Donald Trump podría estar fomentando todo lo contrario de lo que dice

Paul Krugman.
Paul Krugman.

Su populismo y su gran capacidad de manipulación, que incluye la mentira como arma política, se convierte en una amenaza no solo para los EE UU, sino para el mundo. ¿Se mantendrá España indiferente ante el nuevo inquilino de la Casa Blanca?

Donald Trump podría estar fomentando todo lo contrario de lo que dice

Es tal el bombardeo informativo diario del populista Donald Trump que puede haber gente que, al tiempo que se asusta ante lo que dice, se olvide de la realidad social y económica de los EE UU. Si algo quiere precisamente Trump es que la gente piense que todo está mal para que se crea que con él todo irá a mejor. Pero aunque así fuese, y el cambio resultase conveniente –a menudo lo es en todas partes–, no debería ser necesariamente en la línea que marca el programa económico del nuevo inquilino de la Casa Blanca. El premio Nobel Paul Krugman suele comentar que Trump promete a sus votantes una reindustrialización, pero sus políticas fomentan todo lo contrario. Es más, su amenaza de elevar los aranceles a los países que no obedezcan sus indicaciones podría catalizar el valor del dólar y llevarse por delante a varias multinacionales de los Estados Unidos.

El Nobel Paul Krugman sostiene que Trump promete a sus votantes una reindustrialización cuando sus políticas fomentan todo lo contrario

¿Qué propone el nuevo inquilino de la Casa Blanca? Sus propuestas incluyen una rebaja general de impuestos, que supone ventajas para las rentas más altas, que pagarán menos, y también para las empresas, al pasar el impuesto de sociedades del 35% actual al 15% o incluso al 10% para las empresas que decidan repatriar los beneficios que acumulan en el exterior. La modernización de infraestrcturas se presenta como otra especie de eldorado por parte de Trump, si bien nadie sabe cómo se financiará. El proteccionismo económico y la lucha contra la deslocalización industrial son otras de sus grandes ideas, que incluyen medidas favorables a las empresas de armamento, salud, biotecnología y finanzas. Trump también aumentará la producción interna de combustibles fósiles, como carbón y petróleo, y se olvidará de la lucha contra el cambio climático.

Lo que no dice Donald Trump es que en los últimos ocho años –léase con Barack Obama en la Casa Blanca–, EE UU creó más empleos que todas las economías avanzadas en el mundo combinadas. El desempleo se redujo a la mitad y los salarios empezaron a subir. EE UU es un país donde trabajan más de 160 millones de personas –en España, 18,5 millones– y en el que prácticamente no hay desempleo: menos de un 5% frente al 18,6% de España. Tampoco acepta la ventaja social que representa para 20 millones de estadounidenses haber pasado de ser no asegurados a serlo. De entrada, también partimos de que EE UU es un país que duplica el PIB per capita de España, lo cual puede dar idea de su inmensa riqueza.

Ahora que tanto habla del mercado automovilístico procede recordarle a Trump que en la recta final de la presidencia del republicano George Bush, las ventas de automóviles descendieron en EE UU a su mínimo en 27 años, mientras que al final del mandato del demócrata Barack Obama alcanzaron su máximo histórico. ¿Sabe el populista Trump de lo que habla o simplemente se trata de mentirle a la gente?

¿Ignora Donald Trump que el sector manufacturero es un negocio mundial en el que, como subraya Krugman, los coches, los aviones y demás se ensamblan a partir de piezas fabricadas en distintos países? Una manufactura es, por definición, una obra hecha a mano o con auxilio de una máquina, pero siempre con mano de obra. Es, por tanto, clave para el empleo en cualquier parte del mundo, incluyendo los EE UU. Si Trump rompe esa cadena, la cadena no será mejor ni más fuerte. Y por muy bueno que sea el trozo que él se quede, la cadena perderá valor. @J_L_Gomez

La caída de Nixon fue propiciada por las informaciones de The Washington Post, en 1974.

La caída de Nixon fue propiciada por las informaciones de The Washington Post, en 1974.

 

El periodismo, clave contra el populismo

El periodismo es hoy por hoy el único poder que se le resiste a Donald Trump, de ahí que lo demonice con tanta intensidad. Los demás poderes, aunque no le aplaudan, tampoco le plantan cara. ¿Pero resistirá el periodismo? A diferencia de lo que pasa en España, en EE UU tiene la ventaja de que no está dominado por los poderes políticos y financieros. Un botón de muestra: The Washington Post, emblemático por haberse cargado al republicano Nixon como presidente, es propiedad del CEO de Amazon.

Lo más parecido que hay a la socialdemocracia en EE UU es el Partido Demócrata, víctima de la crisis que sufren partidos por el Laborista en Reino Unido, el Socialista en Francia, el SPD en Alemania o el PSOE en España. La socialdemocracia tiene problemas por la carencia de ideas y de líderes, cualquiera sabe en qué orden. Pero también debido a la debilidad de los sindicatos, que fueron tradicionales aliados de los socialistas y que ahora se diluyen en medio de transformaciones posindustriales.

PROTAGONISTAS
Donald Trump, presidente de EE UU
Su política surte efecto en el sector privado. Varias multinacionales han comenzado a replantearse su estrategia ante el proteccionismo estadounidense, al tiempo que valoran las consecuencias de un aumento de aranceles entre México y EE UU.
Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal
Hay economistas que temen que la política fiscal de Trump aumente la inflación en EE UU, casi con pleno empleo. Un crecimiento así podría llevar a la Reserva Federal a elevar las tasas de interés más rápido de lo previsto, así como a una apreciación del dólar.
Enrique Peña Nieto, presidente de México
Amenazado por Donald Trump en varios frentes –el muro, los aranceles, etcétera– busca una salida diplomática. Conversó por teléfono con Trump para aplacar la tensión bilateral y ahora confía en no discutir públicamente sobre el muro fronterizo y su pago.
Carlos Slim, multimillonario mexicano
Piensa que los mexicanos serán más fuertes si están unidos y que en sus negociaciones con Trump la razón está más de su lado que de “los otros”. Sugiere mantener una posición de fuerza. “Sin enojarnos, pero sin entregarnos”, advierte la cuarta fortuna del mundo.

 

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