A debate: la educación concertada versus la educación pública en España

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Mientras la pública caía en el autoengaño, la concertada, con fondos públicos, entrevistaba a padres y madres a puerta cerrada, para matricular a alumnos que no iban a dar problemas.

A debate: la educación concertada versus la educación pública en España

La Educación Concertada tiene razón; los padres no son libres para elegir la educación de sus hijos porque, desde sus colegios, se selecciona a los mejores alumnos y se expulsa a los problemáticos. Los niños con problemas de aprendizaje o indisciplinados son excluidos de la mayor parte de la Concertación. No se puede ser más hipócrita desde algunos sectores de la derecha.

Tengo cuarenta años y empecé a trabajar en la Pública a los veintiséis, y he visto de todo.

Para ganar el voto de centro y para ahorrar en la construcción de nuevos colegios, el Partido Socialista optó por la Concertación. El gran problema surgió cuando el PSOE introdujo la LOGSE y en las familias proliferó una cultura que devaluaba el rigor de un seguimiento educativo en casa. La obligatoriedad hasta los dieciséis años de una educación puramente teórica, de un sistema basado en la permisividad y en una eliminación paulatina de la autoridad social del profesor, a la que contribuyeron medios de comunicación, nuevos decretos educativos y una frivolización del esfuerzo por muchos padres, destrozó el valor de la Educación Pública.

La Concertada no se tragó la mentira de la LOGSE. Frente a interculturalidad, motivación e integración que promovía esta ley, la Concertada y la Privada lo tuvieron claro. La calidad se llama orden y disciplina. El alumno que no cumplía las expectativas de éxito académico o planteaba problemas de conducta dentro del aula era expulsado y asumido por la Pública, a lo que debemos añadir en estos últimos años una inmigración masiva de adolescentes que no conocían el idioma y que eran atendidos en las aulas de la Pública siempre. Sin recursos, sin formación metodológica de calidad y con los recortes, el Sistema de la Pública se ha hundido en España, salvo excepciones.

Mientras el socialismo se ponía medallas al introducir Educación para la Ciudadanía, al hablar de miembros y miembras, de diputados y diputadas, y al invertir en una boutade llamada "Alianza de civilizaciones", el Partido Popular extendió un tejido de colegios concertados y universidades privadas con el beneplácito de un PSOE que miraba para otro lado.

Los profesores de la Pública cayeron además en el peor de los males: el autoengaño.

Los profesores de la Pública pensaban que hacían lo correcto, que educar a alumnos mal encarados, trabajar sin preparación con niños que tenían problemas de aprendizaje y socializar frente a transmitir conocimientos era lo correcto, era labor única y exclusiva de los centros públicos. Ahí están los resultados. Un desastre. Da igual el informe que cojas. Aunque la Concertada y la Privada no están para tirar cohetes.

Mientras la Pública caía en el autoengaño, la Concertación, con fondos públicos, entrevistaba a padres y madres a puerta cerrada, y aceptaba perfiles de estudiantes que no iban a dar problemas, porque los estudiantes remisos e insubordinados eran expulsados sibilinamente y matriculados en la Pública.

Aún se pregunta el PSOE de dónde viene la debacle de sus votos. La Educación. La Educación es la base de todas las oportunidades. Y nunca hubo acción social sobre una regulación educativa, sino el mantenimiento de un sistema mediocre que sobrevive aún por el voluntarismo de muchos funcionarios. El sistema educativo que defendió ha creado un electorado que cree que, en la distinción social y educativa, reside el éxito profesional.

La diferenciación entre Concertada y Pública ha logrado la mayor de las desigualdades dentro de una sociedad destinada ya al clasismo y a los minijobs. En Inglaterra está siendo sangrante para los más desfavorecidos. Qué gran triunfo del socialismo, qué gran triunfo de los preceptos socializadores de estas leyes educativas tan igualitarias. Ya lo estamos viendo. Orden y disciplina. Nada más sencillo. Mientras los hijos de la Pública se entregaban a las leyes del constructivismo, yo veía a los niños de la Concertada salir de sus clases con sus fichas de hiatos y de lectura. Mientras los hijos de la Pública debían aprender obligatoriamente valenciano o euskera, los hijos de los políticos, de los Pujol, estudiaban en colegios extranjeros donde se impartía alemán y francés en grupos pequeños.

Lo peor es que nada de lo que aquí se cuenta es el pasado. Es el presente.

La Concertada acató la LOGSE y la LOMCE, pero nunca su base ideológica. Tengo la suerte de trabajar en un centro público, donde se respeta al alumno que estudia y enormemente a sus docentes. Pero mi instituto es una excepción al igual que es una excepción la existencia de algunos centros concertados que, en barrios marginales, realizan una importante función educativa. No lo voy a negar.

Tiene razón la Concertada cuando denuncia que no se respeta la libre elección de centro. Exacto. Ellos son los primeros en no respetarla. Porque, si su hijo da problemas, una vez matriculado en uno de estos colegios, no lo aguantarán durante mucho tiempo y, si lo hacen, le costará mucho dinero, mucho.

Como docente de la Pública, el PSOE me engañó y el PP me ha pasado por encima. Me encanta hacer amigos.

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