Daesh, la gran amenaza mundial que se escuda en la religión

Un grupo de mercenarios del Daesh. Google
Un grupo de mercenarios del Daesh. / Google

El islam es una religión que distancia mucho de los valores democráticos de Occidente. Para los creyentes de esa fe, todos las personas que no comulguen con esa doctrina son infieles.

Daesh, la gran amenaza mundial que se escuda en la religión

El Daesh o mal llamado Estado Islámico es una organización terrorista islámica que representa la mayor amenaza para la democracia y la libertad, en el presente siglo. ¿Por qué debemos llamarlos Daesh en lugar de “Estado Islámico”?

El Daesh es un término muy peyorativo en el mundo árabe e islámico. Si del árabe lo traducimos al castellano significa “el que siembra discordia”

Además, es de conocimiento mundial, que este grupo terrorista ha prohibido mencionar el término Daesh porque les genera una gran irritación. Al denominarlos Estado Islámico les estamos dando un mayor grado de legitimidad porque lo reconoceríamos como un Estado, con un particular credo confesional. Obviamente, no es un Estado porque es una organización terrorista que ha perpetrado atentados en diferentes capitales europeas. Bañando de sangre, ciudades históricas que representan al mundo democrático. 

El Islam es totalmente incompatible con los valores democráticos y liberales practicados en el Occidente y está en contraposición con la religión del hombre es hecho a la imagen y semejanza de Dios. Esa religión es el Cristianismo

Hace tres años, escribí un artículo sobre la Batalla de Poitiers donde mencionó el gran peligro que nos representa el Daesh. En dicho artículo menciono el año 732, cuando el francés Carlos Martel, detuvo el avance del Islam. Hoy no sólo necesitamos un nuevo Carlos Martel sino cientos de él que detengan el odio y la violencia perpetrada por los terroristas del Daesh.

Para el islam, existe un precepto denominado Yihad o Guerra Santa, por el cual, es un deber emprender la guerra contra todos los infieles y ¿quiénes son los infieles?

Nosotros, los católicos, los ortodoxos, los luteranos, los anglicanos, los demás credos cristianos, los budistas, los confucionistas, los judíos, los zoroastrianos y demás personas que no creemos en Alá, por supuesto, también están incluidos los ateos y agnósticos. Es decir, para el Islam, o nos convertimos a su religión –aunque sea por la fuerza- o morimos. 

Mujeres al servicio de Daesh. Twitter

El grupo terrorista también utiliza a las mujeres. / Twitter

 

Algunas señales de que el islam emprendió guerras santas

La conquista musulmana de Persia que fue realizada por el Califato Ortodoxo durante los años 637 al 651. Antes de la conquista musulmana, Persia era el Imperio de los Sasánidas. La religión mayoritaria era el Zoroastrismo, pero también convivían pacíficamente los cristianos y judíos. Hasta que llegó el Islam y convirtió a la fuerza, a millones de personas. Hoy el Zoroastrismo es una religión en vía de extinción,  con un poco más de dos millones de creyentes, alrededor del mundo.

Las conquistas musulmanas de Siria y de Egipto que también fue realizada por el Califato Ortodoxo. Siria y Egipto eran provincias del Imperio Bizantino donde la mayoría eran cristianos y cohabitaban pacíficamente con los judíos. Hasta que llegó el Islam y mató la cohabitación religiosa. La conquista de la Siria bizantina terminó en el año 638 mientras la conquista de Egipto bizantina terminó en la Batalla de Nikiou, en el año 641. 

La conquista musulmana del Exarcado de África. Dicho Exarcado, era una provincia del Imperio Bizantino, en el noroccidente de África. Dicha conquista terminó, tras la toma de Cartago, durante el año 698. La conquista musulmana del reino Visigodo. La segunda dinastía del Califato, los Omeyas realizaron la conquista, de la hoy Península Ibérica. La Batalla del Guadalete (probablemente ocurrida el 19 de julio del 711) donde falleció el último rey visigodo, Don Rodrigo. Representó el inicio de la conquista musulmana que terminó en el año 726.

La pretendida invasión musulmana del reino Galo fue detenida tras el triunfo de Carlos Martel, en la histórica batalla de Poitiers, en el año 732. Esta victoria gala representó un frenazo a las invasiones musulmanas en la Europa Occidental.  

El surgimiento del imperio Turco Otomano

El surgimiento y expansión del Imperio Turco Otomano: Desde el año 1299, que surgió el sultanato de Otmán, los turcos emprendieron sendas conquistas en Asia, África y Europa. La gran primera victoria fue la conquista de Constantinopla, último reducto  del Imperio Bizantino, acaecida el 29 de mayo de 1453; sin duda, fue un día sombrío para la Cristiandad. Otra conquista de suma importancia fue la toma de La Meca (ciudad sagrada del Islam) que le permitió al Sultán Selim I usar el título Califa que significa ser el sucesor de Mahoma (profeta fundador del Islam). 

El Imperio Otomano y el Islam fueron detenidos tras el triunfo de la Liga Santa en el célebre Combate de Lepanto, ocurrida el 7 de octubre de 1571. El Imperio Otomano desde el año 1922 ya no existe, pero la Europa del siglo XXI tiene que soportar la oleada de refugiados de Siria y demás países musulmanes. Estos refugiados son los nuevos agentes de la expansión del Islam en el Viejo Continente. Estas seis conquistas de Estados adscritos al Islam demuestran que el Yihad es una constante histórica.

El islam y Europa

Tengamos en cuenta lo siguiente: En las elecciones parlamentarias en Holanda, del presente año, el partido islámico DENK obtuvo tres diputados. Verán con los años, el crecimiento exponencial de escaños de los islámicos DENK. 

El gran sueño del Islam es la conquista de Europa. La tal llamada multiculturalidad -tal vez- sea la sepulturera del Viejo Continente. Espero que no lo sea. El islam significa sumisión y está en contraposición con la religión del hombre es hecho a la imagen y semejanza de Dios. Esa religión es el Cristianismo. 

El Islam es totalmente incompatible con los valores democráticos y liberales practicados en el Occidente. La multiculturalidad representa una ignorancia supina porque el islam jamás ha creído en la democracia ni en la libertad.

Ya estamos advertidos, en el Nuevo Continente. 

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