con autorización del gobierno del Estado, la Mancomunidad de Cataluña, que en el tiempo que duro contribuyó muy adecuadamente a la creación de infraestructuras que permitieron el desarrollo de un potente sector industrial. La burguesía catalana aplaude y apoya la llegada de Primo de Rivera, cuya dictadura la suprimió y prohibió el uso de la lengua y bandera catalanas.

El mismo día de la proclamación de la 2ª Republica  se proclama la Republica Catalana y, a pesar de haber conseguido un Estatuto de Autonomía, se intenta una sublevación un par de años después, sublevación reprimida por un gobierno dirigido por un catalán. Resultado, este tipo de acciones debilitan la Republica y favorecen la llegada y triunfo de la dictadura franquista.

Con la actual Constitución los catalanes han conseguido el mayor grado de autogobierno de la historia, reciente y antigua, a pesar del error político de pasar por el filtro judicial un texto de Estatuto aprobado por el Parlamento del Cataluña, por las Cortes Generales y votado afirmativamente en referéndum democrático por el pueblo catalán. Lo cierto es que algunos dirigentes, de Cataluña y de España en su conjunto, están dando pasos que recuerdan, en demasía,  a los que en su día dieron los antiguos dirigentes situados en posiciones similares y que llevaron a los resultados antes expuestos.

Si la historia no está sirviendo para que todos aprendamos de las experiencias habidas, y parece que no, lo lógico es pensar que los resultados van a ser similares, es decir malos para todos.

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